¿Inventó Cristóbal Colón la globalización?
Es indiscutible que el mundo en el que vivimos es un mundo global. Este mundo en el que prácticamente toda la humanidad está interconectada no se forjó de un día para otro. La globalización es un fenómeno que se empezó a desarrollar hace más de 500 años. En concreto, con la llegada de Cristóbal Colón a territorio americano.
A finales del siglo XV, por casualidad, unos navegantes se encontraron con unos territorios que no eran conocidos en el mundo de donde ellos venían. Cristóbal Colón fue el protagonista principal de ese acontecimiento que cambiaría el rumbo de la historia mundial.
Con la llegada de estos navegantes europeos a tierras americanas, por primera vez en la historia conocida, todas las partes de globo se interconetaron. En este artículo queremos aproximarnos a la relación que existió entre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América con el fenómeno de la globalización.
¿Qué entendemos por globalización?
Antes de poder aventurarnos a establecer una relación entre Cristóbal Colón y la globalización, conviene hacer una breve reflexión sobre el significado de este fenómeno del que tanto se habla hoy. Según el sociólogo inglés Anthony Giddens, la globalización hace referencia a:
[…]la creciente interdependencia entre diferentes pueblos, regiones y países del mundo que se produce a medida que que las relaciones sociales y económicas se extienden por la tierra.
Si aceptamos esta definición como válida, la llegada de Cristobal Colón al territorio americano representó uno de los antecedentes de la globalización. Es así porque se conectó una parte del planeta, América, con África, Asia y Europa. Esta conexión permitió que Europa se fuera posicionando poco a poco como centro de este sistema mundial.
¿Cristobal Colón inventó la globalización?
Siguiendo las tesis del filosofo Enrique Dussel, antes de la llegada de los castellanos a América el mundo ‘conocido’ ya estaba interconectado. Existía una interdependencia entre los pueblos de África, Asia y Europa.
El centro de ese mundo estaba en el Medio Oriente, India y China. Europa era una zona periférica que difícilmente podía acceder a esos grandes mercados asiáticos. Fue con el descubrimiento y conquista de América cuando Europa, a través de España y de la plata americana, logró acceder a los mercados asiáticos.
Al no poseer capacidad de competir con los productos asiáticos, Europa pudo participar en el comercio adquiriendo productos con los metales preciosos provenientes de América. De este modo, se llegó establecer una interconexión, esta vez mundial, entre América, África, Europa y Asia.
La interconexión de estos continentes se ponía de manifiesto en las relaciones comerciales, económicas, sociales y culturales. Algo similar a lo que sucede hoy en día, aunque con importantes matices. Ejemplo de las relaciones económicas y comerciales de aquella época es la explotación de recursos naturales como el oro y la plata.
Para este negocio era necesario, además de la explotación de la mano de obra indígena, el acceso que Europa tenía a los mercados africanos de trata de esclavos. Los esclavos eran transportados a América para realizar trabajos forzados.
Luego, en los puertos americanos, se cargaban los navíos de oro y plata con destino a Sevilla. Una vez en Europa, y sobre todo la plata, se utilizó para acceder a esos mercados asiáticos a través de Portugal, Ámsterdam o Génova.
Según esta argumentación, en el año 1492, con la llegada de Colón a América se inició un proceso de globalización. Un proceso que ha evolucionado a lo largo de más de 500 años hasta el mundo que conocemos.
¿Cómo Cristobal Colón pudo ‘descubrir’ América?
En el siglo XV, Europa era una zona periférica que aspiraba acceder a los grandes mercados del Medio y Extremo Oriente. Pero el mundo musulmán dificultaba ese acceso. Por ello, se vieron en la necesidad de buscar rutas alternativas. Los reinos de la península ibérica fueron los pioneros en aventurarse a explorar los océanos.
