Conoce la historia de los charros mexicanos
Hablar de charros mexicanos es hablar de caballos, un animal que los pueblos originarios de México no conocían hasta la llegada de los españoles. Hernán Cortés fue quien llegó con 16 caballos, decidido a conquistar las nuevas tierras. A Cortés, los aztecas lo confundieron con el dios Quetzalcoatl y a los caballos con unos monstruos.
El cabello rubio y los ojos claros de Hernán Cortés motivaron la confusión con el dios. Y en cuanto a los caballos, en principio los indígenas pensaron que estos y el hombre eran un solo ser. Por eso les pareció monstruoso y temían a esos animales.
Los españoles prohibieron a los indígenas el uso de los caballos y la infracción a esta norma se castigaba con pena de muerte. Sin embargo, eran los indígenas los que pastoreaban los animales y tenían que atrapar a los caballos salvajes.
Así que en 1619 se le dio permiso a 20 indígenas de Hidalgo para que montaran los animales. Este fue el comienzo del estrecho vínculo entre los pobladores de México y los caballos que perdura hasta hoy en día y que en su momento dio origen a los charros mexicanos.
La charrería y los charros mexicanos
La charrería comprende todo ese conjunto de habilidades y destrezas practicadas desde un caballo, bien sea con fines puramente de exhibición ecuestre o bien con finalidades de vaquería. Uno de los precursores de esta práctica fue Sebastián de Aparicio, un hacendado de Puebla que se dedicó a la doma y aprovechamiento de los caballos en todas sus formas.
Es precisamente en las haciendas o ranchos donde comienza a tomar forma la charrería y con ella los charros mexicanos. Buena parte de la economía de México giraba alrededor de la actividad de los ranchos, incluso hasta comienzos del siglo XX.
Desde el siglo XVI se instauró la práctica de hacer ‘rodeos’. Estos eran unas faenas que hacían los vaqueros montados en sus caballos para rodear y concentrar el ganado en un punto específico. Una vez lograban esto, contaban los animales, los marcaban y procedían a su venta. Al final, casi siempre había un festejo para celebrar el logro.
Más adelante, comenzó a llamarse ‘rodeo’ o ‘jaripeo’ a ese festejo. Los vaqueros aprovechaban la ocasión para exhibir sus destrezas a caballo. También se popularizó el ‘coleo’, una práctica que consistía en perseguir a las reses y derribarlas, tirándolas por la cola. Entre los vaqueros había una competencia amistosa en torno a esta práctica.
Una tradición que se afianza
Los rodeos o jaripeos, así como los coleos, no tardaron en volverse habituales. De ser parte del trabajo, poco a poco pasaron a convertirse en ocasiones especiales para celebrar la habilidad de los hombres a caballo. Comenzaron a hacerse competiciones sencillas, como tirar una botella y luego recogerla sin caerse del caballo. Habían nacido los charros mexicanos.
A veces esos festejos se acompañaban del sacrificio de algunos novillos para que todos comieran. También estaban presentes el tequila y la música ranchera, que destacaba y celebraba las hazañas de los jinetes, sus faenas, sus amores, sus decepciones y sus aventuras.
Los charros mexicanos comenzaron a formar un grupo aparte. Eran hombres recios y fuertes, con enorme capacidad de trabajo. Por eso, no solo se les encomendaba el manejo del ganado, sino que además prestaban labores de seguridad.
Se sabe que desde 1730 se les empleó para contener las invasiones de los indios norteamericanos. Usaban una chamarra de cuero, acondicionada para repeler las flechas.
Los charros mexicanos: el emblema del país
Los charros mexicanos también participaron en la independencia de México, época en la cual comenzaron a llamarlos ‘cuerudos’ por el atuendo que usaban. Destacaron por su valor, tanto en la independencia como en las guerras que siguieron luego.
Durante el largo mandato de Porfirio Díaz, muchos de los charros mexicanos conformaron un cuerpo de seguridad al que le llamaban ‘los rurales’. Entonces ya vestían con el atuendo que se ha convertido en un emblema de México: sombrero de ala muy ancha, chaqueta corta y pantalones que se podían abrir o cerrar, gracias a que tenían botones o cierres a los lados.
Esos trajes llevaban adornos muy costosos si el portador era de clase alta y preciosos bordados con hilos de maguey si el portador era pobre. En los años 20 la charrería se convirtió en un deporte reglamentado en México y más adelante fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Los charros mexicanos son el emblema cultural de ese país.
- Charro (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 24 de febrero de 2020 de https://es.wikipedia.org/wiki/Charro
- La charrería, tradición ecuestre en México. Patrimonio Cultural Inmateria - Unesco. Recuperado el 24 de febrero de 2020 de https://ich.unesco.org/es/RL/la-charreria-tradicion-ecuestre-en-mexico-01108