El castillo templario de Lares, la puerta del oeste
Viajamos a la Siberia extremeña, en la provincia de Badajoz. Una tierra tan mágica como desconocida. Un lugar donde perderse y, como algunos afirman, donde reencontrarse a uno mismo. Todo aquí es mágico. Tanto, como las ruinas del castillo templario de Lares, con su historia, sus leyendas y su luz. Una luz rosada que, por momentos, lo envuelve todo.
Los recuerdos de la visita a este paraje son diferentes para cada visitante. Es, sin duda, uno de esos viajes que le quedan a uno en la piel. La subida al castillo se convierte en todo un peregrinaje interior.
Fascina su alineación exacta con otras construcciones de la zona y con su guardián más antiguo, el cerro de Masatrigo, o la montaña mágica, como se la conoce por estas tierras. Todo ello hace de este un viaje espectacular, difícil de olvidar.
La mística templaria
Esta fortaleza parece conectar con la mística solar de la orden del Temple. Hoy es difícil de asegurar, porque lo que quedan son solo las ruinas del castillo. Una construcción alineada con el cerro de Masatrigo y con el vecino castillo de Puebla de Alcocer (con el que la leyenda dice está unido a través de un túnel).
La energía del lugar es especial. Cualquiera que alcance la cima de la montaña puede sentirla, aunque muchos no saben explicar lo que sienten. Se cree que es debido a las fuertes energías telúricas que desprende el lugar.
De hecho, toda la zona está plagada de historias esotéricas y fenómenos paranormales que ocurren desde siempre. Los motores de los coches se apagan en algunos tramos de la carretera. También las linternas.
Las leyendas
La leyenda más famosa del castillo templario de Lares habla sobre una cabeza humana, que bien podría ser una alegoría al baphomet templario. La leyenda de “la frente del moro”, de la que emana un magnífico tesoro, nos habla de un tesoro que está oculto en la mente y que pocos pueden encontrar.
Pero toda la zona está plagada de ellas. Muy cerca del castillo se encuentra ermita de la Virgen de la Cueva, en el emplazamiento donde apareció la famosa Virgen a la que se pide que llueva.
Pero no ha sido la única. Varias figuras de vírgenes fueron halladas también por estos parajes, según la tradición popular. Vírgenes que se encontraban sobre pedestales esféricos de piedra.
El castillo templario de Lares
Se cree que esta fortaleza se utilizó como último refugio de los caballeros templarios perseguidos antes de zarpar rumbo a Escocia. Por eso se la conoce como la puerta del oeste.
El nombre de Lares parece haberse otorgado en honor al dios griego de la guerra, Ares. Aunque existe controversia sobre este término. Otros lo atribuyen a los Lares, los dioses romanos que protegían la familia y el hogar.
Una vez alcanzada la cima de la montaña, algo que tiene su mérito, ya que no existen caminos trazados para hacerlo, encontramos la explanada del castillo. Tenía la entrada en la parte norte. Sus caras este y oeste eran prácticamente inaccesibles. En esta zona se ubicaban las dos torres defensivas.
Parecen haberse encontrado restos anteriores a la llegada de los templarios en el siglo XIII. Probablemente, la orden lo que hizo fue remodelar y habitar por un tiempo un emplazamiento que ya estaba construido.
La montaña mágica
Si la experiencia de subir al castillo templario de Lares no fuera asombrosa por sí misma, el panorama que se divisa desde lo alto de la cima le deja a uno sin aliento. En la misma alineación con otras construcciones de la zona se encuentra la montaña mágica.
El cerro de Masatrigo es un cono natural y perfecto en sus formas, completamente rodeado por agua. Es la rotonda natural más grande de Europa rodeada de agua dulce. Se cree que su forma perfectamente cónica se debe a los campos electromagnéticos que cruzan toda la zona.
Si subes por la mañana, en primavera y con los primeros rayos de sol, la luz de la zona se vuelve rosada. La misma montaña mágica aparece de color rosa en las fotos. Las vistas desde la fortaleza no parecen reales. Toda la zona parece haber sido pintada por manos mágicas en un increíble lienzo de 360 grados.
Este es un viaje espectacular que merece una escapada de fin de semana. Esta tierra, sus misterios, sus leyendas y sus gentes se quedan en el alma. La gastronomía de la zona es fantástica, y puedes alojarte en la Casa de los Templarios de Puebla de Alcocer. La magia está servida. ¡Buen viaje!
Fotografías: Antonio Calderón Luengo