Portugal emprendió su expansión hacia el sur a través de la costa africana, gracias al invento del navío que revolucionó el transporte marítimo: la carabela. Con este barco, primero Portugal y luego el reino de Castilla, lograron dominar el Atlántico y, posteriormente, el Índico y el Pacífico.
Otro factor determinante en el proceso de expansión hispano fue el desarrollo de las técnicas de navegación. La brújula, un invento chino que llegó a Italia aproximadamente en el siglo XIII, fue decisiva en este avance.
En esta coyuntura, Cristóbal Colón, quien se adhería a la corriente de pensamiento que consideraba que la Tierra era redonda, quería iniciar un nuevo proyecto. El objetivo de Colón era navegar hacia el oeste en busca de los mercados asiáticos. Para ello, buscó financiación en la corte portuguesa, que fue denegada. También lo intentó en la corte castellana.
Esta corte, reacia en principio a financiar el proyecto del genovés, cambió de opinión tras la conquista del Reino de Granada, el último reducto musulmán en la península. Una vez obtuvo la financiación, finalizó el proyecto y el 3 de agosto del año 1492 emprendió el viaje con tres embarcaciones.
El 12 de octubre de ese mismo año avistaron tierra y, con ello, se iniciaría una nueva etapa de la historia mundial. Una historia que marcó el auge y crecimiento en Europa y el dolor y sufrimiento en América.
Colón, precursor de la primera globalización
Como todo evento histórico, el descubrimiento y conquista de América tuvo sus luces y sombras. En este sentido, muchas fueron las consecuencias positivas y negativas de la llegada del almirante a las costas americanas. Ellas, a su vez, son las causas que explican la realidad actual.
Un análisis entre el pasado y el presente nos permite establecer algunos puntos en común entre aquellos primeros pasos de la globalización y la realidad mundializada de nuestros días. Vamos a verlos.
El origen económico del fenómeno
Tanto aquella experiencia como el desarrollo de la globalización tal y como la conocemos, tuvieron un origen comercial y económico. La búsqueda del crecimiento económico es lo que llevó a la búsqueda de nuevos mercados en aquella época.
Hoy en día esto se traduce en cadenas de producción globales y en transacciones financieras que pueden realizarse entre distintos continentes en cuestión de minutos.
Simbiosis entre tecnología y globalización
Por otra parte, el papel de la tecnología vuelve a ser clave para este proceso. En el siglo XV, la brújula y los avances en navegación fueron claves para la expansión de los vínculos mundiales. Hoy, las nuevas tecnologías de información y comunicación hacen posible la permanente conexión entre todos los puntos del planeta en tiempo real.
No solo la tecnología permite la mundialización de las relaciones económicas, también hace posible la globalización de relaciones humanas. La tecnología permite un intercambio permanente de experiencias y el conocimiento de diversas realidades.
Además, existe un efecto de mutua influencia entre la tecnología y la globalización. Sin la primera es difícil que exista la segunda. A su vez, la globalización estimula la investigación de nuevas formas de vivir, trabajar y crear en el mundo globalizado.
La globalización de las relaciones humanas
Por último, hay que tener en cuenta que el pasado condiciona el presente. Aquellos primeros pasos de la conexión mundial establecieron ciertas reglas de juego que condicionaron las relaciones mundiales de forma desigual. Este nuevo impulso llamado globalización no ha podido revertir los orígenes de esa desigualdad. De hecho, en algunos casos los ha agudizado.
Sin embargo, el permanente contacto de todos los ciudadanos del mundo y el avance de la tecnología en campos como el cuidado del medio ambiente o la sostenibilidad, permiten un conocimiento cada vez mayor del ‘otro’. Se abre así la posibilidad de un proceso de globalización que avance hacia una forma de vivir la diversidad en igualdad.
- Dussel, E. (2007). Política de la liberación. Historia mundial y crítica. Madrid: Editorial Trotta.
- Guiddens, A. (2004). Sociología. Madrid: Alianza Editorial.