Visitamos la isla de Ré, un rincón idílico en la costa francesa
La isla de Ré es un remanso de paz frente a la costa atlántica de Francia. Una isla de verdes paisajes y pueblos blancos conectada al continente a través de un puente de casi 3 kilómetros de largo. Queremos llevarte a ella para que descubras un pequeño paraíso. ¿Nos acompañas?
Ubicación e historia de la isla de Ré
La isla de Ré tiene 30 kilómetros de largo y 5 de ancho y pertenece al departamento de Charente Marítimo de la región de Poitou-Charentes y está dividida en 10 comunas.
En la época romana era un archipiélago formado por tres pequeñas islas, que se fueron “conectando” entre sí debido a la sedimentación y a la actividad humana. En 1627 los ingleses, comandados por el duque de Buckingham, atacaron la isla de Ré para luego llegar a La Rochelle, pero tras tres meses de sitio, fueron derrotados.
Ya en 1681 se fortificó el puerto de Saint-Martin-de-Re, que más tarde sería usado como cárcel. En la Segunda Guerra Mundial sus playas se llenaron de búnkeres alemanes que impedían la invasión marítima desde el Atlántico. Muchos de ellos todavía se pueden ver en estado de abandono.
De paseo por la isla de Ré
La actividad turística aquí es muy importante. Muchos viajeros cruzan desde el continente en bicicleta, hay campings y hoteles de diferentes categorías y cuenta con muchas tiendas y mercados. La vida nocturna gira en torno al puerto principal y a la zona de La Flotte. Los restaurantes que ofrecen frutos del mar abundan y también es un destino popular para las compras.
La mejor manera de llegar a la isla de Ré es desde la histórica ciudad de La Rochelle. Pero debes tener en cuenta que el puente para llegar a ella es de peaje. Hay quien deja el coche y lo atraviesa en bicicleta, de esta manera es gratis.
Saint-Martin-de-Ré
La primera parada debe ser su capital, Saint-Martin-de-Ré, un precioso pueblo de callejuelas encantadoras con casas de fachadas blancas y unos muelles que invitan a pasear. Y, si puedes, merece la pena conocer su iglesia, desde lo alto del campanario puedes disfrutar de unas preciosas vistas.
Pero si hay un tesoro en esta localidad es la ciudadela, construida por Vauban, un conocido mariscal que también levantó la fortificación de La Rochelle. Hoy este barrio histórico es Patrimonio de la Humanidad y paso obligado para los turistas.
Descubriendo los paisajes de la isla
A partir de Saint-Martin-de-Ré, nada mejor que recorrer la isla para descubrir esos tesoros que la ha hacen tan especial. Y, como antes hablábamos de bicicletas, te contaremos que es una de las mejores formas de conocerla. ¿Por qué? Porque aquí hay nada menos que cien kilómetros de pistas perfectamente acondicionadas y señalizadas.
Cada uno de esos caminos te llevará a pueblos diferentes pero maravillosos, a pequeños bosques o a puertos donde podrás degustar la cocina de la isla. Además, la isla es llana, por lo que no te costará mucho esfuerzo recorrerla.
Algunas paradas en la isla de Ré
Según vayas recorriendo la isla irás descubriendo rincones maravillosos. Pero hay algunos que no te debes perder. Por ejemplo, es casi obligatorio visitar el faro de las Ballenas, el punto más alto de la isla. Construido en 1854, tiene 57 metros de altura. Merece la pena subir sus 257 escalones para disfrutar de excelentes vistas del mar, de la isla y de la costa continental francesa.
Otro lugar que debes visitar son las salinas. De ellas sale la flor de sal con la que se adereza cualquier plato de la cocina de la isla de Ré. También podrás visitar un museo relacionado con esta actividad.
Y, para tomarte un descanso o disfrutar del sol, debes saber que en la isla hay unas preciosas playas con grandes arenales y mareas bajas como sucede en toda la costa occidental francesa.
Los pueblos de la isla de Ré
En la isla de Ré podrás visitar pueblos encantadores, con calles peatonales muy animadas, puertos deportivos, restaurantes y cafeterías con terrazas y hoteles con mucho encanto. Y una curiosidad: las fachadas de las casas solo pueden pintarse de blanco, mientras que las puertas y ventanas han de ser de madera y en tres tonos: gris, verde y azul.
Ya lo has visto, la isla de Ré es un lugar idílico, un pequeño pedazo de paraíso en la costa atlántica francesa. ¿No te apetece conocerla?