Datos y consejos sobre la escalada al monte Kilimanjaro
Viajamos hasta una de las maravillas de África. El monte Kilimanjaro ha sido inspiración de innumerables mitos y misterios. Sus leyendas nos hablan de pequeños habitantes desconocidos que viven en el interior de sus tres inmensos picos, y nos cuentan historias de dioses y demonios en disputa por sus nieves y sus barrancos.
El Kilimanjaro es una de las montañas volcánicas más importantes y aisladas del mundo. Está compuesta por los tres picos independientes de Kibo, Mawenzi y Shira. Una joya de África tiene, probablemente, docenas de nombres para mencionarlo.
Los lugareños siguen considerando este monte un enigma. Lo consideran la montaña de Dios, y sus temblores y la muerte de turistas son consecuencia de su ira.
Esta montaña atrae a millones de turistas y escaladores a Tanzania, que inician el ascenso con todos estos sugestivos relatos en la cabeza. La subida al Kilimanjaro es una de las más accesibles del planeta, y eso aumenta en gran manera su atracción.
Vamos a hablar sobre algunos aspectos básicos de esta escalada. Un reto que la madre natura tiene preparado solo para los espíritus más intrépidos, pero que hay que afrontar siguiendo algunos consejos.
El monte Kilimanjaro
Cubierto de su eterna niebla y de nubes grises y oscuras, el monte Kilimanjaro es, en realidad una formación volcánica, con una altura de 5895 metros. Se encuentra a unos 330 kilómetros al sur del ecuador, y su impresionante y magnífica figura puede divisarse a cientos de kilómetros de distancia.
Sus características actuales se formaron durante los últimos 500 000 años, después de una cadena de explosiones y temblores. Estas dieron lugar a sus 250 colinas volcánicas y lagos en cráteres, incluyendo el magnífico lago Chala.
Las rutas de ascenso
Seis son las rutas que se emplean para alcanzar la cumbre del monte Kilimanjaro en Uhuru Peak: Marangu, Machame, Umbwe, Lemosho/Shira, Rongai y la Brecha Oeste. Las cinco primeras son aptas para poder llegar a cima caminando, sin necesidad de utilizar técnicas de escalada.
A pesar de ello, la dificultad de la subida al monte Kilimanjaro está en la aclimatación a la altura. También lo está en la dureza de las pendientes y en las distancias acumuladas.
La Brecha Oeste requiere del uso de piolet y crampones, ya que atraviesa el glaciar Arrow. Es una ruta peligrosa que, a pesar de estar permitida, no es recomendable.
La más popular por su grado de dificultad media es la Ruta Marangu, también conocida como la ruta “coca-cola”. Son unos 54 kilómetros y de cinco a seis días de ruta perfectamente marcada. Es la única que cuenta con numerosos refugios de montaña.
Por su parte, en la Ruta Rongai las pendientes son menores, lo que facilita el proceso de aclimatación a la altura. Es un poco más larga, unos 70 kilómetros, y se necesitan seis o siete días para realizarla.
Las últimas dos rutas de ascenso requieren de muy buena preparación física y mental. Están catalogadas como de alta resistencia y requieren de un alto grado de preparación física. Requieren de más días y más equipo, puesto que no cuentan con refugios alpinos. Pero las vistas desde ambas son impresionantes.
Organizando el viaje
Este no es un viaje de mochila y aventura que uno haga por su cuenta. Es muy importante contar con guías autorizados y los servicios de una agencia. Pueden contratarse desde la ciudad de origen o en destino. Ambas opciones son buenas.
Lo que debemos comprobar es que los precios incluyan el transporte, la alimentación, los guías, los porteadores y las entradas a los parques nacionales.
Hay dos temporadas ideales para subir al monte Kilimanjaro: las Navidades y el verano. Durante el resto del año, el ascenso coincidirá con las épocas húmedas de la zona.
Otra recomendación importante es preparase físicamente, al menos con seis meses de antelación a la subida. Si no, las probabilidades éxito disminuyen considerablemente. Conviene hacer rutas en el monte, steps en el gimnasio y natación. Es el entrenamiento básico, aunque conviene prepararse un programa físico especifico.
Mal de altura
La subida de casi 6000 metros de altura de esta ruta implica que el cuerpo debe realizar adaptaciones metabólicas para combatir el cansancio, el frío y la radiación solar. Pero sobre todo, hay que poner atención al mal de altura. Este último factor es el que puede convertirse en un problema grave para el montañero.
Sobra decir que más de mil personas al año deben ser evacuadas del monte Kilimanjaro por mal de altura. Y, desgraciadamente, se producen fallecimientos a causa de los edemas pulmonares y cerebrales que un mal de altura severo puede causar.
Debemos hacer la subida a un ritmo mucho más lento del que nos permita el cuerpo y seguir al pie de la letra las instrucciones de los guías. No hay que subir bajo ningún concepto si nuestras condiciones físicas no son aptas. Ni con un simple resfriado puede hacerse esta subida.
También es muy importante saber cuando parar. Si los síntomas del mal de altura comienzan a presentarse de moderados a graves, hay que bajar de inmediato y ponerse en manos de los servicios médicos.
Muchas veces un miembro del equipo de subida comienza a sentirse mal y teme retrasar al grupo. Por eso, es especialmente importante el grupo. Los miembros del equipo deben vigilarse unos a otros, y deben parar o volver juntos si alguno empieza a sufrir los síntomas de este mal de altura que puede volverse mortal.