Conoce los Sarcófagos de Karajía en Perú

En la frondosidad de la Amazonía peruana, el pueblo chachapoyas se desarrolló como una cultura floreciente. Múltiples son las muestras que dejaron de ello, entre las que sobresalen los Sarcófagos de Karajía.
Conoce los Sarcófagos de Karajía en Perú
Cristina Moreno

Escrito y verificado por la historiadora del arte Cristina Moreno.

Última actualización: 19 julio, 2019

Los enigmáticos Sarcófagos de Karajía se encuentran ubicados en la zona del Amazonas peruano, al norte del país. Pertenecen a la desaparecida cultura chachapoyas y visitarlos te llevará por un recorrido mágico difícil de olvidar. ¿Nos acompañas en este viaje?

La construcción de los Sarcófagos de Karajía

Sarcófagos de Karajía
Sarcófagos de Karajía

Son conocidos también como Purunmachacos por los habitantes de la zona, que significa ‘padre viejo’. Estos enigmáticos sarcófagos se encuentran en el barranco de Karajía, de ahí su nombre. Y datan, al menos, del año 1460 d. C.

Su estratégica ubicación, en una zona elevada y de difícil escalada, ha permitido que lleguen hasta nuestros días en muy buenas condiciones.

Forman parte del conjunto arqueológico de Chipuric. Se trata de un yacimiento ubicado en el departamento de Amazonas, en concreto, en el distrito de Luya. En él existen algunos enterramientos más en forma de chullpas, casas rectangulares enclavadas en la roca y con diferentes niveles. Sin embargo, lo más famoso y llamativo de este lugar son los Sarcófagos de Karajía.

Cómo son los sarcófagos

Detalle de los sarcófagos
C-Monster / Flickr.com

Sus autores fueron escultores de la desaparecida cultura chachapoyas del Perú. Y se cree que sirvieron de enterramiento seguramente para altos miembros de esta cultura. Son únicos en su género y destaca su gran tamaño y su cuidada elaboración.

Así, conforman un conjunto de seis esculturas de 2,5 metros que se construyeron a base de unir pequeñas piedras con argamasa de barro con paja. Están unidas por los costados y sus acabados se hicieron con un fino enlucido, que es el que presenta la policromía en tonos ocres, tierra y blanco ahumado.

Además, cada uno cuenta con unas características particulares. De esta manera, cada sarcófago cuenta con unos rasgos y la pintura únicos. Y, según el arqueólogo que los descubrió, Federico Kauffman, se puede discernir hasta el sexo.

Constan de dos partes diferenciadas. Por un lado, el cuerpo, en el que se enterraría el difunto momificado. Y, por otro, la cabeza, que muestra los rasgos de la población de la zona. Estas parecen estar coronadas por unos tocados.

Su descubrimiento

Localización del yacimiento

El descubrimiento de estos sarcófagos tuvo lugar en 1985. Y fue gracias a las indicaciones del poblador local Carlos Torres Mas, quien guió al arqueólogo peruano Federico Kauffmann en su expedición.

Para llegar a ellas, los miembros del Club Andino Peruano ayudaron a los arqueólogos. Y es que fue necesario escalar una pared rocosa hasta llegar a la gruta en la que se hallan los sarcófagos. De los ocho que conformaban el conjunto, uno había sido expoliado y otro se encontró derrumbado. Gracias a este último se pudo ver qué contenían en su interior.

Así, los arqueólogos encontraron una momia envuelta en telas mortuorias a la que acompañan un ajuar de cerámica y objetos votivos. El resto de los sarcófagos continúan intactos y se ha preferido no abrirlos porque supondría su destrucción.

Este tipo de enterramiento, entroncaría con la tradición del resto de culturas de la zona. Cada uno estaría destinado a enterrar un solo cuerpo, previamente momificado y envuelto en posición fetal o en cuclillas. Y aunque existen otros por toda la región, estos son los que mejor se han conservado.

Como llegar a los Sarcófagos de Karajía

Acceso a los sarcófagos
Mihai / Flickr.com

Para poder disfrutar de estos espectaculares sarcófagos hay que llegar a la ciudad de Chiclayo y desde allí coger un autobús hasta Chachapoyas. Desde Chachapoyas hay que ir hasta San Miguel de Cruzpata, última parada hasta la que se puede ir en coche, autobús o taxi.

Y desde este pequeño poblado hay que emprender una ruta de unos 40 minutos caminando. Para acceder al camino que lleva a los Sarcófagos de Karajía hay que hacer un pequeño pago que sirve de entrada. Y el camino, aunque es estrecho, es suave y no tiene grandes pendientes.

Pasarás por múltiples chacras o huertas en las que encontrarás papas nativas, maíz, guisantes, etc. Es un espectacular paisaje amazónico transformado por el hombre, pero que aún asombra por su frondosidad. Y en él te cruzarás con los amables agricultores de la zona.

Te recomendamos que lleves repelente de insectos, protección solar, gorra o sombrero y ropa y calzado cómodos. Y no olvides una buena cámara para inmortalizar el momento en el que descubras estos impresionantes gigantes que te esperan en Karajía. Desde luego, visitarlos es una de las tantas experiencias apasionantes que te esperan en el maravilloso Perú.