Paseando por el barrio de Mala Strana en Praga
El barrio de Mala Strana en Praga es un auténtico descubrimiento, ya que se trata de un trozo de ciudad junto al centro que en otro tiempo fue un suburbio, situado entre la orilla occidental del río Moldava y la colina de Hrad. Una zona donde se conservan edificios históricos que se encuentra entre los más elegantes de la capital checa.
Mala Strana, “la parte pequeña”
Esa “parte pequeña” es la traducción del nombre de este barrio. Una pequeña zona donde todo se construyó como zona residencial en el siglo XVI tras un incendio.
Después fue reconstruido tras los combates de la Guerra de los Treinta Años, de manera que parece que el tiempo se ha detenido a caballo entre los siglos XVII y XVIII. Es decir, es un remanso de elegancia y también de cierta tranquilidad en algunas de sus callejas, ya que no es el lugar más transitado de Praga, una urbe siempre plagada de turistas.
El Puente de Carlos
De hecho, uno de los lugares más carismáticos de la ciudad, el célebre Puente de Carlos pertenece a este barrio. Evidentemente, cuando hablando de una zona de Praga tranquila no nos referimos a este lugar y sus inmediaciones, ya que aquí de día o de noche siempre hay gente.
Y no es de extrañar, ya que la belleza de este puente que une ambas orillas del río Moldava es indudable. Un atractivo que se incrementa al saber que este puente se mantiene en pie desde el siglo XIV, si bien sus características esculturas son posteriores, y desde luego son una de las imágenes más típicas de la ciudad.
Las iglesias de Mala Strana
Son varios los templos de interés en el barrio, pero vamos a hablar de tres de sus iglesias más monumentales: la de Sv. Josef, la de Sv. Tomas y la de Sv. Mikulas, esta última situada al final de la calle Mosteka, que comienza en el propio Puente Carlos. De esta manera, al cruzar el río se ve al fondo un campanario y una cúpula, pues ahí está esta iglesia.
Y en cuanto a las de San José y la de Santo Tomás, ambas son excepcionales ejemplos de la arquitectura barroca checa. No obstante, recomendamos hacer una parada entre ambas, en la histórica cervecería U Tomase (pivnice es cervecería en checo). Allí, en los sótanos se elabora una cerveza negra exquisita que también tiene que ver con la religión, ya fue una fundación de los monjes agustinos en el siglo XIV.
La calle Nerudova
Esta es una de las arterias del barrio y una de sus vías más hermosas y monumentales de la ciudad y de todo el país. En ella se van sucediendo los edificios cargados de arte, historia y leyendas. Algunos verdaderos palacios de aires aristocráticos, como los palacios de Morzín o de Thun Hohestein, y otros muchos más modestos pero también muy atractivos.
Por ejemplo, la casa de los Tres Pequeños Violines, construida en el siglo XVIII y donde se puede saborear el sorprendente vino tinto de Moravia. O si uno se encuentra mal, puede entrar a la farmacia del León de Oro, donde se guarda una increíble decoración decimonónica.
“El antiguo esplendor y la belleza de Praga, una ciudad incomparable, dejó una impresión imborrable en mi imaginación.”
-Richard Wagner-
Dos museos en Mala Strana
Vamos a acabar recomendando dos museos del barrio. Uno de ellos Museo Pedagógico, dedicado a Comenius, un importante reformador de la educación en Centroeuropa. Y el otro lleva el nombre del escritor checo más universal: Franz Kafka. El mejor lugar para conocer la vida y obra de este literato que una de dos, se venera o se odia.