El castillo del Rey Loco en Baviera, visitamos Neuschwanstein
El castillo del Rey Loco es una de las edificaciones más espectaculares que podrás conocer. Es el castillo de Neuschwanstein, levantado en un hermoso rincón de Baviera. Si en algún momento viste el clásico animado de Disney La bella durmiente, quizá lo reconocerás, puesto que se dice que sirvió de modelo para la fortaleza de famosa película.
La historia detrás del castillo del Rey Loco
El castillo del Rey Loco se construyó en la segunda mitad del siglo XIX. Hablamos de una época en la que este tipo de fortalezas ya no eran necesarias desde el punto de vista estratégico y militar. ¿Entonces cuál fue la razón para erigir este imponente castillo? La razón fue meramente sentimental.
El rey Luis II de Baviera ordenó la construcción de este castillo con la finalidad de rendir un homenaje a la grandiosa edificación en la que pasó buena parte de su infancia. Este castillo nació de la imaginación romántica del rey.
“Todos nacemos locos. Algunos continúan así siempre.”
-Samuel Beckett-
Los orígenes del castillo
La historia previa de esta construcción se remonta a la Edad Media. En aquel entonces, en el desfiladero de Pöllat había dos pequeños castillos. Uno de ellos era una torre fortificada con recámaras y el otro era un palacete románico.
En el siglo XIX ambos castillos se encontraban en ruinas. Pero el joven Luis II de Baviera pasó buena parte de su niñez y juventud muy cerca, en otro castillo que su padre, Maximiliano II, había rehabilitado. El entonces joven príncipe visitó las ruinas en incontables ocasiones y se fue fraguando poco a poco la idea de levantar un nuevo castillo.
La construcción
De esta manera, cuando Luis II de Baviera sube al trono en 1864, su primer gran proyecto de construcción es el castillo de Neuschwanstein. Los trabajos se iniciaron en 1869, pero la falta de fondos hizo que el proyecto se paralizara en varias ocasiones.
A ello había que unir los caprichos y los cambios introducidos en el proyecto por el monarca. Pero Luis II nunca llegó a verlo terminado, ya que moría en extrañas circunstancias en 1886. En aquel momento apenas había pasado en sus dependencias 172 días y es que, eso sí, vivió en él durante las obras.
Solo unas semanas después de la muerte del rey se decidió abrir al público Neuschwanstein. Gracias a ello se pagaron las deudas del monarca y se pudo acabar la construcción, que hoy es uno de los monumentos de Alemania más visitados.
Cómo es el castillo del Rey Loco
El estilo del espectacular castillo de Neuschwanstein es completamente ecléctico. La construcción combina varios estilos tanto arquitectónicos como decorativos. La razón era la fantasía del rey, que a lo largo de los trabajos iba cambiando constantemente de opinión con respecto a los detalles arquitectónicos.
Pero aunque a la vista resulte espectacular, el diseño del castillo no es para nada funcional. Al contrario, parece perseguir un objetivo meramente estético, de hecho, el interior parece una puesta en escena teatral. Así, se pueden encontrar referencias a personajes reales o fictíceos, como Fernando el Católico o Tristán e Isolda.
De su exterior destaca su magnífica ubicación, dominando un desfiladero en los Alpes Bávaros, y su sucesión de torres, almenas y elementos ornamentales. En el interior hay 200 habitaciones entre las que destacan estancias como la Sala del Trono, la Sala de los Cantores o el dormitorio del rey.
Curiosidades del castillo del Rey Loco
Una de las características más curiosas del castillo del Rey Loco es que, a pesar de pretender ser un prototipo de castillo medieval, contaba con todos los avances de su época. No solo disponía de red eléctrica, también de agua corriente caliente y fría y de un primitivo sistema de telefonía con un alcance de seis metros.
Y, por otra parte, la cocina del castillo también fue construida con mucho esmero, puesto que la misma se hizo bajo los preceptos elaborados por Leonardo da Vinci para aprovechar al máximo el calor.
Como ves, Neuschwanstein, el castillo del Rey Loco, es una construcción tan singular como hermosa, un sueño que, sin embargo, su promotor no vio terminado. Tú sí puedes hacerlo. ¿Te lo vas a perder?