El Parque Nacional de Los Tres Ojos, un rincón mágico

El Parque Nacional de Los Tres Ojos, un rincón mágico
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 18 junio, 2016

En República Dominicana se pueden encontrar tremendas sorpresas, más allá de sus increíbles playas que atraen a turistas durante todo el año. Uno de esos grandes descubrimientos es este espacio protegido del Parque Nacional de los Tres Ojos, una gran cavidad natural en cuyo interior se encuentran unos hermosísimos lagos de agua dulce.

Cómo llegar al Parque Nacional de los Tres Ojos

Una de las grandes ventajas de Los Tres Ojos es su ubicación extraordinariamente cercana a la capital del país, Santo Domingo. De hecho, hasta allí llegan infinidad de visitas guiadas, pero también se puede llegar por libre, de modo tan sencillo como tomar un taxi en la ciudad y pedirle que nos lleve allí.

Los Tres Ojos en República Dominicana
Los Tres Ojos – Eaulive / Flickr.com

Unos pocos pesos y un cuarto de hora y ya hemos llegado a una joya natural en la que podemos emplear unas horas de visita. Eso sí, por motivos de luz, tal vez lo ideal sea llegar pronto por la mañana, o bien en las últimas horas de la tarde.

Un descubrimiento casual

Fue en el año 1916, cuando se redescubrió este lugar, ya que hacía siglos que había habido un desprendimiento de tierras y había quedado la caverna oculta. De manera que cuando se volvió a descubrir, la sorpresa fue mayúscula al ver una gran gruta que albergaba tres grandes lagos de agua dulce (los llamados tres ojos). Hay un cuarto lago que queda al aire libre, pero que solo es visible al atravesar los anteriores. Un lago que recuerda a los cenotes de la península del Yucatán.

El Lago de Azufre

El recorrido por el interior nos hace descender y nos lleva a un primer lago, que durante un tiempo se pensó que tenía azufre en su agua, dado su tono azul. Sin embargo, no es eso, sino carbonato cálcico propio de la actividad kárstica que dio origen a la cueva.

Los Tres Ojos en República Dominicana
Los Tres Ojos – David Kirsch / Flickr.com

Este lago tiene unos tres metros de profundidad y, como en los otros tres que veremos a continuación, está completamente prohibido el baño, pese a que invite a ello el bochornoso clima que puede hacer en estas latitudes del Caribe. Sin embargo, no es posible bañarse aquí, así que se continúa el descenso hasta el siguiente lago, donde se nota una atmósfera mucho más fresca.

La Nevera

Los Tres Ojos en República Dominicana
Los Tres Ojos – BorisVetshev

De hecho, el segundo lago se llama La Nevera por la temperatura tan fría de sus aguas, ya que aquí jamás llegan los rayos del sol. Es el lago más profundo, superando los 5 metros de profundidad, y también tiene una superficie considerable, sobre la cual navega una barca que lleva a los turistas hasta el lago exterior o de Los Zaramagullones.

“La naturaleza siempre lleva los colores del espíritu”

-Ralph Waldo Emerson-

El Lago de las Damas

Los TresOjos en República Dominicana
Los Tres Ojos – BorisVetshev

No obstante, antes de salir vamos a nombrar el lago de las Damas, el más escondido de ellos, y por tanto el más discreto, por eso hace tiempo era el preferido para que se refrescaran las mujeres. Eso sí, antes de que todo el lugar se protegiera con la figura de parque nacional en los años 70 del pasado siglo XX.

Los Zaramagullones

Los Tres Ojos en República Dominicana
Los Tres Ojos – Nicolás Lope de Barrios / Flickr.com

Ya hemos dicho que los Zaramagullones es el lago exterior del parque y por eso no se le incluye dentro de los Tres Ojos. Sin embargo, es el mayor de todos, al tener un diámetro que supera los 220 metros, y su profundidad alcanza los 6 metros. Así, en esas aguas verdosas viven unos patos llamados zaramagullones, que le dan el nombre obviamente.

El lago es precioso y más aún por el esplendor de vegetación tropical que lo rodea íntegramente y que sirve de refugio a diversas especies flora y fauna. Y la mejor forma de apreciar esa riqueza natural es hacer un paseo exterior que durante unos minutos va entre árboles de caoba, gigantescos helechos, palmas o acacias para, por fin, abrirse ante un fantástico mirador sobre Los Zaramagullones.