El hotel más antiguo del mundo
Cuando se busca un hotel para ir de vacaciones se valoran muchas razones y que sea diferente o raro es una de las que más se tiene en cuenta. La característica más apreciada del Nishiyama Onsen es su historia, y es que se trata del hotel más antiguo del mundo, algo que ha quedado constatado en el famoso Libro Guiness de los Records.
Este establecimiento que lleva funcionando desde el año 705 ¡tiene nada menos que 1300 años de historia! Pero eso sí, conserva un aspecto muy juvenil porque, evidentemente, ha sufrido infinidad de remodelaciones.
La historia del hotel más antiguo del mundo
Este peculiar establecimiento se encuentra en las inmediaciones de Kioto, más concretamente en las montañas de Hayakama. Al estar localizado en la zona de Yamanashi, tiene la suerte de estar protegido por las cálidas y saludables aguas de fluyen subterráneamente a través de sus montes.
Fue Fujiwara Mahito, ayuda de cámara del emperador Tenji, quien fundó el hotel. Lo hizo al ver la oportunidad de sacar provecho de estos flujos termales. Una posada de la que enseguida empezaron a disfrutar no solo los habitantes de la zona, sino importantes y destacados personajes de la época, desde artistas a samuráis.
Seguramente el fundador del hotel jamás llegó a imaginar que su establecimiento se pondría de moda y mucho menos que fuera tan duradero. Y es que desde entonces la dirección del hotel ha pasado por las manos de 52 generaciones de su familia.
Un balneario oriental de origen natural
Si hay algo que destaca del Nishiyama Onsen son su habitaciones de encanto tradicional. Este ryokan, palabra que habitualmente define a este tipo de establecimientos, tiene sus bases en la tradición clásica nipona. La ausencia de paredes es una de sus cualidades más llamativas.
Del mismo modo, sorprende al visitante occidental con sus suelos cubiertos por esteras conocidas como tatamis, que antiguamente solían estar hechos de paja.
Sus puertas, llamadas shoji, se deslizan de un lado a otro y han sido fabricadas a partir del típico papel washi usado para este tipo de tarea desde tiempos inmemoriales.
Durante nuestra estancia dormiremos sobre un acogedor y agradable futón que nos proporcionará toda una experiencia de sosiego y reposo. Para sentarnos contaremos con un zabutón.
Y en el hotel más antiguo tendremos la oportunidad de respirar el preciado aire del jardín desde el engawa. Eso sí, antes de pasar por cualquiera de sus estancias deberemos recordar descalzarnos.
Relajación de ensueño
La fantástica situación de este balneario hace que ofrezca unas vistas de ensueño que harán las delicias incluso de los clientes más exigentes.
Si esto no consigue ayudarnos a desconectar, no es problema, pues tendremos una nueva posibilidad de alcanzar el nirvana al sumergirnos en sus incontables litros de aguas termales. El establecimiento cuenta con multitud de bañeras diseminadas por el recinto cuya temperatura alcanza los 52 grados centígrados.
Dicha experiencia sensorial puede llevarse a cabo tanto en el omsen, la zona común habilitada para ello como en nuestro propio aposento. La sensación de relajación será tan grande como la que sentían los samuráis que regresaban de la cruenta batalla.
Gastronomía regional basada en delicias niponas
Si las habitaciones del hotel más antiguo del mundo ya de por sí son perfectas y el descanso en ellas ha supuesto un verdadero placer, la gastronomía del lugar no puede ser más que una auténtica delicia.
Los chefs siguen el patrón general de la alimentación japonesa, es decir, identificar los patrones alimentarios con cada época del año basándose en productos estacionales frescos que reciben el apelativo de Shun. Los platos suelen servirse bajo una exquisita presentación milimétricamente estudiada y elaborada.
“El sibaritismo gastronómico, unido a la inteligencia contribuye a hacer a los hombres amables”
-Alexandre Grimod de la Reyniere-
Es recomendable realizar una degustación de kaseki ryoki, una legendaria comida de difícil preparación y gusto exquisito. De postre podremos paladear un daifuku, cubierto de almidón de maíz.
Si tenemos suerte, estos manjares nos serán servidos por camareros ataviados con el tradicional kimono, lo que aportará a nuestra visita el elemento necesario para hacernos sentir en el Japón descrito en los poemas que fueron compilados en el Man’yoshu por el poeta Otomo no Yakamochi.
El Nishiyama Onsen, el hotel más antiguo del mundo, es un verdadero lujo. Un lugar perfecto para olvidarse de todo.