La puerta del infierno en Turkmenistán
En la zona desértica de Karakum, en Turkmenistán, se encuentra el pozo de Darvaza. Es un cráter espectacular del que emana fuego desde hace varias décadas, lo que le ha merecido el nombre de puerta del infierno.
Sin lugar a dudas, se trata de un lugar fascinante, visitado por miles de turistas que experimentan una sensación hipnótica al estar allí. Por desgracia, su origen tiene un tinte trágico que al día de hoy no se ha podido comprender.
Características de la puerta del infierno
El enorme pozo de Darvaza tiene un diámetro cercano a los 70 metros y una profundidad que ronda los 30 metros. En su interior las temperaturas pueden oscilar entre los 400 y los 1000 grados centígrados.
Este cráter lleva ardiendo cerca de medio siglo de manera continua y, aunque se ha intentado extinguir con el uso de todo tipo de tecnologías, ha resultado imposible. El calor que emana de su centro es insoportable, por lo que los visitantes solo pueden acercarse por unos pocos minutos.
Nada en el mundo se parece a estar allí; no solo por el despliegue de colores a diferentes horas del día, sino porque resulta sobrecogedor observarlo al atardecer y en la noche. Se siente como un lugar sagrado en el que te desconectas de absolutamente todo.
Tal vez sea por esa idea de poner en contacto al mundo con el corazón, o tal vez sea la emoción de evocar lo ancestral y primitivo con la fogata. Solo que en este caso es monumental. Además, no es solo su belleza, sino que también calma el frío extremo de la noche en el desierto .
La trágica historia del pozo de Darvaza
En 1971, cuando Turkmenistán formaba parte de lo que entonces se conocía como la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) se adelantaban varios estudios en la zona. Estos tenían el objetivo de encontrar yacimientos de petróleo en la región.
Dichos estudios eran realizados por un nutrido grupo de ingenieros y geólogos que habían logrado determinar la existencia de enormes depósitos de oro negro en el lugar. Solo quedaba por confirmar sus hallazgos, a través de explosiones controladas y fases de perforación.
El trabajo fue avanzando gracias al apoyo que otorgaban los sofisticados y pesados equipos para este tipo de labor. Un día, un estruendo inesperado sacudió el área en que se encontraban tiendas de campaña, equipos y demás artefactos: la tierra los había devorado.
Al parecer, una anomalía geológica había sido la causante de tal catástrofe. En el campamento reinaba la confusión y el hedor a gas metano prendió las alertas, por lo que se tomaron las precauciones necesarias en estos casos.
Soluciones drásticas
Por fortuna, la situación no cobró víctimas mortales dentro del equipo de trabajo. Sin embargo, lo peor estaba por venir. En los días siguientes, se logró establecer la existencia de cuevas naturales en el subsuelo que conectaban con grandes depósitos de gases, en especial metano.
Los expertos empezaron a notar la presencia de varias especies de animales muertos en los alrededores. Eran conscientes del peligro que esto representaba para la atmósfera, pues la composición de los gases que emanaban eran tóxicos.
La exposición a dichos gases producía ahogamiento y podía llevar a la muerte durante una inhalación continua. Por eso, debían actuar con rapidez para evitar una tragedia mayor. No tuvieron más alternativa que incendiar el pozo y abrir la puerta del infierno.
Desde entonces, arde sin cesar y a pesar de varios intentos por extinguir el fuego, nada ha dado resultado.
En la actualidad
Aún se ignora por cuánto tiempo más la puerta del infierno continuará ardiendo. Algunos científicos solo atinan a afirmar que dicho incendio concluirá cuando el gas se agote, lo que resulta obvio para cualquier persona sin formación científica.
Nadie sabe cuándo se extinguirá el fuego, por lo que muchos turistas se apresuran a conocerlo antes de que deje de existir, a pesar de algunas restricciones que impone este país en este sentido.
Por momentos, hay quienes se aventuran a afirmar que el problema va mucho más allá de un incendio y dicen que el magma se está filtrando hacia la superficie. Esto, al parecer, es un despropósito especulativo que solo busca llamar la atención, pero que carece de sustento.
Un descubrimiento sorprendente
La puerta del infierno es un lugar tan extremo que muchos astrofísicos han supuesto que estas condiciones serían similares a las que presentan varios planetas del sistema solar. Esta situación llevó a que el explorador George Kourounis, de origen canadiense, descendiera a las entrañas del cráter.
La experiencia tuvo lugar a comienzos del año 2013, para lo que fue necesario dotar al aventurero de un traje especial que podía resistir altas temperaturas. Así mismo, de una reserva de oxígeno y un sistema de anclajes que preservaran su seguridad en todo momento.
Su misión consistía en tomar muestras de varios sectores para realizar una serie de estudios científicos. Dichos experimentos buscaban confirmar la presencia de organismos microscópicos que pueden sobrevivir en esas condiciones, denominados extremófilos. El dato, efectivamente se comprobó.
Este tipo de información es muy valiosa para los científicos de esas áreas de la astronomía. Esto proporciona un panorama cercano a lo que podría estar sucediendo en los que se conocen como planetas calientes.