Una visita a la Salina Turda en Rumanía
La Salina Turda es una mina de sal de la ciudad de Turda que con los años se ha convertido en un destino turístico muy popular e imprescindible en cualquier visita a Rumanía. ¿Te animas a conocerla? Te prometemos que no te defraudará.
Historia de la Salina Turda
Para conocer el origen de la formación de la mina hay que remontarse a unos trece millones de años atrás, cuando se creó un depósito de sal marina que quedó concentrada gracias a unas condiciones climáticas que la compacto en unos niveles de gran tamaño.
No obstante, la extracción de sal en Turda no comenzó hasta el año 1075 y en la mina, hasta 1271. O eso parece indicar la documentación existente, que también indica que fue la más importante de la región de Transilvania.
El lugar fue creciendo (se fueron ampliando las galerías, salas, túneles…) y ya a finales del siglo XIII alcanzó su tamaño actual. Y es que ocupa un área de nada menos que de cuarenta kilómetros cuadrados.
En 1932 la actividad de la Salina Turda cesó definitivamente. Estuvo varias décadas en semiabandono, aunque durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizada como refugio contra las bombas o habilitada para curar los quesos.
Finalmente, en 2010 se decidió que la Salina Turda fuera abierta al público para convertirse en lo que es hoy en día: un auténtico destino turístico que atrae cada año a miles de turistas. De hecho, es uno de los veinticinco mas valorados.
Características de la Salina Turda
La Salina Turda cuenta con varias zonas. El primer espacio es la llamada Sala de Llamada, que es donde se reunían los mineros antes y después de cada jornada laboral. A esta le sigue la Sala del Pozo de Extracción, en la que ver el mecanismo que transportaba la sal verticalmente.
Otras salas son la Crivac, que consta de un torno que era movido por caballos; y la de los Ecos, de forma cónica y cuyo nombre lo dice todo. En está última hay un mirador desde el que observar la mina Joseph, a la que es imposible bajar.
Tampoco se pueden pasar por alto la mina Rudolf, el corazón de la Salina Turda, a la que acceder tras descender ciento setenta y dos escalones o tras usar uno de los ascensores panorámicos; o la mina Terezia, que hace las delicias de los turistas con las barcas que recorren el lago de sal.
“La belleza del mundo natural radica en los detalles.”
-Natalie Angier-
Información práctica para su visita
La visita de la Salina Turda se hace por libre, pudiéndose recurrir a una audioguía en castellano online gratuita. Para ver todo con detalle y tranquilidad es preciso disponer de unas dos horas.
Tan solo hace falta tener en cuenta que la mina de sal abre de nueve de la mañana a siete de la tarde, siendo las seis la última hora a la que se puede entrar.
El precio de la entrada es de 30 lei rumanos, lo que equivale a unos 6,5 €; de 15 para niños, estudiantes y jubilados. Mientras, los menores de tres años pueden acceder de manera gratuita. A esto hay que sumarle de 1 a 3 € por montar en las atracciones del parque.
Por otro lado, llegar a la Salina Turda es muy sencillo. Esta se encuentra a las afueras de la ciudad del mismo nombre, en el valle Durgău-Sarata Turda, al que se puede acceder en coche de alquiler o en taxi desde Turda, pero también en transporte público. Respecto a este último mejor asegurarse de la disponibilidad.
Qué más ver en Turda
Además de la Salina Turda la ciudad rumana cuenta con otros encantos que merecen la pena descubrir y disfrutar. Destaca Potaissa, el castrum romano de la antigua provincia de Dacia. En la actualidad es un yacimiento arqueológico.
Otros lugares de interés en Turda son las reservas naturales de Turda Gorge y de Tureni Gorge, donde disfrutar de paisajes espectaculares; el monasterio Mihai Vodă; el jardín zoológico de la ciudad y un largo etcétera.