Yatagala Raja Maha Viharaya, un singular templo en Sri Lanka
Viajamos a un país de mística budista. Tierra de gentes hospitalarias, de inmensas playas, un té mundialmente famoso e innumerables templos. Sri Lanka es una isla repleta de tesoros milenarios. Visitaremos Kandy y Unawatuna, cuya capital conserva mucho del regusto europeo. Desde allí haremos una escapada al templo de Yatagala.
Paradas en nuestro recorrido
Galle es una ciudad que conserva aún el ambiente colonial holandés y británico de siglos pasados. Situada en la costa sur de Sri Lanka, es una zona que aglutina historia, espiritualidad y naturaleza.
Totalmente volcada hacia el turismo, Galle está salpicada de edificios centenarios, palacios y villas coloniales. Muchos de ellos son hoy pequeños hoteles boutique, tiendas y restaurantes de muy buen gusto.
Haremos un par de escapas al corazón mismo del budismo, a Unawatuna y a Kandy. Más apartado de las rutas turísticas encontramos también el templo de Yatagala. Un recóndito recinto con una historia de más de 2000 años al que pocos turistas se acercan, y eso es parte de su encanto.
Este es un monasterio con inmensas rocas de granito, fabulosas tallas de Buda en piedra y una importante cantidad de pinturas budistas únicas. Un viaje precioso. Allá vamos.
Un recorrido rápido por la historia
Sri Lanka es un cruce de rutas y pueblos, con una riquísima mitología y que ha tenido siempre un poder magnético para viajeros y mercaderes de la antigüedad.
Dicen que, en sus orígenes, estaba habitado por los veddas. Un nombre que proviene del idioma tamil y significa “los cazadores”. Es en el siglo IV a.C. cuando se tiene constancia del primer reino en estas tierras: Anuradhapura.
Por su situación estratégica en el Índico, esta isla estuvo siempre en el punto de mira de los grandes imperios europeos, que empezaron a llegar con sus grandes navíos en el siglo XVI. Portugueses, holandeses y británicos llegaron unos tras otros, atraídos por el comercio de canela, marfil, piedras preciosas y elefantes.
Ceilán consiguió su independencia de los británicos en 1948, dejando atrás su pasado colonial. Ya en 1972 pasó a llamarse Sri Lanka.
En este contexto, Galle se convirtió en la fortaleza europea más grande de Asia. Puerto de los reyes de Oriente y Occidente, que llegaban buscando sus joyas, sus pavos reales y sus especias.
Aquí llegó el rey Salomón a buscar marfil, a lo que le siguieron siglos de comercio de canela. Hasta la llegada de los colonos europeos, que la convirtieron en una inmensa fortaleza.
La mística de la zona
Antes de poner rumbo al templo de Yatagala, hay un par de escapadas que merece la pena hacer desde Galle. Para los buscadores de la mística budista, esta tierra es un pozo sin fondo. Una excursión importante es Kandy. Fue escenario de uno de los acontecimientos más importantes en la historia y la cultura de Sri Lanka.
Cuenta una leyenda que a Anuradhapura llegó un diente de Buda. Esto propició que el budismo cobrara una importante relevancia en el reino. Ello generó una identidad cultural única, la cingalesa. La reliquia se conserva en el templo del Diente, en Kandy.
Para entender la importancia de este hecho, hay que saber que Buda advirtió que solo otro buda o arahant podría poseer una reliquia del cuerpo del Buda. Esto significa que en estas tierras existe un ser “despierto”, un monje avanzado que está a cargo de la reliquia. Estos monjes no suelen ser accesibles.
También se puede acceder desde Galle, en cortas travesías en tuk tuk, a Unawatuna. Una ciudad costera del distrito de Galle que tiene sus raíces en la gran epopeya Ramayana.
Ocurrió cuando Lakshman, el hermano menor de Rama, fue herido mientras trataba de rescatar a la princesa Sita. La princesa estaba secuestrada por el demonio-rey Ravana. Durante el rescate, una parte de Sita “cayó” en el lugar donde hoy se ubica la actual Unawatuna.
El nombre de la ciudad, en realidad, significa “caída”. Frente a la costa de Unawatuna hay varios arrecifes de coral, naufragios y una gran variedad de peces y tortugas. Las tortugas todavía se pueden ver vadeando la orilla para depositar sus huevos.
El templo de Yatagala
El monasterio budista fue construido por el rey Dewanampiyathissa. Se accede a través de una gran escalera que lleva a un jardín de rocas de granito gigantes que parecen sostenerse unas a otras. Desde allí pueden divisarse los arrozales y palmerales cercanos.
Las rocas están adornadas con multitud de flores y con las donaciones que los peregrinos portan con ellos. Al final de la escalera nos recibe una gran estatua de Buda de nueve metros de altura en estado de meditación . El Buda está situado junto a la pagoda y una gran terraza.
Se cree que las rocas se colocaron alrededor de un árbol sagrado Bodhi. A la izquierda de la gran estatua de Buda está el edificio del templo principal, donde se encuentra la enorme estatua de Buda reclinado. Data del siglo XV o XVI.
Los templos de la cueva están adornados con intrincados frescos budistas y cuentan con sinuosos senderos que conducen a santuarios ocultos. Todo el templo está construido alrededor de una gran masa de grandes rocas que ocultan, a su vez, decenas de pequeñas cuevas.
Durante los últimos 1500 años, los monjes del templo de Yatagala han ido haciendo sus santuarios y casas en las cuevas formadas por las inmensas rocas que lo presiden. Es un placer perderse entre sus recovecos y encontrar sus templos secretos.
En busca del Maestro
Si tu viaje a Sri Lanka tiene matices espirituales, estás en el sitio perfecto. En la búsqueda de verdaderos maestros, monjes y monjas de nivel superior, el distrito de Galle y templos como el de Yatagala son un buen punto de partida.
Conectar con los verdaderos maestros mientras se está allí no es fácil, y no tiene porqué ocurrir. Pero si el destino lo quiere, ellos te encontrarán a ti.