Luang Prabang, la mítica ciudad de Laos
Al norte de Laos, Luang Prabang es una de las ciudades más místicas que podemos encontrar en la región. Fue la capital del Reino del Millón de Elefantes hasta el año 1545 y no hay duda de que te enamorarás de su belleza pero también de su tranquilidad. ¡Quedarás prendado con todo lo que veas!
Luang Prabang: monjes, templos y azafrán
La antigua capital de Laos está rodeada de montañas verdes y una frondosa vegetación. Por ello la humedad ambiente se hace sentir en todo momento del día.
Desde hace siglos Luang Prabang fue un punto importante de la zona al encontrarse a mitad de camino entre Vientián y China. Por ello su carretera está bien cuidada y los servicios de transporte son bastante fiables por estar en el sudeste asiático. Sin embargo, se recomienda recorrerla en bicicleta o a pie ya, que es pequeña y así podrás disfrutar de todos sus atractivos.
El casco histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad. En él están prohibidos los camiones y los autobuses. ¡Pero ten cuidado con las motos! Son muchas y pueden pasar a gran velocidad cerca tuyo.
Un casco antiguo muy tranquilo y en el que es muy fácil ubicarse, casi todas las calles son paralelas al Río Mekong. La mayoría de los atractivos, hoteles y restaurantes se ubican cerca entre sí, es decir entre el río y el monte sagrado Phousi.
Vamos a ver ahora algunos datos interesantes. La ciudad de Luang Prabang cuenta con más de 50 templos y está situada a 700 metros sobre el nivel del mar. Sus cerca de 80 mil habitantes se dividen en doce etnias diferentes y la ciudad tiene una gran influencia francesa que se puede observar no sólo en la arquitectura sino también en las tiendas, que ofrecen baguettes y otras delicatessen.
¿Qué hacer en Luang Prabang?
No importa la cantidad de días que permanezcas en esta hermosa ciudad, donde a las 23.30 todos los comercios cierran y queda en completo silencio… ¡Pero hay actividades que no puedes perderte!
Ceremonia de Entrega de Limosnas
Se lleva a cabo todos los días. Considerando que antes de medianoche ya estarás de regreso en el hotel y que dormirás como un angelito por la tranquilidad ambiente, no te costará nada levantarte temprano para presenciar y participar de esta ceremonia.
Básicamente a las 5,30 de la mañana verás a los monjes recorriendo las calles siempre en fila y en silencio, recogiendo las limosnas que le entrega la gente, residentes y turistas. El “desfile” se lleva a cabo por toda la ciudad, por lo tanto puedes comprar un poco de arroz y colocarte en una calle alejada donde no hay tantos turistas.
La caridad es una virtud del corazón, no de las manos.
– Thomas Alva Edison –
Palacio Real
Aunque no seas muy amante de ir a museos o castillos esta vivienda, que pertenecía a la monarquía laosiana, no es nada parecido a lo que puedes haber visto en tu vida. El salón del trono tiene sus paredes cubiertas completamente por cristales de colores que forman diversas figuras (vegetales, animales y personas) para representar la vida cotidiana.
Es el único lugar “ostentoso”, por llamarlo de alguna manera, ya que las habitaciones, sin embargo, son demasiado sencillas como para un monarca.
Templos y más templos
Los hay de todos los tamaños y envergadura… y vale la pena recorrerlos. ¿Todos? Bueno, al menos una gran parte de ellos. Están muy cerca unos de otros, de modo que no tendrás problema.
Podrás ver estatuas de Buda en diferentes materiales y posturas y además aprender sobre los quehaceres diarios de los monjes. En el idioma local templo se dice “Wat” y los más populares son: Aham, Ho Pha Bang, Pathum, Mai Suwannaphumahan (casi imposible de decir) y Manolon.
Mercado nocturno
A diferencia de lo que ocurre en otras ferias del sudeste asiático, aquí nadie te instará ni seguirá para que les compres un artículo. Los vendedores exhiben sus productos en el suelo y se sientan al lado, esperando que los turistas y lugareños consulten un precio o quieran adquirir desde recuerdos a verduras, pasando por ropa hasta.. ¡Sapos!
Si te animas puedes regatear el valor de la mercancía mientras descansas un poco de tantos pasillos y techos rojos.
Si tienes más tiempo puedes recorrer los alrededores de Luang Prabang, como por ejemplo las cuevas de Pak Ou, la cascada Tat Kuang Si y la colina Phu Si. ¡No querrás regresar a la rutina!