El castillo de Edimburgo, historia viva de Escocia
El castillo de Edimburgo está en el centro de la ciudad, en una zona elevada. Por ello se puede ver desde cualquier punto de la población. De la colina en la que se encuentra hay que destacar que es de origen volcánico. Y sucede igual con las piedras con las que se levantó la fortificación.
Cómo es el castillo de Edimburgo
Algo importante que tenemos que saber es que al principio era una fortificación militar más. Fue ideada para proteger la costa del avance de las tropas enemigas y así salvaguardar el territorio escocés de los invasores. El castillo es del siglo XIII, cuando el rey David I tomó la decisión de que se convirtiese en una fortaleza en vez de sitio de residencia definitivo de los reyes escoceses.
Cuando se visita el castillo de Edimburgo, las vistas impresionan. Se benefician de la estrategia militar que quiso situarlo de esa forma para salvaguardar su territorio. Al estar rodeado de acantilados, está muy protegido. Esto hace que, aunque haya habido muchas luchas, siempre se haya mantenido en pie. Estos factores le dan un encanto especial, pues desde su terraza puede verse un paisaje precioso.
Durante la Guerra de la Independencia este castillo fue fundamental para los escoceses. En él tuvieron lugar algunas de las batallas más sangrientas de este periodo. Visitar este castillo te permitirá conocer también algunos detalles interesantes de la discusión aún no zanjada entre Escocia e Inglaterra en torno a la soberanía de esta sobre sus propios territorios.
¿Qué merece la pena visitar en el castillo de Edimburgo?
La puerta de Foog, por la que se entra al castillo, es bastante interesante. Hablamos de una estructura que se construyó en el siglo XVII para proteger el acceso a la fortaleza de las invasiones enemigas. Se edificó con gran amplitud y está soldada a los muros de piedra volcánica.
La capilla de Santa Margarita es uno de los sitios de mayor importancia del recinto. Es la parte más antigua que se conserva. La capilla es de 1130 y se construyó como capilla real para que los reyes de Escocia pudieran asistir a los oficios sin que tuviesen que salir del castillo de Edimburgo.
Cañones y baterías del castillo de Edimburgo
Los cañones y baterías son importantes. Durante la visita por el castillo de Edimburgo puedes ver distintas baterías de cañones. Se ubican a lo largo de toda la muralla y servían antiguamente para defenderse de los ataques.
El cañón Mons Meg se construye en Bélgica en 1449. Fue toda una revolución a la hora de proteger las fortificaciones, pues era de los pocos que conseguía lanzar más de 1.000 kilos. Está a la entrada del castillo. Y en la batería de Argyle puedes ver cañones de impresión que le protegían de los ataques enemigos. Las vistas son también espectaculares, las mejores de Edimburgo.
“Nunca espectáculo tan sobrecogedor conmovió a ojos tan ilusionados.”
-Julio Verne-
El cañón de la una en punto es el que más visitan los turistas. Cuando el reloj marca las 13 horas, el artefacto se enciende y dispara una bala. Esto sucede todos los días al año desde hace dos siglos. Solo falta a la cita los domingos, Viernes Santo y el día de Navidad.
El palacio
El Palacio Real es otro de los lugares que hay que visitar en el castillo de Edimburgo. Se comenzó a construir en 1.430 para ser lugar de residencia de los reyes de Escocia. De esa primera estructura no se conserva prácticamente nada. Solo hay remodelaciones que hizo en el siglo XVII Jacobo VI.
A pesar de ello, es un edificio antiguo y bastante bello, que se divide en varias estancias. Merece la pena mirar detenidamente la chimenea que hay abajo. En ella vas a poder disfrutar de una pequeña exposición sobre los monarcas escoceses. La visita a la Cámara de la Corona, donde pueden verse todas las joyas de la Corona escocesa también merece la pena.
Como puedes ver, el castillo de Edimburgo es una visita imprescindible para todo el que quiera conocer la ciudad y Escocia.