Un viaje a la isla Navarino, tierra yagán

En isla Navarino todo es diferente. Sus habitantes ancestrales, los yaganes, son los únicos que han logrado adaptarse plenamente a un entorno indómito, pero también hermoso y fascinante. Desde 2019 es oficialmente el punto donde se ubica el 'fin del mundo'.
Un viaje a la isla Navarino, tierra yagán

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 27 enero, 2021

La isla Navarino está catalogada desde 2019 como el lugar más austral del continente americano. Este es un aspecto importante para los viajeros aventureros que se imponen el reto de recorrer América de punta a punta.

La oficialización de este pronunciamiento no escapa a la controversia, pues desde hace mucho es motivo de rivalidad entre los países de Chile y Argentina. Estos se disputan tener en su territorio el ‘fin del mundo’, un reconocimiento que hasta comienzos del 2019 recaía en la población argentina de Ushuaia.

Ahora, el título de poseer el lugar habitado más al sur del continente, ‘la ciudad del fin del mundo’, le corresponde a Chile. Más allá de los pronunciamientos políticos y en honor a la verdad, este título solo le correspondería al pueblo yagan, que son los nativos del lugar desde hace más de 6000 años.

Isla Navarino: un lugar de otro mundo

Paisaje interior de isla Navarino

La isla Navarino tiene lo que solo un lugar tan distante puede evocar: lo primigenio, lo salvaje y lo virgen. Allí se tiene la sensación de que su geografía y todo cuanto la rodea jamás ha sido pisado por humano alguno.

Las montañas son como enormes gigantes nacidos del agua y unidas conforman las islas de Tierra de Fuego, en especial isla Navarino, frente a la que ningún ojo puede permanecer impasible. Es un lugar en donde el hombre es doblegado por la naturaleza  y no al revés.

La tierra, el mar, las tormentas, los vientos patagónicos, los bosques densos, la niebla constante y el clima impredecible… Todo eso y mucho más es isla Navarino, el lugar poblado más cercano al cabo de Hornos.

La mirada evolucionada de los europeos

Costa de isla Navarinos

Muchas expediciones europeas  de exploración, cartográficas o científicas se adelantaron por estos rumbos. Participaron españoles, holandeses e ingleses, entre otros, y tenían la finalidad de evaluar los recursos disponibles. Varias de estas expediciones fracasaron cuando encontraron la muerte o naufragaron debido a las condiciones climáticas.

Una que llama particularmente la atención fue la realizada por el naturalista Charles Darwin, a bordo del Beagle, en una travesía de cinco años por el mundo. En su diario de viaje describe el lugar así: “Todo el lugar no es más que una enorme masa de rocas abruptas, de colinas elevadas, de inútiles bosques envueltos en brumas perpetuas y atormentados por tempestades incesantes”.

Darwin también describió a sus pobladores: “En verdad que nunca había yo visto criaturas más abyectas y miserables. […] Estos desgraciados salvajes tienen el cuerpo achaparrado, el rostro deforme, cubierto de pintura blanca, la piel sucia y grasienta. […] Cuando se los ve cuesta trabajo creer que son seres humanos, habitantes del mismo mundo que nosotros”.

Lo que sí fue el pueblo yagán

Pueblo en Navarino

Tal vez la soberbia del joven naturalista inglés no le permitía comprender que donde zozobraban las naves europeas, el pueblo yagán florecía. A pesar de las condiciones extremas de esta parte del mundo, los yaganes habían encontrado la forma de sobrevivir a través de la cultura del nomadismo, la caza y la pesca.

Eran excelentes navegantes, construían sólidas viviendas en madera, capaces de resistir las condiciones más adversas. Combatían el frío extremo frotándose grasa de foca en sus cuerpos y cubriéndolos con pieles de los animales que cazaban.

Los yaganes comerciaban con otras etnias de la región, como los  Selk´nam, que habitaban en Tierra de Fuego. También poseían una cosmogonía y lengua propia, para la época con más de 30 000 términos traducidos al inglés.

Isla Navarino y la colonización

Vista de la costa y las montañas

La curiosidad de los europeos de la época desencadenó durante el siglo XIX una masiva inmigración de los mismos a territorio sudamericano. Así se conformaron lo que luego se conocieron como los territorios de Argentina y Chile, entre otros.

La consecuencia directa no podía ser otra que la misma de tiempos pasados en otras regiones de América. El número de yaganes se redujo significativamente como resultado de las enfermedades llevadas por los colonos.

Los desplazamientos fueron masivos y las costumbres y tradiciones fueron limitadas o prohibidas por leyes. Las creencias transformadas por las campañas de evangelización y las batallas con los colonos que también contribuyeron a su casi extinción.

Aunque los yaganes aún existen, se encuentran confinados a pequeños territorios como Villa Ukika, en los suburbios de Puerto Williams. Aún hoy siguen reclamando del gobierno respeto por su cultura, sus tradiciones y su territorio.

El reto para el mundo contemporáneo

Dientes de Navarino

De las cadenas montañosas de isla Navarino, destaca particularmente la denominada Dientes de Navarino. Este es un nombre que de por sí ya genera una combinación singular de sentimientos que oscilan entre la extrañeza y el temor.

Pero, al mismo tiempo, es la razón por la que acuden los turistas que aman los retos extremos y buscan participar en el  trekking más exigente del sur del planeta. Es un evento que de cierta forma compite con el consolidado y famoso trekking de las Torres del Paine.

El de Navarino es el más duro, ya que requiere de excelentes condiciones físicas, experiencia y conocimiento del entorno. Esta ruta, que está planificada para realizarse en cinco jornadas, constituye un objetivo que se elabora en función del avance.

La isla  Navarino es un universo de bosques irregulares y densos en los que la naturaleza nace, crece, muere y se pudre para volver a nacer. Es un lugar donde el barro llega a las rodillas y cala los huesos. Hablamos de un espacio con montañas de dientes y con senderos que aparecen y desaparecen por la niebla, en definitiva, un lugar de otro mundo.