Cómo visitar el impresionante Capitolio de Washington
Es imposible no ver el Capitolio de Washington si se viaja a la capital de Estados Unidos. El monumento, con su impactante cúpula blanca, es visible desde gran parte de la ciudad, entre otras cosas porque se asienta en Capitol Hill, la colina del Capitolio. Es decir, en un punto elevado, reforzando así su papel simbólico como sede del poder del pueblo.
Cómo llegar al Capitolio de Washington
Su portentosa arquitectura neoclásica, su deslumbrante color blanco y su ubicación en alto hacen que el Capitolio de Washington se divise fácilmente para guiarnos hasta él. No obstante, os daremos otras referencias. Por ejemplo, las dos grandes avenidas de capital estadounidense, Pennsylvania Avenue y Maryland Avenue confluyen en el Capitolio.
Además, el Mall, el espacio más monumental de la ciudad se desarrolla desde el río Potomac y el Memorial de Lincoln hasta el propio Capitolio de Washington. Es decir, que no es nada complicado llegar hasta allí.
La visita al Capitolio de Washington
Para entrar al monumento hay que dirigirse a la parte trasera del edificio. Allí, en un subterráneo, está el moderno centro de visitantes, que es el punto de partida de la visita.
Por cierto, estas visitas guiadas son gratuitas y hay mucha demanda. Por ello, es recomendable reservar previamente para elegir el horario que más se acomode a nuestra estancia en la ciudad.
Recorrido por el interior del Capitolio de Washington
Para hacer las visitas guiadas en el Capitolio de Washington os recomendamos reservar un poco más de hora y media. ¿Por qué? Porque la visita en sí suele durar una hora, mientras que el acceso puede costar otra media, por los controles de seguridad que hay que atravesar. Algo lógico en estos tiempos y en ese lugar, y que además merece la pena salvar por lo que nos espera dentro:
Emancipation Hall
El inicio de la visita por el Capitolio de Washington tiene lugar en el Emancipation Hall. Se trata de un amplio vestíbulo repleto de esculturas, donadas por cada uno de los estados del país. Unas estatuas muy variadas, desde generales confederados hasta míticos reyes hawaianos o astronautas.
Proyecciones patrióticas
Tras admirar las estatuas del Emancipation Hall y las grandes escalinatas del recinto se pasa a unas salas de audiovisuales. Allí se proyecta un corto de menos de un cuarto de hora de claros tintes patrióticos sobre el edificio. Si bien, lo cierto es que este tono se respira durante toda la visita al Capitolio.
La Rotonda
Este es el punto más destacado de toda la visita al Capitolio de Washington. Es el lugar donde uno se sitúa bajo la gigantesca cúpula. Realmente son admirables sus dimensiones y toda la escenografía de la sala.
Allí dominan los tonos blancos y dorados, así como las estatuas y pinturas de sabor histórico. En definitiva, es la sensación más impactante del recorrido.
Fin de la visita al Capitolio
Tras eso se pasa por la Sala de las Estatuas, donde los guías se explayan en contar los éxitos de algunos de los personajes históricos allí representados. Y después se concluye en el Exhibition Hall donde hay maquetas y documentos históricos de la capital estadounidense.
“El gobierno no es una razón, tampoco es elocuencia, es fuerza. Opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible; en ningún momento se debe permitir que manos irresponsables lo controlen.”
-George Washington-
Extras a la visita del Capitolio de Washington
Dentro del Capitolio se puede hacer una visita más completa, pero que no se puede reservar. Se trata de entrar al Senado y a la Cámara de Representantes, algo que es posible cuando no hay actividad en esas instituciones. Y para lo cual hay que confirmar la presencia en el Centro de Visitantes.
Hay otra visita extra durante el descubrimiento del Capitolio de Washington que es muy interesante. Se puede atravesar un paso subterráneo para llegar a la monumental Biblioteca del Congreso. Solo por contemplar la elegante arquitectura neoclásica del conjunto ya merece la pena.
Pero además, allí se exponen obras como una Biblia impresa por Gutemberg o el documento de la Declaración de Independencia, por supuesto, un ejemplar original.