Las mejores rutas de Sudamérica para ir por tierra
Hay varias rutas de Sudamérica que bien vale la pena recorrer por tierra. Ya sea en automóvil, en autobús e incluso a pie, estas rutas prometen un verdadero deleite. Lo que tienen de especial es la fabulosa colección de paisajes con la que puedes encontrarte a lo largo del trayecto.
Además, recorriendo las rutas de Sudamérica por tierra te integras más en cada cultura local. Esto es muy excitante, si se toma en cuenta que el continente cuenta con una gran diversidad cultural. Vas a encontrar viajeros foráneos en esos recorridos, pero el grueso de quienes viajen está compuesto por lugareños.
Hay otra ventaja que no es nada despreciable. Los costos de los vuelos en Sudamérica están entre los más caros del mundo. Así que viajando por tierra, el presupuesto necesario baja de forma notable. Esa es una ventaja que cualquier viajero agradece.
Sin más preámbulos, veamos cuáles son esas rutas de Sudamérica que vale recorrer por tierra, sin ningún orden en particular.
Ruta del Pantanal, en Brasil
Esta es una de las rutas que parecen hechas especialmente para los amantes de la flora y la fauna. A lo largo de sus 145 kilómetros es posible apreciar cientos de especies de animales y plantas. Desde caimanes y guacamayos hasta osos hormigueros gigantes. Desde plantas silvestres hasta exóticas orquídeas.
La Unesco declaró esta zona como Patrimonio Natural de la Humanidad. El trayecto comienza en Campo Grande y Cuiabá y es un fabuloso recorrido por una diversidad de hábitats.
Chaco paraguayo, una de las mejores rutas de Sudamérica
Este es un trayecto que tiene algo de misterioso, muy apropiado para los aficionados a las bellezas exóticas. La zona es semiárida, pero tiene un encanto muy particular. Mientras se avanza, se descubren lagos y pantanos que se adornan con preciosas aves y una gran variedad de animales silvestres.
En el trayecto hay tres parques nacionales y 24 sitios de interés histórico. Esta ruta comienza en la ciudad de Asunción y llega hasta la frontera con Bolivia. Su longitud es de 835 kilómetros.
De Lima al lago Titicaca, en Perú y Bolivia
Se trata de una de esas rutas de Sudamérica que está perfectamente pavimentada y que ofrece una variedad impresionante durante el recorrido. A lo largo del trayecto es posible apreciar maravillosas vistas hacia el mar, zonas rurales y montañas abrumadoras.
Como gran atractivo, al final aparece el lago Titicaca, el más alto del mundo y uno de los más interesantes. La travesía comienza en la bella capital de Perú, para luego llegar a Arequipa. Luego, la carretera conduce a Puno y de ahí al Titicaca. Toda una experiencia de colores y estampas para el recuerdo.
La Ruta de los Siete Lagos, en Argentina
Además de la famosísima Ruta 40 de Argentina, la Ruta de los Siete Lagos es otro de esos recorridos que ha ganado fama por todas las bellezas que permite apreciar. Tiene tan solo 107 kilómetros y se extiende entre la población de San Martín de los Andes y Villa La Angostura.
Lo curioso es que se llama “de los siete lagos”, pero en realidad son 10 los lagos que se pueden apreciar durante el trayecto. Está considerado como uno de los tramos más bellos de toda la Patagonia argentina.
El Salar de Uyuni, en Bolivia
Muchos lo consideran la más apacible de todas las rutas de Sudamérica. Estrictamente hablando, no es una ruta como tal. Ese océano blanco de sal es más bien un área absolutamente plana, como hecha de nieve impoluta, que hace las delicias de los aficionados a conducir.
Aparte de la impresionante belleza del lugar, atravesarlo en coche o autobús es una experiencia única. Es un suelo que parece virgen y que ofrece unas sensaciones que en ningún otro lugar se producen.
La carretera austral en Chile
Esta es la única ruta que conecta el sur y el norte de Chile. Recorrerla es toda una aventura. Con más de 1000 kilómetros de longitud, se ha convertido en un recorrido emblemático que se caracteriza por sus paisajes australes enigmáticos y la multitud de sorpresas que puedes encontrar en el camino.
Se extiende desde Chiloé hasta Villa O’Higgins. La mejor época para recorrerla es primavera o verano, porque en otoño o invierno la nieve podría dar al traste con el recorrido.