Cómo visitar el Parlamento alemán o Reichstag
Si tienes la suerte de viajar a Berlín, no puedes dejar de visitar el Parlamento alemán. Este histórico lugar protagoniza muchos de los itinerarios turísticos. A lo largo de los años, se ha llegado a convertir en un símbolo de la capital alemana. Sigue leyendo y descubre por qué.
Un poco de la historia del Reichstag
El complejo del Parlamento de Berlín o Reichstag, en alemán, tardó 10 años en construirse. Se inauguró en 1894, tanto el edificio principal como la cúpula. En él se esconde una gran historia y ha sufrido numerosas reconstrucciones.
Uno de los momentos históricos más importantes que protagonizó sucedió en 1918. Con el fin de la I Guerra Mundial, obreros y soldados ocuparon el edificio y Philipp Scheidemann proclamó el comienzo de la República de Weimar.
Pero, con la llegada de los nazis y sus políticas de represión e intimidación, el Parlamento terminó perdiendo su poder. En 1933 se produjo un incendio que dañó en gran medida el edificio y benefició a la facción nazi. Nunca se supo quién provocó dicho incendio.
Poco después, Hitler abolió muchos de los derechos fundamentales recogidos en la Constitución de 1919, la de la República de Weimar. Finalmente, tras la II Guerra Mundial, el edificio quedó completamente destruido.
Su reconstrucción tardó años en llegar. En 1961 Paul Baumgarten realizó un diseño simplificado y sin cúpula, que fue el que se siguió.
Mucho más adelante, en 1996, sería el arquitecto Sir Norman Foster quien se encargaría de su transformación. Se basó en las dimensiones históricas para ampliarlo y convertirlo en un edificio moderno y funcional, ya con la cúpula incluida. Una cúpula de cristal permite pasear por su interior y admirar las vistas de la ciudad.
La cúpula de cristal: un símbolo de la democracia parlamentaria
La visita al Parlamento no se centra en el edificio como tal, sino en la cúpula de cristal diseñada por Norman Foster. Y no es de extrañar, puesto que es el elemento más impresionante del complejo. Se encuentra situado justo encima de la Sala de Plenos.
Esta cúpula representa el centro de la democracia parlamentaria. Está hecha de cristal y pretende mostrar que el pueblo, desde arriba, debe ver que todos los asuntos se llevan con claridad.
La visita al Parlamento alemán
Ahora que ya conoces la historia y la importancia de este icónico edificio, seguro que te han entrado ganas de visitarlo. Pues bien, has de saber que la visita es gratis. Eso sí, eso no significa que puedas llegar y entrar directamente.
Antes, la entrada era libre. Esto ocasionaba largas colas y, como podrás imaginar, mucho tiempo de espera. Para evitar esto desarrollaron un sistema de entrada anticipada. Sigue siendo gratis, pero para poder entrar y evitar colas tienes que realizar una reserva anticipada en la página web del Parlamento alemán.
Cómo hacer la reserva
Es muy fácil. En primer lugar, tendrás que decidir qué tipo de visita quieres. Ofertan dos: la visita a la cúpula o la visita guiada con posterior subida a la cúpula. Una vez hecho esto, tendrás que introducir el número de personas, nombres y apellidos, fechas de nacimiento y la fecha y hora que solicitáis.
El día de la visita, hay que pasar por las casetas que hay enfrente del edificio para confirmar la entrada. Desde ahí entrarás al edificio y, después, subirás a la cúpula. Te recomendamos coger una audioguía gratuita. Las hay disponibles en muchos idiomas distintos.
O, si te interesa saber más sobre la arquitectura y el arte del edificio, siempre es interesante apuntarse a una visita guiada (también es gratuita).
Datos prácticos: horario y cómo llegar
El Parlamento alemán está, como hemos dicho, en Berlín. Concretamente, está ubicado en Platz der Republik, 1. Se puede llegar tanto en metro como en bus.
- Metro: línea U55 hasta la parada Bundestag.
- Autobús: línea 100
Está abierto de 8:00 a 24:00, aunque las últimas entradas se dan a las 22:00. Por lo tanto, no vayas más tarde de esa hora o no podrás entrar.
El Parlamento alemán, además de un edificio impresionante, es un lugar clave para la historia del país. Así que no te lo pierdas si visitas Berlín.