La estación de metro de Chamberí, la estación fantasma de Madrid
La estación de metro de Chamberí de Madrid es una verdadera estación fantasma que te hará sentir como si hubieras viajado en el tiempo. Todo se ha mantenido en su diseño original: las lámparas incandescentes, las taquillas, los anuncios en azulejos… De esta manera, la visita a la estación de Chamberí constituye una vuelta al pasado.
Aunque hoy en día los trenes pasan de largo por esta estación sin aminorar la marcha, lo cierto es que en su momento fue muy importante. A continuación, vamos a descubrir por qué.
Diseñada para atraer a los primeros viajeros españoles
El arquitecto encargado del diseño de la estación de metro de Chamberí, que se inauguró en octubre de 1919, fue Antonio Palacios. Fue una de las ocho estaciones originales que dieron forma a la primera línea de Metro de Madrid.
Palacios obtuvo inspiración de las estaciones de metro de París de aquella época. Intentó decorar Chamberí para que atrajera a los ciudadanos que no habían usado nunca este medio de transporte y acabar con su reticencia a viajar bajo tierra.
Por eso, utilizó materiales de colores vivos en los espacios con los que entrarían en contacto los viajeros, como los pasillos, túneles, plataformas, etc. Durante su construcción, además, usó baldosas y piezas de cerámica. Así, su diseño puede describirse como funcional, simple y económico. Destacan, sobre todo, los coloridos anuncios de azulejo.
Se cerró unos 40 años después de su inauguración
Debido al progresivo aumento de viajeros, se decidió que era necesario reformar la línea 1 de metro para adaptarla al uso de trenes nuevos, de más capacidad que los antiguos. Para que esto fuera posible, era necesario ampliar las plataformas de todas las estaciones. Pasarían de medir 60 metros a 90 metros.
Sin embargo, la ampliación de la estación de metro de Chamberí resultó inviable por motivos técnicos. Por este motivo, y por su cercanía a las estaciones de Bilbao e Iglesia, Chamberí se cerró definitivamente el 22 de mayo de 1966.
Y se ha vuelto a abrir como una de las sedes de Andén Cero
Durante más de 40 años, la estación se mantuvo en desuso, cerrada y abandonada. Sin embargo, en agosto de 2006 se comenzaron las obras de restauración con el objetivo de convertir Chamberí en un museo.
Dos años después, el 25 de marzo de 2008, se abrió como una de las dos sedes de Andén 0, el Centro de Interpretación del Metro de Madrid.
Por lo tanto, se han restaurado integralmente los muros, bóvedas, carteles publicitarios, el mobiliario y los andenes originales. Todo se puede visitar en el recorrido de la estación, que se suele acompañar de información audiovisual sobre la historia del Metro.
Tanto para los turistas como para los propios madrileños, la visita a la estación fantasma de Chamberí promete, sobre todo si vas con niños. Y si eres de Madrid, prueba a preguntar a tus familiares. Quizás tus abuelos hayan utilizado la estación cuando todavía estaba abierta. En cualquier caso, es una visita nostálgica, pero inolvidable.
Datos prácticos para visitar la estación de metro de Chamberí
Si te estás planteando realizar una visita a la estación de metro de Chamberí, tienes que tener en cuenta que no abre todos los días. Tiene un horario un poco peculiar que referiremos a continuación.
Horarios
- Jueves: 10:00-13:00
- Viernes: 11:00-19:00
- Sábados y domingos: 11:00-15:00
Los días de Navidad y Año Nuevo, la estación permanece cerrada al público.
Cómo llegar
Para acceder al Andén Cero, debe hacerse desde la plaza de Chamberí, donde está la entrada. Si viajas en transporte público, tendrás que bajarte en la estación de metro Iglesia (línea 1), la más cercana. Desde allí, tardarás 5 minutos en llegar a la plaza de Chamberí si caminas por la calle Santa Engracia.
La entrada es gratuita. El acceso es libre hasta completar el aforo y las visitas guiadas se realizan a las horas en punto.
Tanto si te interesa la historia de Madrid o de su red de metro, como si te llaman los lugares abandonados y algo espeluznantes, te animamos a visitar la estación fantasma de Chamberí. Realiza un verdadero viaje al pasado y echa unas cuantas fotos en un escenario que parece sacado de una película.