Descubrimos el palacio arzobispal de Kromeriz
Es uno de los monumentos más conocidos de la República Checa. El palacio arzobispal de Kromeriz es un palacete declarado Patrimonio de la Humanidad. Hogar de obispos checos y más tarde convertido en una galería de arte, recorrerlo es sumergirse en un viaje al pasado que enamora. ¿Por qué? ¡Descúbrelo tú mismo!
En la República Checa hay miles de lugares que visitar. Cada rincón, un pueblo o ciudad nos abre sus puertas para que lo descubramos. Y el resultado de esto es que quedamos maravillados con los encantos de este precioso país. ¿Cuál es nuestra siguiente parada? Kromeriz.
El palacio arzobispal de Kromeriz, el hogar de obispos
En el año 1497 el palacio arzobispal de Kromeriz abrió sus puertas para que el obispo Stanislas Thurzo pudiera vivir allí. Se utilizó durante años como residencia de verano.
En aquellos tiempos el aspecto del palacio distaba mucho del actual, ya que era gótico tardío. Poco a poco se fue remodelando para irse adaptando a los nuevos tiempos. Primero, al estilo barroco, en el siglo XVI.
Tras un incendio declarado en 1752 hubo que restaurarlo y se aprovechó para cambiar los salones del palacio. En esta restauración tuvieron mucho que ver los arzobispos de Olomouc, otra de las ciudades más importantes de la República Checa.
Eran ellos los propietarios del palacio desde antes del siglo XIII, por lo que fueron modificándolo hasta convertirlo en un hogar casi de reyes. De hecho, si el lugar no hubiese pertenecido a los arzobispos actualmente lo consideraríamos un castillo noble.
De hogar de reyes a hogar del arte
Tras esta pequeña historia del palacio arzobispal de Kromeriz, viajamos a la actualidad para saber qué ha sido de este lugar tan importante. Actualmente, el interior del palacio arzobispal alberga una inmensa colección de arte.
En él se puede admirar la segunda pinacoteca del país, después de la Galería Nacional de Praga. Aquí se conservan y exhiben obras de grandes artistas europeos, desde pinturas de Tiziano a obras de Brueghel o Van Dyck.
“El arte nos permite encontrarnos y perdernos al mismo tiempo.”
-Thomas Merton-
Pero no solo pinturas, este es un archivo cultural de incalculable valor. En el palacio se conservan también manuscritos de Mozart o de Haydn. Incluso, hay una gran colección de monedas (la segunda más importante detrás de la de Ciudad del Vaticano) y una biblioteca con más de treinta mil ejemplares.
Con todas esta riqueza entre sus muros, no es de extrañar que en el año 1998 la Unesco nombrase al palacio arzobispal de Kromeriz Patrimonio de la Humanidad. Tanto el palacio como sus jardines, de estilo inglés, son la máxima representación de la belleza y del arte europeo.
¿Qué no puedes perderte de la visita?
Si finalmente te apuntas a una visita por el palacio arzobispal de Kromeriz, toma nota de algunos de los lugares que no puedes perderte. Aunque no todas las habitaciones del palacio se encuentran abiertas al público, sí que hay algunas que son imprescindibles.
Lo que más llama la atención del palacio es la decoración y cómo se ha tratado de mantener su estilo inalterable. Uno de los lugares más impresionantes es la sala de la Asamblea, la más grande del palacio. Es de estilo rococó y está llena de espejos, estucos y luces venecianas. ¡Realmente llama la atención!
Finalmente, te aconsejamos recorrer con calma los jardines que rodean al palacio. Son 64 hectáreas en las que destaca el jardín de las flores, de estilo francés y con algunas fuentes preciosas como la fuente de Tritones o la fuente del León.
Posiblemente estemos ante uno de los monumentos más grandiosos de la República Checa. Puede que no esté en una de las ciudades más grandes como Pilsen o Praga, pero el palacio arzobispal de Kromeriz tiene siglos de historia en sus muros.
Estás ante una magnífica construcción que ha sido capaz de resistir el paso de los años. Un palacio más que singular, un castillo del clero y, actualmente, el hogar de miles de obras de arte. ¿A qué esperas? ¡Anímate a visitarlo!