El Templo Azul, uno de los tesoros de Chiang Rai
El Templo Azul es una de las construcciones más recientes de Chiang Rai. Sin embargo, ha conseguido que el turismo aumente notablemente en esta localidad tailandesa. Una ciudad, eso sí, que ya era un gran atractivo turístico en el apartado natural, gracias al “triángulo de oro”, el punto en el que se tocan las fronteras de Tailandia, Laos y Birmania.
Fue en el año 2005 cuando comenzó a construirse este templo en una localidad en la que ya estaban en marcha las obras del Templo Blanco. Y también destacan en Chiang Rai las Casas Negras. Pero en esta ocasión, vamos a centrarnos en el Wat Rong Suea Ten, conocido como el Templo Azul.
Lo que vas a ver en el Templo Azul
Lo más seguro es que no hayas estado en ningún lugar parecido al Templo Azul. Si algo destaca de esta construcción es que es única. Su exterior, aunque peculiar, recrea un templo budista como otros tantos de Tailandia. El edificio es azul, aunque combinado con el color dorado.
Ya antes de acceder, te van a sorprender sus dos grandes dragones. Están colocados uno a cada lado de la entrada y, cómo no, son de color azul. También son los protagonistas más fotografiados en este templo.
En su interior, sin embargo, lo más importante es una gran escultura de Buda sentado que te dejará con la boca abierta. Mide seis metros y medio, es de color blanco y se impone en el centro del Templo Azul. Hay otra estatua de Buda, es también de colo blanco, pero en este caso está de pie.
Más allá de las esculturas, el resto del monumento es muy diferente a los tradicionales. Todo el ambiente está marcado por el color azul. Los murales, las columnas, los mosaicos y cada detalle son de este color. Así, el edificio está envuelto en una magia inigualable.
Un templo inacabado
Como adelantábamos, el Templo Azul comenzó a construirse en 2005, pero sus puertas no abrieron a los turistas hasta el año 2016. Como puedes ver, la vida de este monumento es corta si la comparamos con los históricos templos budistas de Tailandia.
Además, las obras todavía no han acabado y habrá que esperar algún año más para poder verlo terminado. En el tiempo que lleva abierto, la afluencia todavía no puede compararse con la del Templo Blanco, pero cada año que pasa la cifra se incrementa.
El Templo Azul va cobrando fama poco a poco y la procedencia de los visitantes es sobre todo china. Es cuestión de tiempo que sea tan popular como el Templo Blanco o la Casa Negra, por lo que ahora es un buen momento para visitarlo sin aglomeraciones.
Y si quieres disfrutarlo al máximo, mejor ir lo más temprano posible. Es cuando menos visitantes va a haber y, además, así podrás ver las tradiciones de esta región. Por la mañana te encontrarás a los monjes orando y podrás conocer sus rituales mientras visitas el edificio.
Eso sí, tanto en ese momento como si vas el resto del día, debes respetar una serie de normas. Deberás descalzarse en la puerta antes de entrar. Además de eso, debes llevar la ropa adecuada, evitando pantalones cortos o chanclas, por ejemplo. Tampoco puedes entrar al Templo Azul con los hombros descubiertos.
Con todo esto en mente, solo te queda disfrutar de este espectacular monumento. Además, no te supondrá ningún gasto porque la entrada es gratuita. Así podrás emplear más dinero en degustar los platos más típicos de Tailandia en alguno de los restaurantes de la zona.
Relación con otros templos de la ciudad
El encargado de realizar el Templo Azul fue el arquitecto Phutha Kabkaew, natural de Chiang Rai. Antes había participado en el diseño del Templo Blanco, por lo que su particular obra guarda muchos detalles similares al otro gran monumento de esta ciudad tailandesa.
Y no solo tiene conexión con el Templo Blanco. En los dragones de la entrada del Templo Azul hay partes creadas a partir de las ideas de la Casa Negra. De hecho, el propio arquitecto aseguró haberse inspirado en estas cabañas de madera.
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