Culpina K en Bolivia: el renacer de un pueblo

Culpina K era un lugar abandonado y sin futuro. Sin embargo, la imaginación y la voluntad de un artista y de la comunidad están obrando un milagro.
Culpina K en Bolivia: el renacer de un pueblo

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 25 febrero, 2020

Culpina K es un pequeño pueblo ubicado en la provincia de Nor Lípez de Potosí, distante 419 kilómetros de la ruta turística de Oruro, en Bolivia. La ‘K’ tiene origen en la nomenclatura utilizada en la identificación de las redes del telégrafo.

Esta población es lugar de paso entre las lagunas Verde y Colorada y el salar de Uyuni. Su medio millar de habitantes distribuyen su tiempo entre el cultivo de la quinoa y la crianza de auquénidos. En el pasado, Culpina K fue habitado por la cultura guaraní y por la cultura uru-quila.

La memoria de Culpina K

Calle del pueblo
Peter Collins / Flickr.com

Su historia está repleta de cruentas batallas  que se libraron allí para liberarse del sometimiento español en la época de la colonia. En ellas no solo participaron los bolivianos, sino contingentes chilenos en cabeza de diferentes generales.

Luego los latifundistas emprendieron algunos proyectos que buscaban impulsar la minería, la ganadería y la agricultura de la región. Con el tiempo, de ese ‘desarrollo’ quedó muy poco y el pueblo  se sumió en el olvido.

La iniciativa para su recuperación

Hoy en Culpina K solo habitan 76 familias, sumidas en la pobreza y el abandono. Por eso, frente a esta situación el artista Gastón Ugalde emprendió la titánica tarea de recuperar el pueblo junto a la CAF (Corporación Andina de Fomento) y la empresa minera San Cristóbal.

La labor no ha sido fácil, sobre todo porque los habitantes de Culpina K no tienen una identidad cultural  clara. Por un lado, viven en terreno boliviano; por el otro, el abandono estatal y su aislamiento los ha llevado a comerciar y relacionarse solo con los chilenos.

Esta iniciativa busca por medio del arte rendir tributo a las raíces del pueblo y, al mismo tiempo, transformarlo en un sitio turístico. Lo mejor de todo es que para que este objetivo sea una realidad exige la participación de sus pobladores.

Por un lado, se espera que el turismo se convierta en la fuente de ingresos que tanto requiere Culpina K para su subsistencia. Del otro, que los culpeños recuperen su identidad y se sientan orgullosos de ella.

Culpina K: un lugar sin igual

Monumento en Culpina K
Samenargentine / Flickr.com

Culpina K está lejos de ser un pueblo común. En su plaza central presenta un monumento con forma de caracol y de magnetita. La monumental escultura tiene 7 metros de altura y para su construcción se utilizaron rocas de 200 toneladas de peso.

Su edificación es como de otro mundo. Se puede recorrer internamente por estrechos pasillos en espiral que terminan en su centro, un centro fascinante compuesto por un bloque circular de mármol blanco, que se entierra en el suelo.

En sus entrañas se siente una energía especial, probablemente por la presencia de la luna y el efecto de la magnetita, que hacen del estar ahí toda una experiencia. Por fuera, y rodeando el complejo, hay ocho árboles metálicos con cuernos de madera que vigilan la entrada.

Vientos de cambio en Culpina K

Los techos de las casas del pueblo han abandonado lo metálico de sus tejas, que han sido reemplazadas por el dorado de la paja. Se ha levantado una plaza principal revestida con piedra y mármol.

Los habitantes de Culpina K no creían en las promesas de cambio hechas por los organizadores de la iniciativa. Pero la realidad se impuso y entonces empezaron a participar activamente de ese cambio. Con el proyecto de transformación han resurgido la esperanza y el deseo renovado de recuperar sus raíces.

La tradición del esfuerzo

Calle de Culpina K
Samenargentine / Flickr.com

En Culpina K ya no se sabía qué eran las tarkeadas o las moceñadas y el vestuario hablaba de lo que no eran. Atrás habían quedado los tejidos con lana de llama y las tradiciones se habían perdido en un tiempo sin fondo.

Ahora cada quien aporta lo suyo en la reconstrucción de un pueblo que tiene mucho que ofrecer al mundo: las calles empedradas, las casas con techos de paja y puertas adornadas, los monumentos, las esculturas de Gastón Ugalde y las plazas. El esfuerzo enorme de una comunidad que quiere salir adelante se refleja en cada rincón de este pueblo.

Es un pueblo que renace de las cenizas y que empieza a acoger a turistas de todo el mundo, que quedan encantados con lo que ven porque no hay nada más encantador que poder presenciar cómo algo florece en medio del desierto.

El desierto de Gastón Ugalde

Calle del pueblo
Samenargentine / Flickr.com

Para el artista plástico Gastón Ugalde, el desierto siempre fue un motivo de inspiración, por eso sigue trabajando incansablemente para hacer de su sueño una realidad. De ahí las esferas que estarán en la cima de la Puerta del Sol, de 10 metros de altura. O del caballo metálico del apóstol Santiago, patrono del pueblo y que se ubicará en la recién remodelada iglesia.

Pese a haber sufrido un accidente, Gastón Ugalde es un escalador consumado y alguien a quien de verdad le importa el futuro del pueblo. Por eso su fértil imaginación no para de crear nuevas formas que hagan de Culpina K un lugar único en el mundo.

Junto con la comunidad, también trabaja en retablos, esculturas religiosas, la pintura de las fachadas de las casas, puertas, ventanas y, por supuesto, más árboles metálicos. Y quién sabe qué otra cosa más que le llegue a su mente.

Los frutos de la transformación

Ahora las mujeres volvieron a tejer en telares y los hombres están entusiasmados aprendiendo las artes culinarias de sus ancestros. También se está dotando de todos los servicios básicos necesarios para comodidad de los residentes y de quien los visite.

Lo que los visitantes que empiezan a llegar no alcanzan a entender es el enorme esfuerzo desplegado para convertir el pueblo en lo que es hoy. Aun así, el entusiasmo es alto y el deseo de mejorar aún más es permanente. Definitivamente, lo mejor de visitar este pueblo es su gente y el valor que la caracteriza cuando se trata de volver a creer en sí mismos.

Fotografía principal: Peter Collins / Flickr.com