Cruzamos el puente inca de Q’eswachaka

Construido con fibras vegetales, cada año se renueva este puente, que hunde sus orígenes en la época del Imperio inca.
Cruzamos el puente inca de Q’eswachaka
Cristina Moreno

Escrito y verificado por la historiadora del arte Cristina Moreno.

Última actualización: 10 octubre, 2019

El puente inca de Q’eswachaca es uno de los vestigios de la cultura inca que aún se conservan en Perú. Se trata de un elemento de lo más significativo, pues aúna historia, tradición, cultura, tecnología y trabajo comunitario de un pueblo.

Un legado para la historia

La comunidades campesinas de Huinchiri, Chaupibanda, Qollana Quehue y Chocayhua, situadas en la región de Cuzco, son las encargadas de proteger este ancestral legado de la cultura inca. Una forma de trabajar y una tecnología que ya los españoles elogiaban en sus crónicas y descripciones de todo el antiguo Tawantinsuyo.

Puente Q’eswachaka

Cada ciudad y cada pueblo contaban con uno de estos puentes que servían para sortear los inmensos cañones que se forman en la cadena montañosa de los Andes. Todo un prodigio de la ingeniería, pues se trataba de puentes hechos por medio del uso de fibras naturales que tejían las manos artesanas de los pobladores del lugar.

Una forma de trabajar que aún se conserva en este puente inca de Q’eswachaka. Es el único puente de esta cultura aún en uso después de 500 años. Y ello se debe a que se renueva todos los años por medio de la misma técnica que utilizaban sus creadores.

Esta renovación ocurre en junio, en mitad de toda una fiesta que dura cuatro días. Es una renovación en la que se implican todos los habitantes de la zona. Gracias a eso, el puente que cruza el río Apurímac sigue formando parte de la red de caminos que conformaban el llamado Camino Inca o Qapac Ñan.

La fiesta del puente inca de Q’eswachaka

La fiesta en la que se lleva a cabo la renovación de este puente tan importante dura tres días de intenso trabajo y uno de celebración. Así, el primer día se hace una ofrenda o pago a la tierra en honor al Apu tutelar de la zona, el Quinsallallawi. Un acto de respeto hacia los dioses y ancestros.

Construcción del puente
bobistraveling / Flickr.com

Esta ofrenda tiene lugar durante el amanecer, momento que es aprovechado por otros miembros de las diversas comunidades para recoger el material con el que se fabricará el nuevo puente, el qoya ichu,  una especie de esparto que las mujeres tejerán en cuerdas llamadas qheswa.

Más tarde, esas cuerdas serán tendidas de punta a punta del desfiladero para comenzar a tejer la cuerda mayor o qheswaska. El artífice de la misma es el chakaruhac una especie de ingeniero inca.

Durante el segundo día se quitan las sogas antiguas y se anudan las nuevas a los clavos que hay a cada lado del puente. Así, se aseguran las cuatro sogas de la base y las dos que sirven de barandas.

Proceso de construcción
Smithsonian Folklife Festival, 2015

Ya durante el tercer día se lleva a cabo el tejido total del puente. Así, con cuerdas de menores dimensiones se van uniendo las barandas con la base para que todo quede lo más tupido posible y se pueda cruzar el puente de la forma más segura.

Terminado el trabajo, comienza el cuarto día, el de la celebración propiamente dicha. En él se llevan a cabo danzas autóctonas de lo más coloridas. Todo un acontecimiento digno de admirar, al igual que la construcción del puente. Sin duda, una de las maravillas que aún quedan en este mundo y que ha sabido sobrevivir a los siglos.

Cómo cruzar el puente inca de Q’eswachaka

Vista del puente Q’eswachaka

Para poder cruzar esta maravilla de la tecnología inca hay que llegar en primer lugar a la ciudad de Cuzco. Desde allí, la antigua capital inca, habrá que comenzar el viaje en transporte público hasta el poblado de Combapata. Y desde este lugar hay que tomar otro transporte público que nos lleve a Yanaoca.

Para continuar el viaje hasta el puente inca hay que tomar un taxi u otro medio de transporte privado que nos lleve hasta la comunidad de Quehue. Allí podrás alojarte en la Casa del Habitante, un tipo de hospedaje que el Patronato de Machu Picchu ha puesto en marcha junto con las comunidades locales para incentivar la visita a este prodigio de origen inca.

Así, los pobladores de la zona reciben a los turistas en sus casas. Y los acogen en la comunidad enseñándoles sus formas de vida, tradiciones, gastronomía, y otros aspectos de sus vidas.