El Partenón: un templo consagrado a la protectora de Atenas

En este artículo podrás conocer El Partenón, un magnífico Patrimonio de la Humanidad. Te contamos sobre su particular historia y dedicación a Atenea, la protectora de Atenas.
El Partenón: un templo consagrado a la protectora de Atenas
Milagros Natividad Yegros

Escrito y verificado por coordinadora turística Milagros Natividad Yegros.

Última actualización: 20 junio, 2023

El Partenón, un templo consagrado a la protectora de Atenas, se encuentra ubicado en la ciudad homónima de Grecia, específicamente en la Acrópolis. Fue construido entre los años 447 y 438 a.C.

Ha sido considerado el monumento más importante y representativo de la Antigua Grecia. Esto se debe a que es una importantísima y bella obra arquitectónica dórica, por lo que su valor para la humanidad es invaluable.

Atenea, la protectora de Atenas

En la mitología griega, Atenea era una diosa guerrera. La historia cuenta que era hija de Zeus, que nació de la cabeza de su padre y en condición de adulta. ¿El motivo? Zeus se habría tragado a su madre, lo que provocó que Atenea naciese de esa manera.

Atenea —una de los 12 dioses griegos—, es la diosa de la guerra, la civilización, la sabiduría, la estrategia en combate, la justicia, la ciencia y la habilidad, por lo que era impecable en estas cualidades. Su hermano, Ares, era todo lo contrario a ella, ya que representaba la violencia y la barbarie.

Esta diosa recibió adoración y culto en toda la Antigua Grecia, desde las colonias griegas de Asia Menor hasta las de la península ibérica y el norte africano. Debido a su gran reconocimiento, fue patrona de muchas ciudades, pero se la conoce principalmente por ser la patrona y protectora de Atenas.

¿Por qué El Partenón se dedicó a la diosa Atenea?

Resulta que, para celebrar y conmemorar la victoria de los griegos contra los persas en Maratón en la región Ática, se decantaron por construir un templo a Atenea sobre la colina sagrada de la Acrópolis.

Frisos del Partenón, un botín de guerra

Diez años más tarde, Grecia se vio atacada por un nuevo ejército persa que, con sed de venganza, atacó principalmente los edificios religiosos de la Acrópolis. De este modo, el nuevo templo —aún en construcción—, fue totalmente destruido.

La Acrópolis quedó en ese estado de destrucción por más de tres décadas, hasta que Pericles —un importante abogado, magistrado, general, político, orador y gobernante ateniense—, propuso su reconstrucción.

El ambicioso proyecto

El nuevo proyecto contemplaba la idea de un nuevo templo dedicado a Atenea, el que se encargaría de custodiar el tesoro de Atenas, conmemorar la gesta de Maratón —o de las dos guerras contra los persas—, y por sobre todo, contener una enorme estatua de oro y marfil de Atenea.

La idea era impresionar a cualquiera que entrase por la naos —iluminada por unas ventanas a los lados de la puerta— con la imagen de la tan memorable diosa.  Su escultura se alzaba sobre un marco escenográfico imponente, lo cual fue una innovación por parte de Fidias, el encargado de crear dicha escultura.

Por su parte, el templo ha sido construido en mármol blanco —obtenido del monte Pentélico— por Ictino y Calícatres, con unas dimensiones aproximadas de 70 metros de largo y 30 de ancho, y contaba con 8 fachadas principales y 17 laterales. En el friso se podían observar divinidades como los dioses Poseidón, Apolo y Ártemis.

El Partenón: sus conflictos

Luego de su reconstrucción ya detallada con anterioridad, durante los siglos siguientes, las crisis y la decadencia política de Atenas fueron despojando las riquezas y monumentos.

El Partenón fue víctima de muchos sucesos a lo largo de su historia.
Frisos del Partenón – Kilmer Media

Fue sometido a dominio romano, víctima de un incendio en el siglo III d.C y fue reutilizada y consagrada como iglesia de la Virgen María por los cristianos. Estos últimos prohibieron la adoración a los dioses ‘paganos’, y la estatua de Atenea desapareció.

A fines del siglo XII, fieles cristianos acudían al templo de Nuestra Señora de Atenas a adorar a María, la madre de Jesús. Esto dio como resultado modificaciones en el templo, sobre todo en su interior.

Por más de dos siglos —entre 1204 y 1456— Atenas estuvo en manos de diferentes invasores de Europa Occidental. Con ello, el templo dejó de ser una iglesia bizantina para convertirse en una catedral católica.

En el año 1456, la ciudad fue ocupada y dominada por los turcos. El sultán Mehmed II convirtió la iglesia Nuestra Señora de Atenas en una magnífica mezquita. El Partenón, junto a otros templos de la Acrópolis, quedaron cerrados al público extranjero durante siglos.

En 1687, fuertes contiendas entre turcos y venecianos fueron ‘la gota que rebalsó el vaso’ y le causaron una catrástofe al Partenón. Los turcos convirtieron el templo en una almacén de pólvora y armas para la protección contra los cristianos, e incluso se refugiaron también mujeres y niños.

Por su parte, los venecianos avanzaron y bombardearon el templo, lo que lo llevó a la ruina. Sin embargo, meses más tarde, abandonaron Atenas y los turcos volvieron a instalar una guarnición allí. Dentro de las ruinas del Partenón construyeron una pequeña mezquita.

Actualidad

Como hemos visto, a lo largo de la historia El Partenón ha sido protagonista y a su vez víctima de numerosos sucesos. Este perdió gran parte de sus columnas y techo, así como su decoración y esculturas. No quedan más que ruinas, pero atrae al visitante de una manera increíble.

Vista aérea del Partenón, en Grecia.

Varios se aprovecharon de la situación para llevarse algo, como Lord Elgin, quien entre 1801 y 1811 mandó a sus agentes a despojar el templo de valiosos restos y piezas. Hoy en día, los podemos apreciar en el Museo Británico.

La independencia de Grecia en 1831 trajo consigo el cuidado de la Acrópolis, tratando de recobrar lo mayor posible y eliminando lo que no era antiguo. En el siglo XX, se recompuso la silueta del Partenón y se hicieron otras mejoras, lo que desencadenó en la creación del Nuevo Museo de la Acrópolis, inaugurado en 2009.

Patrimonio de la Humanidad

Se declaró Patrimonio de la Humanidad a la Acrópolis de Atenas bajo los criterios I, II, III, IV y VI. Contiene varios templos como el ya mencionado Partenón, el Erecteión, los Propíleos o el templo de Atenea Niké.

Debido a que representan un símbolo universal de la civilización, su valor es único para la humanidad, por lo que la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 1987.

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