La capilla de los Scrovegni y las maravillas que encierra

Esta pequeña capilla de Padua esconde una de las obras más sublimes de Giotto. Se trata de una serie de frescos que narran escenas del Nuevo Testamento.
La capilla de los Scrovegni y las maravillas que encierra
Begoña Ibáñez

Escrito y verificado por la historiadora del arte Begoña Ibáñez.

Última actualización: 11 mayo, 2019

Hay que viajar hasta Padua para encontrarse con la capilla de los Scrovegni y descubrir los secretos de esta joya. Su fama radica en que sus paredes encierran una de las creaciones mas sublimes del Trecento: un ciclo mural firmado por el gran pintor y muralista florentino Giotto. ¿Te gustaría conocer todos los detalles? Descubrimos estos frescos únicos en el arte occidental.

La arquitectura de la capilla de los Scrovegni

Exterior de la capilla Scrovegni
Exterior de la capilla

El edificio se sitúa en la Piazza Eremitani de Padua. Lo mandó construir Enrico Scrovegni. Levantado entre 1303 y 1305, se dedicó a Santa María de la Caridad. Parece ser que Enrico quería así salvar el alma de su padre, Reginaldo Scrovegni. Este había sido condenado por usurero y el mismísimo Dante lo coloca en el Infierno de la Divina Comedia.

La construcción cumplía una función familiar como panteón, de hecho, en ella está enterrado el propio Enrico. En su origen la capilla estaba conectada con el desaparecido palacio de la familia Scrovegni.

El estilo arquitectónico que se sigue es sencillo: se levanta en ladrillo sobre una planta rectangular, con un techo terminado en bóveda de cañón. Completan el conjunto ventanas estrechas y un exterior modificado a lo largo de los siglos. La verdadera perla se encuentra tras sus muros.

Los frescos de Giotto en la capilla de los Scrovegni

Cada año miles de turistas se adentran en el interior de este templo del arte. Se trata de una visita que solo se puede realizar en grupos pequeños y previa reserva. Los cuidados y las medidas de seguridad que se guardan para conocer las pinturas de Giotto son mas que necesarios, dada su delicadeza y antigüedad.

Detalle de los frescos de la capilla Scrovegni

La familia Scrovegni contrata a dos artistas para la decoración de su capilla. Le encargan a Giovanni Pisano tres esculturas en mármol: la Virgen con el Niño y dos diáconos.

Para la elaboración de los frescos se decide llamar a Giotto, pues la fama del pintor florentino había traspasado ya las fronteras italianas. Había sido discípulo del célebre Cimabue y desarrollará un estilo sin precedentes en la época.

A Giotto se le considera el principal precursor del Renacimiento por su técnica, en la que rompe con el arte bizantino. Su tendencia al naturalismo busca el espacio tridimensional y el volumen casi escultórico de las figuras. Estas son las características reflejadas en la que se considera su magna obra de madurez, los frescos de la capilla de los Scrovegni.

La opinión generalizada es que Giotto trabaja en ellos alrededor de unos dos años, hasta 1306. Su pincelada cubre por completo la nave de la capilla, en tres bandas horizontales superpuestas. Observamos un total de 36 cuadros que narran diferentes escenas bíblicas, principalmente del Nuevo Testamento.

Las escenas representadas por Giotto en los frescos

Detalle de los frescos de la capilla

La manera de recorrer los diferentes pasajes es en dirección helicoidal. En la parte superior del muro de la derecha, la narración comienza con las vidas de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen. Los cuadros se suceden como si fueran tapices colgados, separados por cenefas. Se dedican seis pinturas a estos dos personajes.

A continuación, la historia sigue con seis escenas sobre diferentes momentos en la biografía de la Virgen María, incluyendo su nacimiento, la presentación en el templo y los desposorios.

Seguidamente, nuestros ojos se encuentran con el gran arco triunfal, en cuya luneta se desarrolla uno de los temas esenciales: la Anunciación. La parte superior del arco muestra al Padre Eterno entronizado, rodeado de ángeles.

Siguiendo con el relato cronológico, Giotto nos presenta el tema de la Visitación. Las cinco escenas siguientes son las mas representativas del nacimiento y la infancia de Jesús, como la Adoración de los Magos o la Matanza de los Inocentes. La narrativa avanza con los escenarios que adquieren un tono mas solemne:

  • Jesús entre los doctores
  • El bautismo de Cristo
  • Las bodas de Caná
  • La resurrección de Lázaro
  • La entrada en Jerusalén
  • La expulsión de los mercaderes
Detalle de los frescos

Tras estas imágenes llegan los frescos correspondientes a la Pasión, considerados como los de una mayor calidad técnica por parte de Giotto. Entre estas escenas cabe destacar el beso de Judas. El ciclo culmina con los seis últimos momentos en la vida de Cristo, incluyendo su muerte y resurrección.

Esta monumental creación no estaría completa sin la representación de los vicios y las virtudes, además de un grandioso Juicio Final que Giotto sitúa a los pies de la ermita de los Scrovegni. Todo queda cubierto por la bóveda de medio cañón, pintada de un intenso azul y decorada como un cielo estrellado.

El estilo de Giotto en la capilla de los Scrovegni

Bóveda de la capilla

Estos frescos, de dimensiones y trascendencia colosales, son toda una declaración de intenciones que nos permite admirar el arte de Giotto en todo su esplendor. El artista rompe por completo con las técnicas bizantinas y renueva el lenguaje pictórico.

La ilusión espacial de los escenarios y las arquitecturas pintadas intensifican la profundidad, los espacios tridimensionales. La anticipación de Giotto en cuanto a la perspectiva es uno de los puntos esenciales de esta obra. Los personajes están próximos a la realidad gracias a la expresividad de sus rostros.

En algunos cuadros se guarda un tono ceremonioso y otros están salpicados de dramatismo. Giotto utiliza además un color denso para resaltar el modelado de sus figuras de manera evidente. El resultado final está lleno de humanidad y cercanía.

El excelente desarrollo iconográfico hace que estas pinturas estén valoradas como las más sobresalientes del artista florentino del Trecento. Por ello, estar debajo de su ‘bóveda celeste‘ y admirar este trazo realizado unos 700 años atrás es una experiencia inigualable.