Visitamos el singular Templo de Loto en la India

Es considerado el templo madre de la India. Un templo que destaca por su curiosa y llamativa forma de flor.
Visitamos el singular Templo de Loto en la India

Escrito por Elena Blanco

Última actualización: 20 septiembre, 2018

A la hora de realizar un viaje por la India, es muy importante considerar que una de nuestras principales paradas en el país sea Nueva Delhi. Entre otros muchos atractivos turísticos, aquí se encuentra quizás uno de los edificios más imponentes y singulares de todo el mundo, y es que el Templo de Loto es especial por muchas razones.

Su verdadero nombre es Baha´i House of Worship, aunque es mundialmente conocido como Lotus Temple  o Templo Bahai. Cada año llegan a él cientos de miles de turistas (sus visitas ya superan a las de la Torre Eiffel). Además, como es lógico, recibe la visita de todos los seguidores de la religión bahaí.

Por qué la flor de loto

Templo de Loto
Templo de Loto

Uno de los principales motivos por el que el Templo de Loto es uno de los más visitados del mundo es por su curiosa forma. Su estructura representa una flor de loto blanca y semiabierta. El loto es la flor nacional india. Significa pureza y paz, además de ser la representación de la manifestación de Dios en la gente de la India.

Centro de la religión bahaí

El Templo de Loto es el principal templo de la religión bahaí. Desde que finalizara su construcción es considerado como la madre de todos los templos en el subcontinente indio.

Dentro de las religiones independientes existentes en el mundo, la religión bahaí es la más reciente, ya que nació a mediados del siglo XIX. El fundador de la misma fue Bahá´u´lláh.

El tema central sobre el que gira la religión es que la humanidad es una sola raza y que, por tanto, la sociedad debe unificarse para formar una globalidad. Por ello, Dios ha puesto a disposición de las personas las fuerzas para acabar con las razas, las clases, los credos y las naciones.

Características del Templo de Loto

Atardecer en el Templo de Loto en Delhi
Templo de Loto y jardines

Nada más llegar al Templo de Loto y observar los exteriores del mismo, se nos disipan todas las dudas acerca de por qué es uno de los lugares más especiales del mundo. Lo primero que vemos es una imponente estructura de mármol blanco, brillante, que se puede ver desde muchos lugares de Delhi.

En sus poco más de 40 metros de altura, lo que más llama la atención son los enormes 27 pétalos de mármol que se encargan de crear la flor de loto. Alrededor observamos nueve piscinas y diferentes puentes, que simbolizan los nueve caminos espirituales de la religión bahaí.

Además, podemos pasear por preciosos paseos con increíbles balaustradas y observar espléndidos jardines. Pero la visita (y las sorpresas) no han hecho más que empezar.

El interior del Templo de Loto

Interior del Templo de Loto
Interior del templo – Dinudey Baidya / Flickr.com

Una vez cruzadas una de sus nueve puertas se accede al majestuoso salón central, con capacidad para más de 2500 personas. Allí tienen cabida todos aquellos que quieran entrar, crean o no en la religión bahaí. Solo se exige estar descalzo y respetar el absoluto silencio reinante.

Los techos de la sala sobrepasan los 30 metros de altura. Y una de las cosas que más puede llegar a sorprender es que no haya ningún pilar que sostenga el peso del edificio.

Sin embargo, el interior del Templo del Loto es todo lo contrario a lo que se podría esperar viendo su exterior, ya que es simple y austero. Es imposible ver estatuas o iconos que simbolicen alguna religión pues, como decíamos antes, esta religión aboga por la unión de todas las personas, sin tener en cuenta sus creencias.

Es un lugar perfecto para parar, admirar, relajarse y, por supuesto, meditar. El edificio se construyó en la década de los 80 del pasado siglo. Su diseño corrió a cargo de Fariborz Sabba, un prestigioso arquitecto de origen iraní.

“Todo gran arquitecto es necesariamente un gran poeta. Debe ser un interprete original de su tiempo, sus días, su edad.”

-Frank Lloyd Wright-

La mayor parte de los gastos fueron sufragados por Ardishír Rustampúr de Hyderabad, que estuvo ahorrando prácticamente toda su vida para poder llevar a cabo este proyecto. El edificio ha conseguido numerosos premios arquitectónicos, y ha aparecido en cientos de reportajes y artículos en prestigiosos periódicos y revistas.