Frederiksborg, el castillo más grande de Escandinavia
Muy cerca de Copenhague, la capital de Dinamarca, se encuentra el hermoso castillo de Frederiksborg, construido sobre tres islotes entre 1560 y 1630. Un bonito paseo en tren nos llevará hasta el palacio más grande de toda Escandinavia. ¡Vale la pena ir hasta allí para disfrutarlo!
¿Cómo llegar al castillo de Frederiksborg?
Saliendo desde la capital danesa son unos 45 minutos en tren hasta la localidad de Hillerod. La frecuencia de este servicio (que parte de la estación central) es buena, por lo tanto no hay que esperar demasiado. La línea E termina en esta ciudad por lo tanto es casi imposible perderse. Si sales temprano por la mañana el paseo por el castillo y alrededores te llevará como máximo hasta el mediodía… ¡ideal para regresar a la ciudad y seguir conociendo sus atractivos!
Lo que sí hay que tener en cuenta es que el tren va parando en otras estaciones. Al bajar en la estación hay carteles que indican la dirección hacia el gran atractivo local. Solo se camina algunos minutos, primero por una calle con tiendas, restaurantes y puestos callejeros de venta de frutas y verduras. El paseo es muy bonito bordeando un lago con patos y de fondo la gran mole: el castillo.
Frederiksborg Slot (en danés) fue construido sobre tres islotes de un lago por Hans Van Steenwickel el Antiguo y lleva ese nombre en honor a Federico II, aunque la decisión de erigirlo fue del rey Christian IV.
El edificio es de estilo renacentista y simboliza la potencia monárquica danesa. La familia real habitó este lugar en varias ocasiones, incluso cuando el imperio se extendía hasta la actual Noruega. En 1839 un incendio destruyó gran parte del castillo, que fue reconstruido por JC Jacobsen (el dueño de la cervecería Carlsberg).
“Vivimos en un mundo maravilloso que está lleno de belleza, encanto y aventura. No hay un límite para las aventuras que podemos tener siempre y cuando las busquemos con los ojos bien abiertos.”
-Jawaharial Nehru-
De paseo por el castillo de Frederiksborg
Tanto la fachada como su interior son impresionantes y entenderás por qué vale la pena tomar el tren desde Copenhague para ir a visitarlo. La galería de Mármol, el Museo de Historia Nacional y la iglesia del castillo son los tres espacios más destacados de la construcción.
Una vez que atraviesas la puerta principal llegarás a un recinto interior (como un patio) con una gran fuente en el centro y varias obras alrededor. Lo siguiente que verás es el puente y tras pasarlo estarás dentro del palacio. Allí es donde se encuentran las taquillas para comprar la entrada. Si tienes el pase Copenhague Card no tendrás que pagar nada por la visita.
El recorrido empieza por una sala con trajes de cuando se construyó el castillo (siglo XVII) y sigue por la capilla-iglesia muy bien decorada, aunque quizás un poco recargada, llena de pinturas y mobiliario. Vale destacar que el templo fue de lo poco que sobrevivió al gran incendio de 1839.
Al terminar de recorrer la iglesia se pasa al área de exposiciones de arte moderno, que incluye, por ejemplo, pinturas sobre la guerra de Afganistán. Para finalizar, el jardín es realmente bonito y vale la pena visitarlo.
Los jardines del castillo de Frederiksborg son de estilo romántico y contaban con zona de baños para los monarcas. El predio se empleó como coto de caza y para almuerzos de la familia real. También hay una parte en estilo barroco (construido en 1996) que ofrece monogramas hechos en madera, fuentes y flores.
Al finalizar el recorrido por este hermoso castillo puedes descansar un poco en los laterales ya que hay algunas mesas y bancos a orillas del lago. Compartirás el lugar con patos y aves pero es un sitio muy tranquilo y ameno para recargar las baterías antes de continuar tu paseo o regresar a la estación de tren a la espera del siguiente servicio a Copenhague.