Los misteriosos árboles torcidos de Hafford en Canadá
Muy cerca de la pequeña ciudad de Hafford, en la región centro-oeste de Canadá, existe una alameda cuanto menos peculiar. Se trata de un bosque de árboles con troncos drásticamente torcidos que ha generado multitud de especulaciones sobre su origen.
¿A qué se puede deber esta fisionomía que adoptan los árboles? ¿Qué oculta este misterioso bosque? Te invitamos a salir de dudas a continuación.
Una alameda poco corriente
Algunos ejemplares de árboles desafían todas las leyes naturales, pues entrañan demasiadas incógnitas acerca de su génesis. Más si cabe cuando adoptan este aspecto anudado, retorcido y complicado que, aparentemente, carece de explicaciones obvias para la población.
De hecho, en el mundo existen otros lugares donde este fenómeno se repite una y otra vez, incluso con diferentes tipos de especies vegetales. De cualquier manera, la pregunta es clara: ¿a qué se debe este curioso fenómeno?
Entre las teorías y especulaciones, se dice que esta apariencia nudosa de los árboles se debe a que existe algo en las propiedades del suelo. Por ejemplo, posibles contaminantes que fueron depositados por un eventual meteorito que se estrelló en esta área del bosque.
Otros dicen que fue un rayo en una tormenta, o incluso algún antiguo propietario de la finca en la que se encuentra el bosque llegó a decir que su ganado no se acercaba a los árboles y que mostraban un pánico inexplicable.
Los árboles torcidos, genética caprichosa
Más allá de toda esta serie de especulaciones y teorías tormentosas sobre la forma que adoptan los árboles de Hafford, apareció la genética como la razón más certera de esta caprichosa fisionomía.
Al parecer, cuando se tomaron muestras de estos árboles y se cultivaron en otros lugares, se observó que mostraban el mismo patrón de crecimiento torcido. Esto sugiere que la causa está enraizada en la genética.
Posiblemente, se trata del resultado de una mutación que hace que el árbol crezca hacia abajo en lugar de hacia arriba. El gen responsable de este comportamiento sería en realidad muy letal para el árbol, explicó Rick Sawatzky, un técnico que trabaja en el departamento de horticultura de la Universidad de Saskatchewan (Canadá), y al que se le atribuyen los trabajos en el bosque de Hafford.
De hecho, el aislamiento de estos árboles ha facilitado que sobrevivan al paso del tiempo. De tal manera, si estos árboles compitieran por la luz solar con álamos sanos, seguramente morirían, ya que los otros álamos bloquearían la luz solar. Sawatzky considera que han podido sobrevivir durante tanto tiempo porque simplemente nunca se han enfrentado a ese grado de competencia lumínica, imprescindible para la vida vegetal.
Los árboles de Hafford como reclamo turístico
Desde hace décadas, este bosque canadiense se ha convertido en un auténtico reclamo para el turismo. Tal vez el misterio que entrañan estos árboles ha contribuido, como otros muchos lugares, en despertar la curiosidad de viajeros llegados de todas partes.
De hecho, los árboles torcidos de Hafford ya eran una atracción local desde la década de 1940. Según Rick Simmonds, el actual propietario de la finca sobre la que se asientan los árboles torcidos, este paraje es visitado por unos 5000 turistas al año.
Por otra parte, hace algunos años la junta de turismo local construyó una pasarela de madera para evitar que los visitantes deterioren cualquier nuevo crecimiento de árboles torcidos, ya que se trata de un área endémica que se debe presentar como indican las autoridades de Hafford.
Un bosque inusual
Más allá de las teorías misteriosas comentadas con anterioridad, está claro que la ciencia es la encargada de sacarnos de dudas sobre el origen de estos peculiares árboles torcidos de Hafford. A veces, la naturaleza se vuelve caprichosa y nos regala estampas como las de este lugar.
En realidad, existen muchos lugares en el mundo con circunstancias similares que también se han protegido para salvaguardar sus encantos y para poder ser estudiados por especialistas. El bosque de árboles torcidos de Hafford es uno de esos lugares, que, a pesar de sus enigmas, merece la pena visitar y cuidar.