El jardín chino y sus tres elementos básicos
En China, la palabra que denomina jardín es yuan, que designa al lugar destinado para la siembra y la caza. El jardín chino, en la Antigüedad, era una zona exclusiva del palacio imperial, por lo que tanto los campos de cultivo como el coto de caza privado se encontraban tras altos muros.
El jardín en China se regula con normas precisas y, por su importancia, es uno de los aspectos fundamentales de su civilización. Este se aleja de la simetría en busca de una atmósfera de meditación e intimidad. Será el amor por la naturaleza lo que haga que se busque en él la armonía entre tres elementos principales: la vegetación, las rocas y el agua.
El jardín chino y la vegetación
Al contrario que en los jardines propios de Occidente, los elementos de vegetación se disponen de forma natural. Se trata de resaltar la importancia de los elementos arquitectónicos del propio jardín.
Árboles y arbustos se colocan buscando una fluidez, no una simetría que ordene el paisaje. Con esto, se consiguen perspectivas únicas desde los diferentes puntos de vista que ofrezca la zona.
Se prefiere la utilización de árboles altos con una forma que resulte agradable a la vista, tanto por su tronco como por sus ramas. Su disposición busca cubrir y revelar a partes iguales cada zona del jardín, por ello, tampoco es raro encontrarlos en pequeños grupos junto a rocas o cerca de edificios.
Además, se eligen especies concretas para representar diferentes aspectos de la filosofía taoísta. Los pinos y cipreses, símbolos de larga vida, se colocan en formación de muros naturales y cerca de las tumbas. También se utiliza el plátano como símbolo de la abundancia, así como arbustos de bambú para referirse al paso del tiempo y la longevidad.
Del mismo modo, se utilizan árboles, arbustos y flores para simbolizar las estaciones. El loto es la planta que representa al verano, mientras que la flor mei simboliza el invierno. El crisantemo, planta típica de la mayoría de los jardines orientales, marca la llegada del otoño, mientras que el durazno señala la entrada de la primavera.
Las rocas y su papel en el jardín chino
Las rocas son el segundo elemento propio e icónico del jardín chino. Representan el equilibrio dentro del espacio que conforma el jardín y su utilización es muy variada. Pueden acumularse para crear un efecto similar a las altas montañas y, combinadas con el agua y la vegetación, recrean un paisaje natural en miniatura.
También pueden encontrarse rocas aisladas, siempre con formas complejas y vistosas, como representación del wei, uno de los conceptos de belleza propio de la cultura china. En definitiva, las rocas constituyen la osamenta del esqueleto de la tierra, simbolizado por las montañas.
Dentro de los jardines chinos también existen los jardines secos, donde se marca la grava con formas naturales y ondas que fluyen para sustituir la presencia del agua. Las piedras que sobresalen en grupos representan las islas.
Y de interés sobre su utilización dentro del paisaje es, sin duda, su uso en las tumbas imperiales. En la antigua China, los emperadores gastaban enormes cantidades de roca en construir sus propias tumbas. Tan pronto como el emperador ascendía al trono, comenzaba la construcción de su tumba.
Estas se localizan a las afueras de la ciudad, en remotas y apacibles montañas que hoy en día se han convertido en famosos y visitados lugares turísticos. Del mismo modo, las personas de la corte también eran representadas en figuras de piedra alrededor de la tumba del emperador.
El agua, el elemento central
El agua es el elemento principal de los jardines orientales. Marcaba la construcción, como en el caso de los sansui, de extensos jardines que se podían recorrer en barca. Estos estaban llenos de agua proveniente de un arroyo que brotaba directamente de la vegetación y que conectaba con lagos e islotes para enfatizar cada parte del jardín.
El estanque o lago es el centro del jardín chino. Todo se crea a su alrededor, pero no necesariamente agrupado en el centro, sino siempre buscando formas naturales. También se crean cascadas, que son las encargadas de la introducción del sonido y del movimiento en el diseño del jardín.
Como el resto de elementos, los estanques, lagos y cascadas no deben nunca poder verse con facilidad, deben ser elementos que complementen vistas y rincones secretos. Por último, estrechamente ligada con el agua, está la construcción de puentes para cruzar lagos y unir las islas con el resto del jardín.
- Garzón Farias, L. Á., & Ávila Olmos, M. (1999). Espacio público y naturaleza en China. Bitácora Urbano-Territorial.
- González, A. (2017). Valores compositivos fundamentales del jardín privado chino o la mirada urbana sobre el paisaje a lo largo de su historia hasta la Revolución de 1949. Cuadernos de Investigación Urbanística. https://doi.org/10.20868/ciur.2017.112.3545.