Rebeliones indígenas en el siglo XVIII americano

El siglo XVIII, en los Andes centrales se vivió una espiral de violencia causada por diversas rebeliones protagonizadas por poblaciones indígenas. ¿Quieres saber algo más de estos movimientos insurgentes? 
Rebeliones indígenas en el siglo XVIII americano
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 21 diciembre, 2019

Con la llegada de los europeos a territorio americano se inició un proceso de conquista en el que las poblaciones indígenas que sobrevivieron fueron condenadas a vivir subordinadas. Como es lógico, los sometidos se resistieron al proceso de dominación desde un primer momento. Así, desde el año 1494 ya nos encontramos con rebeliones indígenas en América.

En este artículo nos centraremos en conjunto de rebeliones que tuvieron lugar en la región andina de Sudamérica en el siglo XVIII: la de Juan Santos Atahualpa, la de Túpac Amaru II y la de Túpac Katari. Estas luchas no las debemos entender como antecedentes de las independencias, sino como movimientos frente al abuso y explotación del régimen colonial.

Rebeliones indígenas en la selva: Juan Santos Atahualpa

Juan Santos Atahualpa fue un dirigente indígena quechua que lideró una rebelión que puso en jaque a las autoridades virreinales del Perú. El objetivo de este alzamiento iniciado el año 1742 era el de restaurar un Imperio inca y expulsar a los españoles y a los esclavos negros.

Juan Santos Atahualpla, líder de rebeliones indígenas
Juan Santos Atahualpa – ETNA VALVERDE / Wikimedia Commons

La biografía de Juan Santos Atahualpa antes del año 1742 es algo borrosa. Él afirmaba que era descendiente de los incas, nacido en Cuzco y criado por los jesuitas, quienes lo llevaron de gira por España, Portugal y África. Tenía gran bagaje cultural, ya que dominaba el castellano, el latín, el quechua y otras lenguas indígenas.

Entorno al año 1740 ofreció su ayuda a los misioneros franciscanos que operaban en la región de Chanchamayo, en la selva central. La instauración de esta misión favoreció la penetración de colonos españoles interesados en la explotación de la sal. Estos empezaron a utilizar la mano de obra indígena de la región cual si fuera mano de obra esclava. 

Juan Santos, al presenciar los abusos que se cometían contra los indígenas con total impunidad, decidió luchar contra la explotación indígena. Para ello, consideró necesario la restauración del Imperio inca. La insurrección estalló el mes de junio del 1742 y Juan Santos, como descendiente de Atahualpa, se hizo proclamar Apu Inca.

Los objetivos Juan Santos fueron los de restaurar el Imperio inca y expulsar a los españoles y sus esclavos. Con ello se inauguraría una nueva etapa de prosperidad para los indígenas. Eso sí, la religión católica se mantendría dentro del nuevo régimen.

Desarrollo de la rebelión

A pesar de mantener el catolicismo, Juan Santos incitó a los indios a rebelarse contra los trabajos impuestos por los misioneros católicos y exigió la ordenación de sacerdotes indígenas. Su plan era hacerse primero con el control de la selva, luego con la sierra, posteriormente con la costa y culminaría con su coronación como Inca en Lima.

Esta rebelión adquirió grandes dimensiones gracias a que Juan Santos tenía la posibilidad de comunicarse en sus lenguas con los indígenas de la selva central. Esto favoreció que el mensaje llegara a estos pueblos, quienes se adhirieron a la lucha con entusiasmo. Se dice que llegó a congregar hasta 2000 hombres con los que controló la selva central.

Dibujo de Juan Santos Atahualpa en Quimiri
Dibujo de Juan Santos Atahualpa en Quimiri / Wikimedia Commons

El primer objetivo de los rebeldes fueron las misiones católicas. Destruyeron un total de 27 y amenazaban con atacar la sierra. Para evitar la avanzada, las fuerzas virreinales organizaron una expedición a Quimiri -actual La Merced– en el valle de Chanchamayo. Allí, el 27 de octubre de 1743, levantaron un fuerte.

El fuerte fue atacado y todos los soldados murieron a finales de ese mismo año. Todos los intentos por localizar al rebelde y paralizar el movimiento fracasaron. Su lucha se iba propagando por el territorio. El 24 de junio de 1746 tomaron el pueblo de Monobamba, el de Sonomoro en 1751 y el de Andamarca el 4 de agosto de 1742.

La toma de este último pueblo significaba una seria amenaza para las autoridades coloniales, ya que esta localidad era ya cordillera. Esto significaba que si la rebelión cuajaba en esa zona, poblada por una gran cantidad de población indígena, esta hubiera tomado un giro decisivo en favor de los insurrectos. Pero esto no sucedió.

