Visitamos la ciudad amurallada de Bakú
La ciudad amurallada de Bakú es la parte más antigua de la capital de Azerbaiyán. Es, por ello, una de las visitas imprescindibles que hay que hacer en cualquier viaje a este país. A continuación, te descubrimos todo sobre este lugar, así como lo relacionado con sus dos construcciones principales. ¿Nos acompañas?
Cómo es la ciudad amurallada de Bakú
La ciudad amurallada de Bakú es una antigua fortaleza. De ella aún se conservan liezos y torres que fueron fortificados tras la conquista de Rusia en el año 1806. Pero antes, por estas tierras habían pasado sasánidos, persas, judíos, árabes y otomanos.
La zona, que es de lo más pintoresca, supone un laberinto de callejuelas estrechas y empedradas en las que se reparten edificios antiguos. Muchos de ellos son pequeñas mezquitas. De hecho, hay docenas de ellas, como la mezquita Juma, que fue la sede del Museo Nacional de Arte y Alfombras de Azerbaiyán.
No obstante, en la Ciudad Vieja de Bakú, destacan dos construcciones. Dos lugares fabulosos que merecen un apartado diferente. Se trata del palacio de los Shirvanshah y de la torre de la Doncella. Ambos, junto con el resto del recinto amurallado, son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Palacio de los Shirvanshah
Se trata del mayor monumento de la rama Shirvan-Absheron de la arquitectura de Azerbaiyán. Su importancia es tal que, además de ser Patrimonio de la Humanidad, está representado en el anverso del billete de 10 manat emitido desde el año 2006.
El complejo cuenta con varios lugares de interés, empezando por el edificio principal. Data del año 1411 y consta de dos plantas. De él destacan su hermosa cúpula y su vestíbulo, que conecta con las construcciones que se encuentran a los costados del mismo.
En el Palacio de los Shirvanshah también se puede visitar el pequeño pabellón de piedra Divankhana. Está dentro de un patio y destaca por su cúpula y su bella decoración.
Otros rincones son el mausoleo de los Shirvanshahs y la mezquita palacio, situada en el patio inferior. Tampoco hay que perderse la puerta del sultán Murad, de 1585. O la casa de baños, formada por nada menos que 26 habitaciones, que debieron estar cubiertas con cúpulas.
La torre de la Doncella
Su nombre puede deberse a una leyenda. Cuenta que un sha se enamoró de su hija y decidió casarse con ella. Esta, horrorizada por la decisión, le pidió que construyera antes una torre. Cuando estuvo terminada, la joven se subió a lo alto y se lanzó al mar.
Hay algunas versiones que cuentan que el nombre se debe a que la torre nunca se tomó por la fuerza.
Le demos credibilidad o no al origen del nombre, lo cierto es que la torre de la Doncella se erigió con probabilidad en el siglo XII. El artífice fue el arquitecto Masud ibn Davud.
Mientras, su hijo, también arquitecto, fue el responsable la torre redonda de Mardakan. Una construcción que no hay que confundir con el castillo del mismo nombre.
Volviendo a la torre de la Doncella, mide 31 metros de altura en su parte norte y 28 en la sur. Cuenta con ochos pisos que están separados entre sí por un entarimado de piedra. Todos están conectados por unas escaleras.
Para su visita hay que tener en cuenta que la torre de la Doncella alberga un museo y una tienda de regalos donde comprar algún recuerdo. Eso sí, lo principal es subir a lo alto para disfrutar de las impresionantes vistas. Podrás admirar los minaretes y los callejones que conforman la ciudad amurallada de Bakú.
No es casualidad que la ciudad amurallada de Bakú y dos de sus construcciones, el palacio de los Shirvanshah y la torre de la Doncella, sean consideradas como lugares de gran importancia e interés. No obstante, lo mejor es que viajar a este país para descubrir estas y otras maravillas. ¿Te animas?