Templo de Luxor: guía práctica para la visita
Situado en el corazón de la antigua Tebas, el templo de Luxor es una de las construcciones más espectaculares de Egipto y la segunda de mayor tamaño de la zona. A continuación, te descubrimos todo aquello que debes saber si estás planeando visitar este magnífico monumento. ¿Nos acompañas?
Conoce brevemente su historia
El templo de Luxor fue mandado edificar por Amenofis III en el año 1400 a.C. El faraón lo dejó en manos del arquitecto Amenhotep, que construyó el naos o sala en la que reposa la fuerza vital de la divinidad, el santuario de la barca o la sala de ofrendas y antecámara. Es decir, todo lo relacionado con la parte interior del monumento.
Años más tarde, y bajo el reinado de Rámses II, se construyó el recinto exterior, ya que se añadieron la fachada, los colosos y los obeliscos.
La importancia del templo de Luxor llegó a ser tal que otros gobernantes (de la dinastía Nubia a Alejandro Magno) contribuyeron a su engrandecimiento arquitectónico.
Detalles arquitectónicos del templo de Luxor
En la entrada del templo de Luxor están las dos estatuas sedentes de Ramsés II, de granito gris y que miden casi 16 metros de altura. Son las únicas que han sobrevivido de las seis que había antiguamente (dos representaban al faraón también sentado, y las otras dos, de pie).
Al igual que las estatuas ha sobrevivido un obelisco de granito rosa que alcanza los 25 metros. Este se encontraba junto a otro que en 1853 fue trasladado a París. Hablamos del obelisco de Luxor, un regalo del valí de Egipto Mehemet Ali a Francia. El rey Luis Felipe I decidió colocarlo en la plaza de la Concordia.
Ya en el interior del recinto, nos encontramos con varios elementos de interés, como la mezquita del jeque Abu Haggag, que combina elementos egipcios e islámicos; una columnata procesional formada por catorces columnas dispuestas en dos filas; varios patios peristilos (uno añadido por Rámses II, y el otro, por Amenofis III), etc.
Respecto a las salas, habría que hablar de la de ofrendas, decorada con imágenes religiosas en honor de Min y Amón, dios al que estaba consagrado el templo de Luxor. Dicha sala cuenta con un santuario y, justo a su lado, se encuentra la estancia que conmemora y describe el nacimiento de de Amenofis III.
Por otro lado, en el complejo también se pueden ver vestigios de la época romana. Sin ir más lejos, los estucos romanos se realizaron por encima de algunas esculturas egipcias. Asimismo, en aquella época llevaban al lugar a los cristianos locales para que renunciasen a su fe y abrazasen la religión del estado pagano.
Cómo y cuándo visitarlo
La mejor opción para visitar el templo de Luxor y no perder detalle del mismo es contratar una visita guiada. La empresa correspondiente se encargará de recoger a los turistas en sus alojamientos para trasladarlos a la orilla oriental de Luxor, la que fuera capital de Egipto en la época faraónica.
Una vez en el lugar, solo queda conocer el monumento y deleitarse con cada uno de sus detalles arquitectónicos. La visita suele incluir además la del templo de Karnak, situado a más de tres kilómetros del anterior y con el que se comunicaba por la Avenida de las Esfinges, de la que se puede ver parte hoy en día.
Por otro lado, el templo se puede visitar de seis de la mañana a nueve de la noche durante todos los días del año. La entrada para los adultos tiene un coste de 50 libras egipcias y para los estudiantes, de 30.
En caso de contratar un tour, estaríamos hablando de un precio más elevado. A cambio, tendríamos la ventaja de tener un guía egiptólogo de habla española durante cinco horas, así como el transporte y el pase a los templos asegurado.
Sea cual sea la opción por la que nos decantemos hay que tener en cuenta que en Luxor las temperaturas pueden llegar a ser bastante elevadas, pasando los 40ºC. Por ello, la mejor época para viajar a la ciudad egipcia es en otoño. Allí nos podremos trasladar en taxi o incluso en carruajes a caballo.
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