Desaparición de Juan Santos Atahualpa

Misteriosamente, el líder de la rebelión desapareció. Sin él, el alzamiento indígena se paralizó, se restableció la paz en el territorio y las autoridades virreinales retomaron el control. ¿Qué pasó con Juan Santos Atahualpa? Desconocemos realmente lo que sucedió con él. Seguramente falleció.

Unos afirman que murió de una pedrada causada por una honda en una fiesta en Metrato y otros que lo hizo de vejez. Lo que trascendió de su desaparición fue el carácter mágico y legendario que se le otorgó. Los pueblos selváticos afianzaron la idea de que Juan Santos se elevó a los cielos y que había prometido regresar.

Rebeliones indígenas: Túpac Amaru II

La rebelión de Túpac Amaru II fue otra de las rebeliones indígenas que hicieron temblar el régimen colonial en los Andes centrales. Este, a diferencia del de Juan Santos, fue un alzamiento que se produjo en la sierra, concretamente en la región del Cuzco entre los años 1780 y 1783.

Billete con la imagen de Tupac Amaru II, líder de las rebeliones indígenas

El curaca José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Túpac Amaru II, lideró esta rebelión. De nuevo, este movimiento se forjó a raíz de la explotación que estaban sufriendo las poblaciones indígenas a causa de los cambios que se impusieron con las reformas borbónicas.

Estas reformas tenían el objetivo de ‘volver a hacer España grande’ y, para ello, debían exprimir al máximo sus colonias. En el Virreinato del Perú esto representó una presión brutal sobre el campesinado indígena de la sierra a través de distintos mecanismos: el reparto de mercancías, el tributo indígena y la mita minera.

El retorno al Imperio inca se convirtió en la fuerza que movilizó la rebelión. La restauración de ese imperio ofrecía a los resistentes una alternativa frente al sistema económico colonial que les succionaba el alma.

Las demandas que solicitaba Túpac Amaru fueron la abolición del sistema de reparto, de la alcabala, la aduana y la Mita de Potosí.

Desarrollo del levantamiento

Ante las negativas de las autoridades a aceptar las demandas del curaca, este, el 4 de noviembre de 1780 apresó al corregidor Antonio de Arriaga. Los rebeldes le obligaron a que entregase dinero, armas y animales. Seis días después fue ejecutado en acto público.

Obviamente, las autoridades virreinales del Cuzco informaron a la capital del virreinato, Lima, y se apresuraron a organizar un movimiento de defensa. La insurrección indígena captó rápidamente a muchos adeptos que se adhirieron a la lucha.

Pero, a diferencia de lo que sucedió en la rebelión de Juan Santos en la que la selva era un espacio prácticamente ignoto y con escasa presencia europea, la zona de la sierra, núcleo del Virreinato, estaba perfectamente controlada. Así, después de diversos enfrentamientos con victoria rebelde, las tropas del virrey Jáuregui derrotaron y capturaron a Túcap Amaru II y a su familia.

Esto fue el cinco de abril de 1781. Diez días después fueron sentenciados a muerte y el 18 lo obligaron a presenciar la ejecución de su esposa e hijos. Posteriormente, intentaron descuartizarlo atando cada una de sus extremidades a un caballo. La ejecución no se pudo materializar y, finalmente, optaron por decapitarlo y despedazarlo.

Tumba de Tupac Amaru en Cuzco
Tumba de Tupac Amaru en Cuzco – Fmurillo26 / Wikimedia Commons

Túpac Katari y la continuación de las rebeliones indígenas

Con la muerte de Túpac Amaru II no se murió del todo la rebelión. En la región del sur en el año 1780 se había iniciado otro alzamiento liderado por Túpac Katari con la ayuda de un primo de Túpac Amaru. Este movimiento se nutrió de las fuerzas que habían sobrevivido a la captura de Túpac Amaru y continuaron la lucha.

Estos rebeldes, que contaban con un ejército de unos 40 000 hombres, sitiaron La Paz durante más de seis meses. En el asedio fallecieron entre 15 y 20 000 personas. El líder Túpac Katari fue capturado y ejecutado el mes de noviembre de 1781.

Tras la ejecución de Túpac Katari, el primo de Túpac Amaru continuó en la lucha hasta que el 15 de marzo de 1783, fue capturado y condenado a la pena capital con atenaceado, o sea, arrancarle la carne con tenazas al rojo vivo. Con este acto, la sublevación indígena terminó

Cuando viajemos a América, ya sea en territorios con alta presencia de población indígena o en otros donde los pueblos originarios están invisibilizados, es importante hacer un esfuerzo por desprendernos de la visión paternalista que posiciona a los pueblos originarios como víctimas indefensas que aceptaron con resignación la explotación y la subordinación.

Es necesario que comprendamos que estos pueblos lucharon por defender su integridad y libertad. Rebeliones indígenas que, de alguna forma, todavía hoy siguen librando.