Puerta de Brandeburgo: datos de interés
Te vamos a contar algunos aspectos que debes conocer del gran símbolo de Berlín. Te explicamos cómo llegar a la Puerta de Brandeburgo, un poco de su historia y también algunos datos curiosos. Así, cuando la tengas frente a ti, podrás disfrutarla al máximo.
Dónde está la puerta de Brandeburgo
No podía ser de otra forma, el monumento se levanta en el corazón mismo de Berlín. Se encuentra en la plaza de París, a un paso del Reichstag.
Llegar es tan sencillo como tomar el metro o el tren y bajarse en la estación que lleva el nombre del monumento, o tomar la línea 100 de autobuses. Otra forma de llegar es dando un paseo por la famosa avenida Unter den Linden o atravesando el Tiergarten, dependiendo de la parte de la ciudad desde la que partas.
La Puerta de Brandeburgo: símbolo de la ciudad
En caso de que sea la primera vez que visites Berlín, lo más probable es que te quedes sin palabras. Mucha belleza en un monumento que en la televisión o en el cine ya impresiona. Pero realmente nada tiene que ver con la grandiosa sensación que supone verlo en vivo y en directo.
Algo que hay que tener en mente es que no solo hablamos de una obra arquitectónica. Este monumento ha sido testigo de una época complicada de la historia de Europa. Unas décadas de multitud de cambios políticos, guerras, luchas, reunificaciones, etc.
La puerta fue entrada a la ciudad. Una fabulosa construcción levantada por deseo del rey Federico Guillermo II a finales del siglo XVIII.
La cuadriga
Corona el monumento desde 1795. Representa a la diosa de la Victoria, aunque la que hoy se puede ver es una reproducción. La original quedó muy dañada durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Un conjunto escultórico que no siempre estuvo ahí, ya que Napoleón la trasladó a París como un trofeo más de sus victorias ante el ejército prusiano. Tras la caída del Imperio napoleónico, regresó a Berlín.
Anécdotas de la puerta de Brandeburgo
Una de las anécdotas más conocidas es que en tiempos de la monarquía prusiana nadie podía cruzar esta puerta por su arco central, salvo la familia real. Después de la Primera Guerra Mundial dejó de ser solo paso para los reyes.
Por otra parte, como adelantábamos, en la Segunda Guerra Mundial, la Puerta de Brandeburgo sufrió varios ataques. Aunque seriamente dañada, quedó casi como único monumento en pie en la plaza de París cuando finalizó el conflicto armado.
En cuanto se reconstruyó por los países aliados se decidió desmontar la cruz de hierro y el águila de la cuadriga. Decisión que se tomó al considerar que era simbología perteneciente al ejército alemán. Poco tiempo después de que cayese el Muro de Berlín, volvieron a colocarse.
La puerta quedó al este
No mucho tiempo después, se construyó el Muro de Berlín. La puerta quedó situada en la parte este de la ciudad, es decir, dentro de la zona comunista. La consecuencia fue que al monumento se le mirara como un símbolo de la separación del país.
Todo cambió tras la caída del Muro. La puerta pasó a convertirse en justo lo contrario. Hoy es un símbolo de aquella reunificación de Alemania tan largamente esperada y de lo que actualmente es el país.
Más allá de la Puerta de Brandeburgo
Una vez que hayas disfrutado de este monumento, debes seguir conociendo la historia de la ciudad haciendo un recorrido por los alrededores. Te adelantábamos que el Reichstag está muy cerca. No dejes de visitar su cúpula de cristal, es espectacular.
Y en las cercanías se encuentra también el Monumento al Holocausto. Más de 2700 bloques de hormigón de diferente altura recuerdan a todas las víctimas del régimen nazi. Además, en una de las salas de su centro de información se puede conocer todo sobre uno de los episodios más oscuros de la historia europea.
Como ves, la visita a la puerta de Brandeburgo y sus alrededores te permite hacer un viaje por la historia del Berlín de los dos últimos siglos, con sus luces y sus sombras. No debes perdértela.