Kola, el pozo del infierno
Conocido públicamente con el nombre de Pozo Superprofundo de Kola, o KSDB, en realidad se trató de un proyecto científico ambicioso. Fue adelantado por la URSS durante la Guerra Fría y buscaba realizar la perforación más profunda del mundo sobre la corteza terrestre.
El reto no solo representó un desafío sin precedentes para la ingeniería, sino también el uso de tecnología de punta y de otras que ni siquiera existían entonces; había que crearlas. Para los entendidos, fue una hazaña equivalente a poner a un hombre en la Luna.
Aspectos preliminares del proyecto
La perforación se inició en el distrito de Pechenga, cerca de Finlandia, en la península de Kola, el 24 de mayo de 1970. El proyecto científico, bautizado como SG-3, incluía varias perforaciones y concluyó en el año de 1989.
El proyecto SG-3 estaba motivado por un interés puramente científico, en un afán de comprender el funcionamiento y las interacciones en el interior de la masa terrestre. Esta perforación no pretendía encontrar petróleo u otros minerales.
SG-3 tenía como finalidad profundizar en los conocimientos, características y fenómenos que se producen en la litósfera de la Tierra. Se llevó a cabo en un lugar que se conoce como la discontinuidad de Mohorovičić, en donde la capa superficial del planeta es más angosta.
El pozo de Kola, un proyecto para superar la ignorancia
Aún en la actualidad se dispone de mayor conocimiento acerca de la Luna que de los océanos o del interior del planeta. De ahí la trascendencia de este proyecto.
El equipo científico del pozo de Kola buscaba despejar interrogantes respecto a varios aspectos relacionados con el funcionamiento de la estructura interna de la Tierra. Por ejemplo, el efecto de los campos gravitacionales y electromagnéticos en el interior del planeta.
De igual modo, se pretendía estudiar las variaciones de velocidad de las ondas sísmicas y diferentes aspectos relacionados con la actividad volcánica. Así mismo, se intentaba conocer más sobre el comportamiento de sólidos cristalinos bajo temperaturas y presiones extremas y afloramientos.
Los inicios de la excavación
El proyecto de Kola se propuso formalmente ante el Consejo Científico Interdepartamental para el estudio de la Tierra de la Unión Soviética y fue asignado en 1962. Para los procesos preliminares de perforación y exploración, se seleccionó un terreno distante 10 kilómetros de la ciudad de Zapoliarni, en el distrito de Pechenga, Rusia.
La perforación como tal solo se inició en 1970, en medio de una enorme expectativa y cautela por los riesgos que implicaba. Las sorpresas y los tropiezos no se hicieron esperar y pusieron a prueba la determinación y la recursividad de los científicos e ingenieros involucrados.
Para el año 1983, se había conseguido perforar 12 000 metros, a pesar de que el proyecto de Kola se paralizó durante un año debido a varios contratiempos. Adicionalmente, a medida que se profundizaba, el procedimiento se volvía más lento, difícil y peligroso.
Muestra de ello fue el derrumbe que se produjo en 1984, cuando habían llegado a los 12 066 metros de profundidad. Esto obligó a reiniciar el trabajo a partir de los 7000 metros hasta alcanzar finalmente los 12 262 metros de profundidad, en 1989.
Lo que siguió
Aunque los equipos de científicos y trabajadores buscaban llegar hasta los 13 500 metros para 1990, esta meta resulto imposible de alcanzar. Luego de insistir con métodos y tecnologías diferentes y de no conseguir el objetivo, se tomó la decisión de detener el proyecto en 1992.
Para ese momento, se dijo que las elevadas temperaturas —cercanas a los 200 °C—, junto con los enormes depósitos de hidrógeno y fango en ebullición, hacían imposible seguir adelante.
Aun así, se creó un laboratorio geológico en el lugar de la excavación que funcionó a 8578 metros de profundidad hasta 2008. Este fue financiado por la empresa estatal GNPP Nebra, y en él se hicieron hallazgos de gran importancia científica.
A pesar de que los especialistas contaban con más opciones por agotar, la falta de presupuesto para el pozo de Kola fue la razón primordial que puso fin a esta iniciativa.
Beneficios de la investigación
Con el proyecto de perforación de Kola, se logró atravesar una tercera parte de la corteza continental báltica. Así, se consiguió acceder a lechos rocosos con más de 2700 millones de años de antigüedad y dar inicio a extensos estudios geofísicos.
Los resultados de este proyecto también brindaron información valiosa respecto de las discontinuidades sísmicas. De igual modo, hizo posible una mayor comprensión de los factores que gobiernan el sistema termal de la corteza terrestre.
Adicionalmente, los experimentos aportaron elementos relacionados con la química y la física de la corteza profunda y la interacción entre capas superficiales e internas. Igualmente, se amplió la información que existe en relación con la geofísica de la litósfera.
Finalmente, se crearon y desarrollaron nuevos métodos y tecnologías para el estudio de la geofísica profunda. Esto, sin duda, redundará de manera positiva en nuevos proyectos de este tipo, que facilitarán y harán viable lo que antes resultaba imposible.