La Muralla de Adriano en Inglaterra, una construcción magnífica
El emperador romano Adriano decidió que debía resguardar los terrenos conquistados del norte. Así es como llegó a la conclusión de que lo mejor sería construir una gran muralla. Las temidas tribus de los pictos y los escotos quedaron totalmente separadas, al otro lado del muro. La Muralla de Adriano es una construcción muy importante, quizá la mayor entre todas las alzadas por los romanos en Gran Bretaña. Hemos diseñado una ruta para poder disfrutar esta antigua frontera.
La Muralla de Adriano, frontera del Imperio
Debido a su situación geográfica, esta muralla es conocida como la última frontera del Imperio romano. Se creó para proteger el área más septentrional de sus conquistas. Hablamos de Britania. Estos conquistadores llegaron tan lejos que esta línea fronteriza se halla aproximadamente entre Nothhumberland y Cumbria.
Su estructura es tan regia que gran parte de la misma aún continúa en pie. Si tenemos en cuenta que se construyó hace unos 2.000 años, la idea es verdaderamente sorprendente.
Las zonas del baluarte que ya no existen no han caído a causa del paso del tiempo. Tampoco lo han hecho a causa de la intemperie. Una vez que la autoridad latina cayó, sus piedras comenzaron a utilizarse en construcciones posteriores. Los vecinos de las inmediaciones las tomaban para edificar nuevos inmuebles. La tradición de robar las piedras permaneció viva a lo largo de muchos siglos. Por suerte, a día de hoy, el fortín está considerado Patrimonio Histórico y defendido como tal.
La construcción de la Muralla de Adriano
Es la frontera mejor conservada de todas las que fueron alzadas a lo largo y ancho del mundo por los romanos. Hoy en día solo los pastores pasan a través de esta muralla donde antes se erigían pasos fronterizos. Era imposible atravesar esta zona sin ser visto por los soldados conquistadores.
La muralla estaba construida con sillares de piedra, un grosor que alcanzaba los 3 metros y una altura máxima de 4 metros. Poseía 14 pequeñas fortalezas, todas ellas habitadas por el ejército. A esto se sumaban 80 alcázares aún más diminutos colocados cada kilómetro y medio. Gracias a todos ellos cualquier área de los alrededores quedaba completamente vigilada. En cada uno de estos puestos podían habitar hasta 1.000 soldados.
Se cree que la muralla de Adriano estaba defendida diariamente por más de 10.000 personas. El cálculo se hace sumando los miembros de infantería más la caballería defensiva. La estabilidad política y económica era de gran importancia para que el Imperio se mantuviese. La gran potencia obligó de esta manera a la población a permanecer bajo su total control y vigilancia.
“He luchado lo mejor posible para gobernar mi mundo como un bello navío, para fortalecer el sentido de lo divino en el hombre, sin sacrificar lo humano”
– Adriano –
Curiosidades sobre la Muralla de Adriano
Resulta llamativo que esta gran mole de piedra plagada de aptos soldados sucumbiera. Las avanzadillas lideradas por los pictos consiguieron acceder al lado interior del muro en varias ocasiones. La construcción de las enormes paredes comenzó en el año 112. Pero no fue hasta 85 años después que los bárbaros consiguieron traspasarlas por primera vez. Volvieron a conseguirlo en el 296 y en el 367.
Con el repliegue de las tropas romanas en el 383, la fortaleza quedó abandonada a su suerte. Los soldados dejaron atrás aquella Britania que, durante algunos siglos, se convirtió en una provincia romana. En la actualidad, el único invasor que ataca este bastión es la naturaleza, ya que esta se alza verde y hermosa hasta el infinito recuperando lo que siempre ha sido suyo.
Vercovicum, un fuerte protector
En las zonas vecinas se ubica uno de los fuertes mejor conservados de la zona e incluso del planeta. Estamos hablando del Vercovicium, también conocido como el fuerte romano de Houseseteads. Es este espacio un orgullo para los británicos que se vanaglorian de su buen estado.
El fuerte se creó como espacio auxiliar de la Muralla de Adriano. El destacamento estaba conformado en su mayoría por romanos de origen belga, que defendían las 2 hectáreas que ocupa esta espléndida construcción. A su vez, ayudaban en algunas ocasiones a las patrullas de los muros ante intentos de traspaso o invasión.
En las ruinas visibles hoy puede distinguirse la zona amurallada con total precisión. Otro tanto ocurre con el área correspondiente a lo que hoy denominaríamos cuartel general. Si continuamos avanzando pronto descubriremos los aposentos del alto mando, llamados praetorio. Al fijarnos con detenimiento comprobaremos el complejo mecanismo de calefacción con que contaban.