Turismo de naturaleza en las Hoces del Duratón
Nos vamos a un precioso paraje protegido entre las localidades de Sepúlveda y Burgomillodo, en la provincia de Segovia. Las Hoces del Duratón son un lugar idílico, perfecto para disfrutar de la naturaleza, para hacer senderismo y, por qué no, para relajarse.
Hoces del Duratón: belleza en estado puro
El Parque Natural de las Hoces del Río Duratón es realmente maravilloso. Aquí las aguas se encajonan en un profundo cañón, que en algunas zonas alcanza los 100 metros de desnivel. Podemos por ello disfrutar de increíbles paisajes dentro de una espectacular garganta.
Pero además, en los altos farallones de las rocas anidan casi 600 parejas de buitres leonados, alimoches, halcones peregrinos y águilas reales (los podrás ver surcando el cielo continuamente).
Y no todo es naturaleza virgen, ya que además podemos hallar zonas de valor histórico y artístico, como por ejemplo el conjunto arquitectónico de Sepúlveda, las cuevas con grabados de la Edad de Bronce, el Monasterio de Nuestra Señora de la Hoz y la ermita románica de San Frutos.
Con una superficie de 5000 hectáreas, las Hoces del Duratón fueron declaradas como parque natural en 1989 e integradas a los demás espacios protegidos de la Comunidad de Castilla y León.
“La naturaleza nunca se apresura. Átomo por átomo, poco a poco logra su trabajo.”
-Ralph Waldo Emerson-
Accesos y alrededores de las Hoces del Duratón
El río Duratón ha ido excavando el cañón a lo largo de 27 kilómetros desde hace unos 600 millones de años. En el último tercio (unos 10 kilómetros) ha trazado meandros cerrados en las rocas graníticas donde las aves hacen sus nidos.
Tras la desecación del mar (250 millones de años después) se formó la extensa llanura que luego quedaría cubierta de nuevo por el agua, esta vez del Mar de Tetis. En ese momento se formaron las rocas calizas, por eso al drenar el agua hace 50 millones de años el río se encargó de “dibujar” las frágiles paredes del cañón.
Sin duda, el principal atractivo son las formas que dejó el agua a su paso, así como también las cuevas, los barrancos, las simas y los meandros.
La huella del hombre en las Hoces del Duratón
El legado humano llama la atención porque aquí hubo asentamientos desde el Neolítico. Para poder conocer bien la forma de vida de estos primeros moradores puedes visitar El Solapo del Águila. Con la llegada de los romanos todo cambió. De esta época datan los puentes de Talcano y de Picazos.
Los siguientes habitantes fueron los visigodos, que crearon un santuario cristiano (el más antiguo de la provincia) en lo que hoy se conoce como la Cueva de los Siete Altares. De esa época también data la ermita de San Julián, que fue excavada en la roca.
La ya mencionada ermita de San Frutos es uno de los legados de las Hoces del Duratón que merece la pena visitar. Se trata de un conjunto monástico antiguo de la localidad de Carrascal del Río (en uno de los meandros del Duratón) que además ofrece vistas panorámicas increíbles.
Para llegar hasta allí hay que cruzar el puente sobre La Cuchillada, una gran grieta que según la leyenda fue abierta por el santo para cortar el paso de los sarracenos que querían llegar a Sepúlveda. Todos los 25 de octubre se celebra a cabo una romería en honor de San Frutos.
Llegar al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón
El parque integra el territorio correspondiente a los municipios de Sepúlveda, Sebúlcor, Carrascal del Río, Castrillo de Sepúlveda, Aldehuela, San Miguel de Neguera (abandonado), Hinojosa del Cerro y Corral del Duratón. Para poder acceder al parque debemos utilizar la carretera SG-232 desde la capital de la provincia. Es en Villaseca desde donde comienza la visita típica.
Además de realizar diversas rutas a pie o en bicicleta recomendamos tomarse un tiempo para observar las aves. Si deseas quedarte a dormir en los alrededores de las Hoces del Duratón no tendrás problemas hay infinidad de hoteles y casas rurales para disfrutar de una estancia rural inolvidable