Luisa Roldán, 'la Roldana', una escultora barroca

El arte de sus manos no tenía fin y sus esculturas son de las más humanas de todo el Barroco español. Así fue el arte de Luisa Roldán, más conocida como la Roldana. ¿Nos acompañas a conocerla?
Luisa Roldán, 'la Roldana', una escultora barroca
Cristina Moreno

Escrito y verificado por la historiadora del arte Cristina Moreno.

Última actualización: 08 septiembre, 2019

La Roldana, cuyo nombre real era Luisa Ignacia Roldán Villavicencio, nació en Sevilla alrededor de 1652. De padre y hermanos escultores, ella sobresalió entre todos y llegó a ser escultora de cámara de Carlos II y Felipe V hasta su muerte en 1706. Sus obras pueden contemplarse en los mejores museos y edificios religiosos de los siglos XVII y XVIII.

Nacer con la gubia en la mano

Luisa Roldán, conocida como la Roldana, era hija del escultor Pedro Roldán, quien se había formado en Granada con Alonso de Mena, uno de los mejores escultores del Barroco español. Así, en el taller de su padre Luisa adquiriría un gran bagaje que, unido a su propia creatividad, la llevarían a lo más alto del panorama nacional.

Su escultura sigue las directrices del Concilio de Trento a rajatabla con el fin de humanizar el arte que debía hacer más asequible la religión al pueblo. Por ello, sus imágenes parecen reales, de sentimientos humanos. Cuenta con una primera etapa en Andalucía y no hay iglesia o monasterio que se precie que no cuente con alguna de sus esculturas.

Principales obras de la Roldana y dónde encontrarlas

La Roldana fue una de las escultoras más polivalentes de España por su gran maestría con el uso de múltiples materiales. Así, ella misma indicaba que sabía utilizar el barro, la madera, el bronce, la piedra, etc. Y, además de esculpir, sabía policromar y dorar.

Soledad de Puerto Real, de la Roldana
Nuestra Señora de la Soledad – Morilla 1987 / Wikimedia Commons

En Sevilla existen muchos ejemplos de su arte, algunos realizados con su marido, también escultor, quien se encargaría seguramente de firmar los contratos. Otros los haría en colaboración con su padre, como los ángeles para el paso del Cristo de la Exaltación.

Hay que tener en cuenta la escultora en esa época no firmaba sus obras, por eso, algunas se la han atribuido por su estilo y composición. Es el caso de la Virgen de la Macarena o de la Virgen de la Estrella.

Tras su traslado a Cádiz comenzaría a firmar sus propios contratos y obras. Así queda documentado en el contrato para realizar el Ecce Homo de la catedral de Cádiz, en el que firma como ‘insigne autora’. Allí también realizaría las esculturas de San Servando y San Germán por encargo del Cabildo de la ciudad y que hoy se encuentran en su catedral.

A la vez, tallaría obras para municipios de la zona, como el Cristo Yacente y la Virgen de la Soledad para la iglesia de la Victoria de Puerto Real o los dos ángeles lampareros y el Nazareno para la de El Puerto de Santa María.

Ademas, recibió otros encargos para numerosas zonas de Andalucía, como La Virgen de los Ángeles para el antiguo convento de los Padres Franciscanos de Puente Genil y el Ecce Homo de la iglesia de San Francisco de Córdoba.

La Roldana, escultora de la Corte

Buscando mejorar se traslada junto a familia a Madrid. Allí realiza varias obras para darse a conocer. Destaca El descanso en la huida a Egipto, muy influenciado por Miguel Ángel. También hay que mencionar Los desposorios místicos de Santa Catalina, obra que se encuentra en la Hispanic Society of America de Nueva York.

Cabalgata de los Reyes Magos
Figuras de la Cabalgata de los Reyes Magos

Por fin, tras varios años de espera, en octubre de 1692 la Roldana es nombrada escultora de cámara. Sin embargo, este nombramiento le trajo más penurias económicas que el ansiado bienestar que había buscado para ella y su familia al trasladarse a Madrid.

Se le pagaba tarde o no se le pagaba el sueldo que implicaba ese nombramiento. Y tampoco se le concedieron habitación o ropas como le correspondía por ser escultora de cámara. De esta época es el Arcángel San Miguel con el diablo a sus pies, obra encargada por el rey para el monasterio de El Escorial.

También de este periodo son la Virgen de la leche de la catedral de Santiago de Compostela, el Arcángel San Miguel del monasterio de las Descalzas Reales y los seis ángeles pasionarios de la Colegiata de San Isidro. Numerosos fueron los encargos que recibió, pero nunca llegó a cobrarlos como sí lo hicieron sus coetáneos hombres.

Así, al final de su vida, hizo ‘declaración de pobre’ y, para mayor desgracia, sus obras comenzaron a atribuirse a otros artistas, la mayoría a su padre y a su marido, pero también a otros como Martínez Montañés. Afortunadamente, investigaciones y restauraciones recientes están encontrando a su verdadera autora, devolviéndole el mérito de la obra y de su gran contribución al Barroco español.

Fotografía de portada: Wikimedia Commons