Los pueblos de montaña más bonitos de España
La península ibérica alberga pueblos de montaña de un encanto especial. Lugares llenos de recuerdos de infancia, travesuras y aventuras. Pero también se han ido convirtiendo en espacio de desconexión de la vida cotidiana. Rincones naturales donde enlazar con el estilo de vida rural y la naturaleza. Sea por la razón que sea, el gusto por visitar pueblos bonitos aumenta.
Mochila a la espalda y calzado cómodo, el viajero puede prepararse para un repaso por una selección de pueblos montañeses maravillosos. Repartidos por todo el territorio, la altitud, la estampa general, la historia que encierran o el emplazamiento los hace únicos. Nos embarcamos en un viaje espectacular por los más bellos pueblos de montaña de la geografía española.
Pueblos de montaña en el norte: magia e historia
En Navarra, en el valle de Salazar, rodeado de montañas, se encuentra la encantadora localidad de Ochagavía. Si sus casas típicamente navarras no son suficiente, el entorno natural que lo cerca forma una razón inigualable para visitarlo. Estos territorios guardan la Selva de Irati, una de las reservas españolas forestales mejor conservadas.
Un enclave privilegiado también es el de Sotres, en Asturias. Es el pueblo más alto de los Picos de Europa y un rincón ideal para vivir una experiencia alpina. Escalada, senderismo y espeleología se dan cita en este municipio para los más aventureros.
Pero si el visitante es apasionado de la arquitectura, no debe perderse la aldea de Piornedo, en Lugo. A 1300 metros de altura, esta villa conserva una serie de casas de piedra de origen celta: las pallozas. De planta circular, sorprenderán y apasionarán a partes iguales. Los más bellos paisajes del norte peninsular de emplazamiento sin igual.
El este: tradición y deporte
En la parte noreste del país, en la provincia de Lleida, el turista podrá encontrar Aigüestortes y Sant Maurici. Este es un rincón sencillamente maravilloso. Se ubica en lo Pirineos, a más de mil metros de altura. Prados verdes y lagos de origen glaciar esperan a los mochileros más intrépidos.
Bajando en el mapa, en la provincia de Teruel, el viajero encontrará Linares de Mora. Este municipio se encuentra escalonado en su totalidad. Casas y callejuelas en cuesta dan un aire especial a este pueblo aragonés.
Pero si el turista viaja buscando el sol, entrando en Alicante descubrirá Guadalest. De influencia musulmana y con pasado medieval, se levanta esta localidad sobre una gran roca. Desde cualquiera de los miradores naturales se puede disfrutar de una vista espectacular. Calles bonitas y coloridas casas seducirán sin recelo al viajero. Alberga además un homónimo castillo que descubre un paisaje de cascadas y barrancos.
“El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas sino con el corazón.”
– Andrés Nadal –
Sur de la península: sol y alegría
Al sur de España se ubica la comunidad autónoma de Andalucía. Allí se ubican varios ejemplos de pueblos de montaña con mucho encanto. Es el caso de Casares, arquetipo de pueblo andaluz, en la provincia de Málaga. Callejuelas estrechas y casas de paredes blancas y tejados rojizos albergan el alma de este municipio. En él, el viajero podrá hallar la casa del considerado como “Padre de la patria andaluza”, Blas Infante.
En Cádiz, provincia colindante, el viajero debe hacer una parada en Zahara de la Sierra, en torno a 500 metros de altitud. Allí las opciones turísticas se multiplican. Senderismo, escalada, espeleología o kayak son solo algunas de ellas.
Parada obligatoria es también Trevélez, en Granada. Esta es la localidad más alta de Andalucía, a 1476 metros sobre el nivel del mar. Su privilegiado emplazamiento en las Alpujarras lo convierte en una villa hermosa y encantadora por descubrir.
Interior: alma y belleza
En plena Sierra Norte de Madrid, la localidad de Patones recibe decenas de turistas cada año. Y es que este pueblo posee una estampa peculiar donde la pizarra negra es la protagonista.
Sus callejuelas esconden un encanto como pocos y las diferentes rutas naturales son espléndidas. El turista más apasionado del aire libre disfrutará enormemente la visita.
Algo más al norte, en la provincia de Salamanca, se halla Candelario, a 1136 metros de altitud. La arquitectura se ha ido adaptando a las condiciones orográficas. Tanto es así que circulan por sus calles canalillos de agua natural de montaña. Un lujo al alcance del paseante.
Otra población de gran riqueza natural es Hoyos del Espino, en Ávila. A más de 1400 metros, tiene una zona de acceso a la plataforma de Gredos. Las piscinas naturales, rutas senderistas y paradores de montaña lo convierten en un destino aún más completo.