La bahía de Roses en Girona, una de las más bonitas del mundo
En la zona norte de la Costa Brava y bañada por el mar Mediterráneo se encuentra la ciudad de Roses. Da nombre a un lugar de una belleza espectacular, no por nada la bahía de Roses está incluida en el selecto grupo de las bahías más bonitas del planeta. Vamos a conocer este pequeño tesoro del litoral de Girona.
La bahía de Roses, una bienvenida natural
Roses es una bonita ciudad pesquera que tiene grandes lugares de interés turístico. Ejemplos son su magnífica ciudadela o el castillo de la Trinidad, construido por orden de Carlos V para para defender el puerto. Pero, sin duda, hay que subir al mirador de Santa Rosa de Puig Rom, desde él se contempla la bahía de Roses en todo su esplendor.
Esta bahía está considerada como una de las mas bonitos de España y del mundo, un hecho avalado por la Unesco. Y en ello no solo tiene que ver el paisaje, también los parques naturales, las ruinas de Empúries y los cuarenta y cinco kilómetros de playas de aguas cristalinas que alberga esta bahía, aunque realmente habría que hablar de golfo.
Este maravilloso enclave se halla descubierto al mar entre el cabo de Creus y el macizo de Montgrí. Un lugar que siempre ha sido un punto decisivo y estratégico para el comercio. Por supuesto, también lo fue como nexo en la relación con los países vecinos. Entre ellos destacan principalmente Francia e Italia.
Hasta estas tierras llegaron los griegos, y tras ellos los romanos, que crearon Empúries. En la actualidad son miles los turistas que visitan este agradable y exquisito lugar. Un pasado de estas características no se merece menos. Ni tampoco el propio terreno. Y es que está repleto de recursos naturales.
En él se puede descubrir un cielo azul inigualable. Las playas poseen un tamaño espectacular y una arena blanca incomparable. Además, tienen la ventaja de contar con aguas de poca profundidad. Estas comodidades se ven mejoradas, si cabe, gracias a sus cristalinos tonos turquesa. En definitiva, es imposible que la bahía pase desapercibida.
Actividades
Practicar kayak o snorkel en esta costa está muy de moda. Es más, a lo largo del año allí tiene lugar una gran variedad de acontecimientos náuticos.
Aquellos que prefieran mantener los pies sobre el suelo también encontrarán formas en las que amenizar el paso del tiempo. Existen multitud de rutas de senderismo en los parques naturales de los alrededores.
Disfrutar de la gran variedad de festivales de música siempre es otra opción para los que optan por el ocio más moderno. En definitiva, hablamos de un enclave único en el que el viajero puede olvidarse de la rutina diaria.
“Nada desarrolla tanto la inteligencia como viajar.”
– Emile Zola –
Un recorrido entre comarcas
Castelló d’Empúries
No es difícil entender por qué la bahía de Roses ha sido considerada una de las mas bonitas del universo. Este maravilloso territorio no pasa inadvertido para nadie. Su nombramiento se ha basado en varios elementos. Posee una auténtica fusión entre el cielo, la tierra y el agua. Aunque el nombre de la bahía proviene de la villa cercana más importante, Roses, se ubica entre varias comarcas.
En sus inmediaciones nos encontramos con Castelló d’Empúries. Esta ciudad permite al que la visita disfrutar de un turismo de playa y sol. Y es que posee una vasta cantidad de costas y calas por todo su litoral. No obstante, también cuenta con un espléndido panorama cultural. Se debe a que dispone de un riquísimo patrimonio artístico que hará las delicias de los más exigentes.
Otras poblaciones
Por otro lado, nos topamos con la población marinera de L’Escala. Destaca porque desde allí podremos hacer una visita al pueblo medieval de Sant Martí.
Por supuesto, también es posible practicar algún deporte acuático en sus aguas poco revueltas. Aquellos más intrépidos tienen la oportunidad de hacer una incursión en las profundidades. Si alcanzamos los 42 metros llegaremos al barco hundido del Marmoler, una auténtica joya submarina.
Después de tanta emoción, disfrutar de alguna de sus terrazas es prácticamente una obligación. Sus famosas raciones de anchoas en salazón nos quitarán el hambre. Si no lo hacen, podemos pedir unas sardinas frescas que habrán sido pescadas esa misma mañana.
Pero no podemos olvidarnos del pequeño pueblo de San Pere Pescador, al que circunda el río Fluvía. En él se puede pasear por entre dunas, lo que le da un toque diferente y llamativo. La contemplación de sus plantaciones de manzanos le dan un frescor y naturalidad especial a su estampa.
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