Tsingy de Bemaraha: una fabulosa reserva natural

En la gran isla de Madagascar existe una región de piedras calizas que la naturaleza se encaprichó por esculpir de tal forma que parece un campo de cuchillos afilados.
Tsingy de Bemaraha: una fabulosa reserva natural
David Díaz

Escrito y verificado por el historiador David Díaz.

Última actualización: 03 abril, 2020

En el centro oeste de la isla de Madagascar existe un lugar con unas estructuras geomorfológicas muy particulares: el Tsingy de Bemaraha. Es un paisaje estremecedor y a la vez cautivador formado por miles de pináculos de roca caliza afiladísimos. Esta es la razón de que los lugareños le pusieran este nombre, Tsingy, que en malgache significa ‘donde no se puede caminar descalzo’.

El Tsingy de Bemaraha es una reserva natural que desde el año 1990 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Su incorporación estuvo motivada no solo por su geología única, sino también por sus selvas de manglar perfectamente conservadas y por su rica fauna. Veamos con más profundidad las características de esta reserva natural.

El Tsingy de Bemaraha y su maravillosa geología

Tsingy de Bemaraha

La reserva se extiende por un área de 152 000 hectáreas. La parte más occidental está formada por un relieve muy irregular, cubierto mayoritariamente por un bosque denso, seco y caducifolio. En la parte oriental el bosque se intercala con sabanas.

Como decíamos, en la Reserva Natural Tsingy de Bemaraha se puede apreciar un paisaje excepcionalmente bello que la acción de la naturaleza ha ido forjando a lo largo de los años. Es un paisaje kárstico en un macizo de piedra caliza altamente escarpado.

El macizo está atravesado por un profundo desfiladero excavado pacientemente por la corriente de un río. Todo el conjunto forma una especie de bosque de piedras cortantes con altos pináculos de piedra caliza que pueden llegar hasta los cien metros de altura. Parece que los canteros de la naturaleza quisieron levantar multitud de catedrales góticas en la meseta.

Esta peculiar geología es conocida universalmente, además de por su belleza, por el efecto que crean los tonos del verde bosque sobre los reflejos metálicos de las rocas del karst gris. Desde luego, este fue uno de los criterios por los que esta reserva natural fue incorporada a la selecta lista del Patrimonio Mundial. Pero existieron otros, veamos cuáles fueron.

La maravillosa fauna del Tsingy de Bemaraha

Atardecer en el Tsingy de Bemaraha

En esta reserva natural existen una gran variedad de especies de animales raras y/o amenazadas. En sus más de 85 000 hectáreas de bosque se concentran distintos tipos de ecosistemas, desde selva tropical hasta sabanas. Ello favorece que exista una alta biodiversidad.

Además de esta diversidad de ecosistemas, existe una rica variedad de especies faunísticas y vegetales únicas en el mundo. Eso es posible gracias a la insularidad de Madagascar y a la capacidad de adaptación de las especies. Esto ha favorecido a que la especies endémicas se hayan conservado in situ y, por ello, aquí viven especies únicas de animales raras, todas ellas en peligro de extinción.

Así, en esta reserva natural podemos encontrar hasta 11 especies de lemures, seis especies de aves, dos de anfibios, 17 de reptiles incluido el camaleón Brookesia peramata y un roedor que solo existe en la reserva, el Nesomys lambertoni.

¿Cómo llegar a la reserva?

Puente colgante

Lo primero de todo es llegar a esta gran isla del océano Índico. Ten en cuenta que probablemente, según tu país de origen necesitarás un visado para entrar. Bien, una vez en la isla, se recomienda alquilar un 4×4. Para llegar a la reserva hay que desplazarse hasta Bekopaka.

Ya en Bekopaka, para llegar al destino, hay que hacerlo caminando. Una vez en la reserva, un arnés te acompañará el resto del viaje. Subirás paredes, te adentrarás en pequeñas grutas e incluso cruzarás un cañón en un puente colgante estilo Indiana Jones. Es recomendable contratar los servicios de un guía.

Durante tres horas recorrerás, a lo largo de tres kilómetros, esta maravilla de la naturaleza. Se debe ir con ropa y calzado adecuados, agua, comida y un frontal. La ruta está marcada y, si no te sales de ella, la excursión es segura y asequible para los menos preparados físicamente.

El Tsingy no permite visitas durante la época lluviosa. Si tienes pensado conocerlo, lo deberás hacer en la época seca, desde abril hasta primeros de noviembre. Sin duda, explorar este lugar del globo será una maravillosa experiencia pero, ojo, si tienes vértigo, quizás se convierta en una larga pesadilla.