Medinaceli en Soria, un paseo por la historia
Ubicado casi en el corazón España, en la comunidad de Castilla y León, está Medinaceli, un lugar con mucho encanto y todo lo que necesitas para unas vacaciones tranquilas repletas de historia. ¡No dejes de pasar por esta localidad de Soria y disfrutar de los vestigios romanos y medievales que en ella se conservan!
Los orígenes de Medinaceli
Los inicios de esta antigua ciudad se remontan a la época del Imperio Romano y se emplazan al este de un cerro, muy cerca de una salina (que siguió explotándose hasta 1994). En los alrededores se construyó la villa con su puente romano y su fuente de La Canal, donde se extraía el agua producto de la filtración y decantación de los ríos.
Medinaceli fue la frontera entre los musulmanes y los cristianos y sus calles son tan estrechas que en ciertos puntos es posible tocar ambos extremos con solo extender los brazos. Durante siglos esta ciudad ha sido un punto estratégico debido a su ubicación.
En 1129 el rey Alfonso I conquista los territorios y pasa a manos castellanas. A mediados del siglo XIX se independizan las minas de la ciudad y a fines del siglo crece de tal manera que es considerado municipio al incluir varias localidades cercanas (entre ellas Benamira y Torralba del Moral).
Una de las hipótesis sobre el nombre de la ciudad indica que Medinaceli deriva del árabe “Madinat Salim” que quiere decir “Ciudad Segura”.
Tierra de Medinaceli, lugar encantado
Durante tu estancia en esta hermosa localidad no puedes dejar de visitar los siguientes atractivos:
Arco romano
Es el único de triple arquería que aún se conserva en España y, si bien tiene una decoración muy simple siguiendo el estilo Trajano, ha realizado bien su trabajo durante siglos. La conservación es buena, aunque muchos sectores se han desgastado por el paso del tiempo (sin afectar su seguridad).
Además de cumplir con una función decorativa, era el acceso a Medinaceli. En la antigüedad el arco central era para que pasasen los carruajes y los animales y los arcos laterales, para los caminantes.
Palacio Ducal
De estilo renacentista y construido en el siglo XVI para ser la sede de la casa de Medinaceli. Los escudos de la fachada llamarán tu atención.
Si bien su estado se deterioró bastante por años de abandono, se ha remodelado tratando de respetar lo más posible su arquitectura original. Desde 2008 en la planta baja funciona un museo.
Plaza Mayor
Tiene una superficie de 5.000 m² y está situada en el mismo sitio donde hace siglos se encontraba el foro romano. Se ha pavimentado y restaurado por completo.
En el lado oriental está el Palacio Ducal y en el sur la Alhóndiga, que fue creada en el siglo XVI como lugar de transacciones comerciales e incluso una cárcel.
Restos árabes
Unos metros por fuera de las murallas están las ruinas de la antigua nevera árabe que se usaba para preservar los alimentos usando nieve. Esta bóveda, en la ladera norte de la meseta, se puede visitar sin problemas. Desde allí, además, podrás ver el arco árabe, la única puerta que queda en pie entre los restos de la muralla.
Conjunto histórico
Durante mucho tiempo estos monumentos sufrieron el abandono por la despoblación de Medinaceli, a causa de la crisis de la agricultura del cereal. Algunas construcciones desaparecieron para siempre, pero por suerte otras han podido salvarse. El turismo ha contribuido, por ejemplo, a que el empedrado de las calles se restaurara.
Otros atractivos imperdibles
En tu estancia por la ciudad no dejes de pasar por la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción (donde se venera la imagen del Cristo de Medinaceli), el convento de Santa Isabel (del siglo XVI, perteneciente a las clarisas y el único que queda en pie de los cuatro con los que contaba la villa) y el beaterio (está en ruinas y se supone que antiguamente era una sinagoga).
No dudes en visitar este hermoso lugar con orígenes antiquísimos y que te dejará encantado. Querrás volver una y otra vez para recorrer sus maravillosas calles y perderte entre sus callejuelas y edificios.