Abyaneh, uno de los pequeños tesoros de Irán

La aldea de Abyaneh forma parte de uno de los entornos culturales de Irán más interesantes. Es una aldea rojiza por el adobe usado en su construcción.
Abyaneh, uno de los pequeños tesoros de Irán
María Belén Acosta

Escrito y verificado por la especialista en Asia Oriental María Belén Acosta.

Última actualización: 08 febrero, 2020

Queremos acercaros a uno de los pueblos más auténticos de Irán: Abyaneh. Reconocido como uno de los mayores tesoros, tanto por la conservación de su cultura como por su particular arquitectura, recibe cada días cientos de visitas procedentes del turismo internacional.

En este artículo nos gustaría hablarte en profundidad de este rincón de Irán, situado en las faldas del monte Karlas. La aldea de Abyaneh es mucho más que un lugar con encanto, es la oportunidad de vivir de cerca el carácter y tradición del pueblo iraní. Sin lugar a dudas, esta será una de las experiencias más auténticas para los amantes de los entornos rurales.

Abyaneh, el pueblo de los ladrillos rojos

Abyaneh se encuentra situado en el distrito central del condado de Natanz. Es, además, una de las aldeas más visitadas de toda la provincia de Isfahan. Esto se debe a su emplazamiento único, justo sobre la falda del monte Karlas. Por ello, es una de las localizaciones urbanas situadas a mayor altura del país, a más de 2200 metros sobre el nivel del mar.

Calle de Abyaneh

Su clima templado y la cercanía con el río Barzrud hacen del pueblo un lugar idóneo para la vegetación. Esto llamará la atención de muchos amantes del turismo natural, ya que ofrece la oportunidad de ver plantas autóctonas que se utilizan para la medicina tradicional.

La población de Abyaneh apenas supera los 300 habitantes. Esto forma parte de su encanto, pero cuenta con otra particularidad: aquí se conserva y la utiliza un dialecto único que lleva en uso desde hace más de 1500 años. De hecho, se cree que este antiguo pueblo fue un lugar de reposo durante el verano de la realeza y los grandes mandatarios durante la era de Safavid.

De esta era proviene el estilo arquitectónico safávido, que cuenta con unos rasgos que se caracterizan por la utilización del adobe rojo para la construcción de edificios y la madera de nogal para revestir ventanas o crear balcones.

En 1975 se registró como parte de los Monumentos Nacionales de Irán. Años antes había sido incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Qué ver en Abyaneh

El pueblo cuenta con calles únicas, repletas de rincones mágicos donde perdernos y fotografiar sus casas y gentes vestidas con trajes tradicionales. Pero queremos señalar algunos de los lugares más turísticos de la aldea.

1. La mezquita Jame

Mezquita Jame

Ubicada en el distrito Miyundeh de la aldea, ya desde el exterior esta sencilla mezquita ofrece la posibilidad de maravillarnos con su cúpula poligonal fabricada con azulejos turquesa. En la entrada también encontraremos varios paneles de madera tallados con escritos y formas que nos recuerdan a los arbustos de la región.

En el interior podremos pasear por un pequeño patio donde se encuentra un estanque y que ofrece vistas al valle. También destacamos el mihrab de madera, que data del siglo XIV, así como su púlpito construido de una sola pieza. Este último, además, está decorado inscripciones y motivos florales del siglo XII.

2. El templo del Fuego de Harpak

Templo del Fuego de Harpak

Otra de las visitas indispensable si nos encontramos en la aldea es recorrer el templo del Fuego de Harpak. Es el monumento más antiguo de Abyaneh y uno de los templos zoroastrianos mejor conservados del país. El zoroastrismo fue la religión predominante durante la época aqueménida, siglo III, en el Imperio persa.

El templo se encuentra en la calle principal de Abyaneh y está construido en adobe con un techo también de piedra y cuatro pilares que soportan una bóveda.

3. Los tres castillos de Abyaneh

Castillo Sassanid

Para finalizar, tampoco debemos perder la oportunidad de visitar los tres castillos de la aldea. El castillo de Palhamuneh, conocido en la lengua local como Takht-e Mahan, está situado al en el suroeste, tiene 200 años de antigüedad y está muy bien conservado.

Los otros dos castillos, ambos situados en al noreste de la aldea, se remontan al periodo de rebelión del país. Tanto el castillo de Hadeh como el castillo de Paleh fueren erigidos como método de contención y como protección durante dicho periodo.