Planes para disfrutar de Russell, en Nueva Zelanda

Russell está rodeada de un entorno natural maravilloso. Pero además, destaca por ser un lugar ideal para conocer más de cerca la cultura maorí.
Planes para disfrutar de Russell, en Nueva Zelanda
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 16 abril, 2019

En el extremo septentrional de la Isla Norte de Nueva Zelanda se encuentra  la región de Bay of Islands. En una de sus múltiples bahías, podemos visitar lo que fue el primer asentamiento europeo permanente de la isla, Russell o Kororareka , que en la lengua maorí significa “qué dulce es el pingüino”.

¿Cuáles son las maravillas que esconde esta pequeña localidad portuaria? Nos trasladamos a las antípodas para descubrir la historia de esta preciosa aldea a través de sus edificios más emblemáticos. Pero antes de adentrarnos en el recorrido, veamos un poco cuál es historia de este lugar.

De Hell Hole of the Pacific a una tranquila villa portuaria

Vista de Russell
Russell

Antes de la llegada de los europeos, las islas de Nueva Zelanda estaban habitadas por los maoríes. Este pueblo llegó a la zona hace aproximadamente unos 800 años, migrando desde el Pacífico oriental.

Gracias a sus condiciones climáticas favorables y a la gran abundancia de alimento procedente de sus aguas y bosques, la región de Bay of Islands era una de las regiones con más densidad de población nativa. James Cook, explorador británico de finales del siglo XVIII, dijo al respecto:

La gente era mucho más numerosa que en cualquier otro lugar en el que hemos estado. […] El lugar del país parece verde y agradable […] el suelo bastante rico y apropiado para el cultivo.

Las declaraciones del capitán Cook sobre Kororareka y su puerto natural favorecieron que cada vez fueran llegando más navíos europeos y estadounidenses. Eran sobre todo balleneros, que paraban en busca de provisiones y para reparar sus navíos.

Los maoríes lo aprovecharon para establecer relaciones comerciales con los navegantes. Así, proporcionaban víveres y agua potable a cambio de productos europeos y armas. En estos enclaves portuarios la ley no existía y se generaban situaciones violentas, de ahí que se lo conociera como Hell Hole of the Pacific.

Russell en la colonia británica

El establecimiento de la capital en Auckland, las guerras entre maoríes y colonos en la región del norte y la destrucción de una parte Russell en 1845 fueron factores que hicieron que los europeos se mantuvieran alejados. El comercio se extinguió y la ciudad languideció.

No fue hasta la década de 1920 cuando Russell “revivió”. Lo hizo al ser descubierto como un lugar idóneo para el reposo y para practicar la pesca deportiva, actividad que todavía hoy es uno de los atractivos de la villa.

Visitando el Russell del siglo XIX

El Russell que hoy se puede ver conserva parte del trazado urbano del año 1843 y mantiene la mayoría de los nombres de las calles originales. Caminando por esas calles podemos encontrar algunos de los edificios más antiguos de Nueva Zelanda.

Christ Church o iglesia de Cristo

Christ Church en Russell
Christ Church

Es la iglesia más antigua de Nueva Zelanda. Data de los años 1835-36 y es un testimonio de las guerras que azotaron la zona. En algunos de los viejos tableros de la construcción todavía se observan los agujeros de las bolas de los mosquetes.

El edificio de la antigua aduana

Este edificio, que hoy es el departamento de la policía, se diseñó a finales de la década de 1860. Lo hizo el arquitecto W.H Clayton, uno de los primeros arquitectos coloniales de Nueva Zelanda.

Desde el año 1870 hasta 1890 fue el edificio de la aduana. Posteriormente, tras el declive comercial de la localidad, esta no era necesaria y el edificio quedó a cargo del departamento de policía.

Misión Pompallier

Misión Pompalier en Russell
Misión Pompallier – Teresa Gibbison / Flickr.com

En el año 1839, en pleno proceso de expansión de la actividad misional, el obispo Pompallier, junto con un grupo de hermanos maristas, establecieron una misión católica en Russell. El edificio se levantó en 1841. Tanto el edificio como la imprenta que desarrollaron se conservan y se pueden visitar.

Museo Russell

Para empaparse de la historia de esta pequeña villa hay que visitar este museo. Russell es uno de lugares de encuentro más antiguos entre la cultura maorí y la europea. Por ello, este pequeño museo comunitario es el espacio idóneo para promover la cultura mestiza de Nueva Zelanda.

Paseando por Kororareka

Vista de Long Bay
Long Bay – Robin Capper / Flickr.com

Otra actividad que se puede hacer en Russell es pasear por su magnífico entorno natural. Existen varias rutas que permiten disfrutar de sus encantos, por ejemplo, de Flagstaff Hill o de las maravillosas bahías de los alrededores.

Se puede contratar un servicio de guía. Pero también hay empresas que dan la posibilidad de, por un módico precio, descargar en el móvil distintos recorridos para realizarlos a nuestro ritmo. No solo son mapas, también relatos de la historia local y nacional narrados por miembros de comunidades maoríes.

Russell no sólo ofrece la posibilidad de empaparse de la historia local o de hacer actividad física al aire libre. Es un lugar ideal para relajarse y disfrutar de maravillosas playas de aguas tranquilas protegidas por las numerosas bahías de esta zona.