El arte coreano: un estilo único cargado de influencias

El arte coreano es una de las grandes referencias artísticas actuales. Un arte que se ha aprovechado de la influencia de otras culturas vecinas.
El arte coreano: un estilo único cargado de influencias
María Belén Acosta

Escrito y verificado por la especialista en Asia Oriental María Belén Acosta.

Última actualización: 28 enero, 2021

El arte coreano se caracteriza por su clara influencia de otras tendencias artísticas, sobre todo las llegadas desde China y Japón. Sin embargo, han sido capaces de integrarlas para conseguir un resultado único, dejando un amplio legado de piezas artísticas que se conservan en buen estado en la actualidad.

Tras conseguir este estilo propio, el arte coreano se ha ganado a pulso el prestigio internacional y no solo por sus obras más tradicionales, sino por los numerosos artistas de arte moderno y contemporáneo capaces de seguir innovando y creando expresiones artísticas que al alcanzado fama internacional.

El arte coreano tradicional

Fresco en el arte coreano

Las líneas maestras que caracterizan el arte coreano se pueden resumir en tres: simplicidad, espontaneidad y armonía con la naturaleza. Esta última es su característica más notable. La importancia de los elementos de la naturaleza en las obras de arte coreano comienza a asentarse durante el el período de Silla, entre los años 668 y 935.

Los elementos naturales se reflejan en las obras de forma sencilla y sin grandes adornos, al natural. De este modo, cada artista buscaba crear algo que mantuviera no solo la esencia natural de la creación evitando formas perfectas o forzadas, sino que conseguían plasmar la belleza y sencillez de cada elemento.

Tampoco es normal encontrar obras de arte con líneas marcadas, ya sean rectas o curvas. La idea era conseguir piezas de una apariencia modesta. Sucede lo mismo con la utilización del color, en el arte coreano se evitan tonos fuertes.

Escultura coreana

Esculturas en el templo Bulguksa
Templo Bulguksa

La escultura es una de las artes tradicionales que se aprovechó de la posición geoestratégica del país. En la evolución de la escultura destacan sus santuarios y esculturas en honor a Buda. Uno de los mejores ejemplos del estilo escultórico de la época del reino de Silla es el templo de Bulguksa.

También durante este periodo se fabrican las conocidas máscaras Kwimyon. Estas se utilizaban para colocar sobre las vigas de las casas para ahuyentar a los malos espíritus.

Los artistas coreanos son diestros en el arte de fundir y moldear los metales, sus conocimientos e influencias son sobre todo japonesas. Las obras creadas en metal más características son las campanas de bronce que se utilizan en los templos budistas. Destaca la campana de Pandok-sa, la más grande aún conservada y que podremos encontrar en el Museo Nacional de Gyongju.

La cerámica coreana

Celadón típico del arte coreano
Celadón

Al igual que sucede en la mayoría de culturas del mundo, las primeras piezas estaban fabricadas con arena y arcillas. Sin embargo, cada zona logró marcar su propio estilo.

En Corea del Norte las piezas constaban de una base plana y sin decoración. En cambio, en Corea del Sur las piezas tenían una base cónica y utilizaban decoraciones sencillas, principalmente de líneas por toda la pieza.

Ya en durante la dinastía Goryeo, la cerámica comienza a evolucionar no solo con mejores técnicas de cocción, sino con la inclusión del esmaltado. Las piezas pertenecientes a esta época se conocen como celadón por su característico color verdoso. Finalmente, durante la época Joseon se optará por piezas de colores blancos y con motivos que representen a la naturaleza.

La cerámica ha evolucionado mucho en Corea y su importancia es tal, que desde el año 2001 se celebra un evento donde se reúnen ceramistas de todo el mundo.

La pintura en el arte coreano

Pintura en papel típica del arte coreano
Pintura en papel

Para entender de forma sencilla las bases de la pintura tradicional coreana se deben conocer sus tres normas básicas. La primera de ellas es que las obras no aceptan correcciones. Esto significa que cada trazo debe estar compuesto de una única línea que no se rompe hasta acabar el elemento dentro del cuadro.

La segunda norma es que la pintura tradicional coreana cuenta con grandes espacios en blanco. La idea es transmitir serenidad al observador y que este, utilizando su imaginación, complete el cuadro por sí mismo. Se trata, en definitiva, que crear la sensación de viaje al espectador, de ahí que se utilice para la contemplación y la meditación.

Por último, cada pintura cuenta con un proceso de preparación del papel denominado Beyub. Este arte, que solo son capaces de realizar artistas profesionales, consistente en pegar el papel tradicional coreano, que es muy delicado, sobre otro papel especial de mayor grosor para ofrecerle consistencia. De paso, se eliminan todas las posibles arrugas, pliegues y ondulaciones.

Nos gustaría destacar, dentro de la pintura tradicional coreana, las llamadas Sagunya. Estas se caracterizan por representan siempre cuatro tipos de plantas: el bambú, la flor del ciruelo, la orquídea y el crisantemo. Cada uno de estos elementos otorga una cualidad a la obra, tales como la lealtad y la determinación.