Los acantilados de Dover y su particular color blanco
Los acantilados de Dover, una enorme muralla de color blanco, representan uno de los atractivos de la costa de Inglaterra. Conocidos también como White Cliffs of Dover, son una extraña formación geológica compuesta de tiza y que alcanza los 106 metros de altura.
Históricamente, estos acantilados han sido la puerta de entrada a las islas y se han convertido en un emblema para los habitantes de ambos lados del Canal de la Mancha. ¿Quieres conocer más sobre ellos?
Ubicación de los acantilados de Dover
Este espectacular paisaje se ubica entre las ciudades inglesas de Seaford y Eastbourne, en la costa Sussex, es decir, en la zona sur de Inglaterra. Los acantilados blancos de Dover destacan por ser un paisaje costero con una topografía escabrosa y pueden ser vistos incluso desde la costa francesa.
Gracias a su geografía complicada, la zona de los acantilados de Dover conservan su aspecto natural sin que hayan sufrido la intervención de la mano del ser humano.
Estos acantilados se encuentran situados exactamente en el estrecho de Dover, dentro de un parque natural de casi 300 hectáreas de litoral marítimo. Este parque natural se encuentra en el área de Kent Downs, una zona declarada de belleza natural excepcional. Por lo tanto, desde 1999 la zona cuenta con un centro de interpretación para los visitantes del National Trust.
Composición de los acantilados de Dover
En todo su recorrido, las paredes de los acantilados te sorprenderán con su color blanco producto de la composición del suelo. Este característico color blanco de los acantilados de Dover se debe a la presencia de tiza en su cara visible. Además, podrás apreciar vetas o bandas horizontales de pedernal de color negro que se encuentra compuesto por los restos de algas y microorganismos planctónicos silíceos.
Estos microorganismos sufrieron un proceso de endurecimiento en cristales de cuarzo microscópicos. Por ende, podemos encontrar cavidades enteras repletas de sílice de cuarzo dejadas por las criaturas marinas que habitaron estos mares. Estas criaturas marinas se pueden encontrar en forma de fósiles de pedernal, especialmente fósiles de equinoides Micraster.
Asimismo, se pueden encontrar diversas variedades de especies del suelo oceánico, como por ejemplo braquiópodos, bivalvos y esponjas. Todas estas especies se encuentran en los depósitos de tiza, en los cuales también se detectan dientes de tiburón prehistórico.
Por otro lado, en los acantilados de Dover también se pueden distinguir vetas de tiza gris suave, a la que se le da el nombre de complejo de suelo duro. Los geólogos creen que estos suelos duros son el resultado de la acumulación constante de sedimento. Esto ocurrió cuando se interrumpió la sedimentación o las corrientes arrastraron a los sedimentos de las capas superficiales.
Además, son constantes los desmoronamientos de terreno, y estos provocan la exposición de nuevas capas de roca, por lo que su aspecto nunca es igual. Estos derrumbes se deben principalmente al embate del mar que, en su constante devenir, erosionan la cara visible de los acantilados. No obstante, si esto no ocurriera, es probable que las paredes se poblaran de vegetación y musgo y otorgaran un tono verdoso a estos acantilados.
Importancia de estos espectaculares acantilados
La relevancia de los acantilados de Dover radica en su especial gran valor simbólico para el Reino Unido, ya que es la cara visible de este desde la Europa continental. Ubicados en la parte más angosta del canal de la Mancha, este lugar ha sufrido constantemente el ataque de invasiones, pero los acantilados formaban una especie de fortaleza que servía de guardia simbólica.
Además, el cruce de los acantilados de Dover en el Canal de la Mancha ha sido la principal ruta para viajar desde el continente hasta el Reino Unido, mucho antes de la ruta aérea. Durante mucho tiempo, la franja blanca de los Acantilados de Dover se convirtió en la primera vista de los viajeros que llegaban al Reino Unido.
En la actualidad, con la construcción del Eurotunel, que une Calais (Francia) con Folkestone (Reino Unido), los viajeros acceden a la isla en coche o en tren. Sin embargo, aún es posible encontrar que muchos barcos siguen atracando en el puerto de la ciudad de Dover, por lo que son muchos los que pueden disfrutar de estos acantilados.
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