El Barco de la Paz, una oportunidad de voluntariado
El Barco de la Paz es una iniciativa que promueve el turismo de una forma diferente. Lo suyo no es solo contribuir a que los viajeros conozcan nuevos lugares y nuevas culturas, sino que también pretende ser un foco de cambio social para el mundo.
El Barco de la Paz, o Peace Boat, es una Organización no Gubernamental (ONG) que trabaja por la paz mundial, los derechos humanos, el respeto por el medio ambiente y el desarrollo sostenible.
Adelantan programas educativos y de turismo responsable, además de proyectos de cooperación y campañas de sensibilización. Tiene su sede principal en Japón y periódicamente lleva a cabo “viajes por la sostenibilidad y la paz”.
La elección de los recorridos y destinos está determinada por consideraciones sociopolíticas. No es un tema comercial, ni de industria turística. Hoy pueden ir a Cabo de Hornos, mañana a Alaska. Todo depende del plan social y educativo de acción.
La fascinante historia del Barco de la paz
El Barco de la Paz nació en 1983, por iniciativa de un grupo de jóvenes universitarios. Ellos pensaban que el gobierno japonés censuraba sistemáticamente la información acerca de las agresiones de su país a las naciones del Pacífico este.
Por eso decidieron emprender un viaje en barco hacia esos lugares, para enterarse de primera mano de otras versiones de la historia. El viaje les permitió entender que convivir con otras culturas y otras maneras de pensar era una excelente vía para aprender y crecer.
Por eso, desde entonces comenzaron a organizar excursiones anuales, con diferentes objetivos. El propósito central de todas ellas era el de promover la paz y la concordia.
Con el tiempo han perfeccionado esas maravillosas excursiones. Ya no son simplemente viajes, con un aprendizaje al azar, sino que se enfocan en objetivos específicos. Un viaje se puede realizar con el medio ambiente como tema central, otro para repudiar las minas antipersonales, etc.
La vida a bordo del Barco de la Paz
La travesía en barco implica un tiempo relativamente largo de convivencia. En el Barco de la Paz se aprovecha todo este tiempo para llevar a cabo labores educativas.
Para ello antes de cada travesía se eligen 50 maestros de diferentes partes del mundo. Ellos organizan talleres, charlas, cursos de idiomas, etc. Todo ello relacionado con el o los países que se visiten.
También se invita a todos los participantes a que organicen y propongan sus propias actividades. El objetivo es poner el talento individual al servicio de todos. Por eso en el Barco de la Paz hay actividad permanente. Partidos de fútbol, clases de salsa, cine foros y decenas de opciones adicionales.
Lo habitual es que el Barco de la Paz visite unos 15 puertos durante su travesía. Se detienen por lapsos de entre uno y tres días en cada uno de ellos. En esos lugares se adelantan actividades de solidaridad e intercambio con la población local.
El voluntariado, una magnífica opción
En el Barco de la Paz hay un programa muy atractivo de voluntariado. En general, ofrece posibilidades para personas con competencias lingüísticas en uno o varios idiomas. Recluta intérpretes y profesores de inglés y de español. No necesariamente tienen que ser docentes de profesión, pero sí tener algo de experiencia.
Los interesados deben postularse previamente y pasar por un proceso de selección. Actualmente el Barco de la Paz está reclutando voluntarios para el próximo viaje. Este lleva por nombre “Global 101” y partirá el 20 de abril de 2019. Terminará su recorrido el 1 de agosto del mismo año.
El plazo para las postulaciones termina el 28 de diciembre de 2018. Los interesados deben tener un nivel avanzado del idioma que pretenden enseñar. También una experiencia de al menos 18 meses en enseñanza de idiomas.
Así mismo, es necesario hablar inglés, al menos en nivel intermedio, y saber algo de japonés resulta un plus importante. Toda la información está aquí.
Otras opciones
Quienes residan en Japón pueden solicitar la calidad de voluntarios para preparar y servir de apoyo logístico en los viajes. Es requisito indispensable que vivan en ese país y, por supuesto, que tengan un buen nivel de comunicación en japonés. A veces también abren programas de pasantes, con características similares.
Cualquier persona puede ser pasajera del Barco de la Paz, aunque en estricto sentido en estos viajes no hay pasajeros. Todos los que viajan allí son partícipes de una experiencia común. No se espera que actúen como turistas pasivos, sino que aporten a ese loable proyecto de construir la paz mundial.
Fotografía principal: Charos Pix / Flickr.com