La península de Dingle en Irlanda, belleza sublime
También se la conoce como Corkaguiney y está ubicada en el Condado de Kerry. La península de Dingle es el punto más al oeste de Irlanda y la ciudad más importante de la región es la que le da el nombre, Dingle. ¿Nos acompañas a descubrir este hermoso destino, ideal para unas vacaciones en contacto con la naturaleza y los más bonitos paisajes?
La península de Dingle: el lugar más bello de la tierra
No es una frase publicitaria ni de la secretaría de turismo de Dingle. Así fue como la denominó nada menos que el National Geographic. La península de Dingle está surcada por la cordillera Slieve Mish, conocida como “la montaña de los fantasmas”, y por las islas Blasket, en la actualidad deshabitadas. Como recibe la corriente del Golfo, su flora y su fauna son inusuales para estas latitudes.
Entre paisajes verdes, asombrosos acantilados y colinas rocosas, es muy importante para la historia del país, ya que es donde más se usó el idioma gaélico. Aquí ya hubo asentamientos en la Edad de Hierro. Algunos de los vestigios prehistóricos y bajomedievales son el Fuerte Dunberg, el Oratorio Gallarus y las ruinas del monasterio de Riasc, entre otros.
“La primera condición del paisaje es su capacidad de decir casi todo sin una sola palabra.”
-Konrad Lorenz-
De paseo por la península de Dingle
Sufrió el paso de los vikingos y se hizo famosa porque aquí se rodó una película llamada La hija de Ryan (años 70). Dingle es un pueblo con mucho encanto, lleno de tiendas y joyerías, pubs donde degustar una típica cerveza y restaurantes acogedores e íntimos.
Saliendo de Dingle hacia el oeste te encontrarás con un litoral asombroso. Luego toma la carretera hasta otro pueblo, Ballyferriter, no sin antes pasar por la playa de Beal Ban (conocida sólo por los lugareños). Tras haberte llenado de vistas al océano Atlántico continúa por la costa para llegar a los acantilados de Clogher… donde incluso en un día nublado disfrutarás de las panorámicas entre prados verdes como las esmeraldas y el oleaje y la espuma del mar.
A lo lejos podrás divisar las islas Blasket e imaginarte cómo la armada española atravesó el estrecho hace 4 siglos o quizás a los pescadores en sus barcas tradicionales (llamadas naomhogs) en busca de caballa. Si tienes tiempo, te recomendamos que tomes un ferry hasta Great Blasket, con sus playas que nada tienen que envidiarle a las tropicales. La isla fue abandonada en 1953 pero sigue manteniendo su encanto.
Este lugar no es solo conocido por sus paisajes, también es famoso por sus personajes. Por ejemplo, Tom Crean, famoso explorador, nació aquí. Participó en grandes expediciones a la Antártida, se convirtió así en una celebridad y pasó a ser un “hijo pródigo” de Dingle.
El Circuito Circular
Lo bueno es que la península no es tan visitada como el Anillo de Kerry y podemos andar a nuestras anchas sin toparnos que turistas. Quedarse en un acantilado sin oír coches ni ningún otro ruido es un bálsamo para nuestros oídos.
Los pocos visitantes que llegan aquí hacen lo que se conoce como “Circuito Circular”. Comienza en el Fuerte Dunberg, al borde de un acantilado y que fue construido en la Edad de Hierro. Sube por un camino empinado hasta una zona de cabañas que representan cómo era la vida en los tiempos de la Gran Hambruna (siglo XIX), una tragedia que trajo como consecuencia millones de muertos y miles de irlandeses viajando hacia Estados Unidos.
Tras ello, sigue por el cabo Clogher a través de una carretera serpenteante entre el mar y la ladera de roca. En la playa del mismo nombre encontrarás surfistas locales disfrutando las grandes olas. Luego continua a Ballyferriter, allí se puede disfrutar la gastronomía local, como el salmón ahumado, y descansar un poco. No dejes de visitar su iglesia con una cruz estilo celta en la puerta y en frente un museo.
Recuéstate donde quieras para admirar el paisaje de la península de Dingle… entenderás por qué el National Geographic no estaba para nada equivocado cuando aseguró que este era el lugar más bello de la tierra.