El santuario de Chilla, un lugar donde se respira paz
La sierra de Gredos esconde auténticas maravillas, ya sea por su diversidad natural, que acoge infinidad de paisajes y ecosistemas, o por su variado patrimonio arquitectónico rural y cultural. El santuario de Chilla es uno de esos rincones donde se respira paz y tranquilidad. Su ubicación no puede ser más acertada, en plena ladera contemplando expectante la amplia meseta sur rendida a sus pies.
Este es un lugar escogido por turistas y amantes de la naturaleza para desconectar por completo de las ruidosas urbes y sumirse en un ambiente idílico del que saldrás, sin lugar a dudas, más reconfortado.
El santuario de Chilla, a los pies del pico Almanzor
Es bien sabido por todos la riqueza y el atractivo que posee la famosa comarca de La Vera cacereña. Pues bien, esta parada queda situada a las puertas de este precioso lugar. Estamos hablando de un enclave que ejerce de manera natural de puerta de acceso a una comarca rica en prácticamente todo.
Se trata de un lugar natural incomparable, donde rebosan agua y vegetación a partes iguales, un territorio convertido en una auténtica constelación de pequeños y preciosos pueblos de postal que resultan un auténtico reclamo por su belleza y por su gastronomía.
Candeleda es el municipio al que pertenece el santuario de Nuestra Señora de Chilla. También es el último núcleo de población de la provincia de Ávila, en la cara sur del Sistema Central. Y a escasos 7 kilómetros de este, siguiendo una carretera vecinal ladera arriba, encontraremos, sumida en un profundo valle, la ermita y unas pocas construcciones que la salvaguardan.
A medida que nos aproximamos a ella, tras abandonar un profundo bosque plagado de castaños, fresnos y alisos, la panorámica se vuelve espectacular, como si una pequeña estrella en el gran firmamento nos apareciera entre las rigurosas paredes del enorme macizo central.
Breve historia del santuario de Chilla
El Santuario de Chilla es una pequeña ermita situada en la falda sur de la sierra de Gredos, a los pies del macizo central. Hasta ella se llega recorriendo una carretera vecinal asfaltada que parte de Candeleda, a la salida de la población, en dirección a la provincia de Cáceres.
Relata su leyenda que un piadoso pastor al que se le había muerto una cabra y sumido en un profundo desconsuelo, por miedo al dueño del animal, invocó a la Virgen que se le apareció y lo premió con la resurrección de este. Por tal motivo, el pueblo de Candeleda erigió la ermita en agradecimiento por tan extraordinario acontecimiento.
Las fiestas que conmemoran este suceso se celebran tradicionalmente en el segundo y el tercer domingo de septiembre; las últimas se denominan «fiestas de la vela». Entre los diferentes actos religiosos, se celebra una romería y una misa con procesión.
La romería parte del pueblo a la ermita, y hasta allí se lleva a la imagen de la Virgen en procesión hacia una explanada retirada entre castaños. En este lugar, se celebra una misa presidiendo la imagen desde el lugar en que se le apareció al pastor.
Después se realizan las ofrendas a la Virgen —antes se donaban productos agrícolas y ganado—, pero hoy en día la ofrenda generalmente es de carácter monetario. Acto seguido, el acto finaliza con la restitución de la imagen a la ermita.
Más allá de una celebración religiosa
La devoción de los lugareños es intensa y, cada año, la afluencia de público es masiva. Por otra parte, los actos profanos tales como capeas y otros actos musicales, culturales y lúdicos se celebran por la tarde y por la noche en las plazas y calles de Candeleda.
El municipio goza de una rica y variada red de alojamientos turísticos y restaurantes donde degustar los múltiples productos típicos de los que goza este oasis del centro peninsular.
Por ejemplo, junto al santuario se alza el restaurante Refugio de Chilla, dotado de grandes ventanales desde los que se puede apreciar la amplia meseta sur, e incluso los lejanos Montes de Toledo, en los días más despejados. Este es un lugar donde se mezcla lo vanguardista en equilibro perfecto con lo tradicional de la zona; degustar su famosa paletilla de cabrito asado resulta una gran experiencia.
En las proximidades del santuario también existen auténticos estandartes hoteleros, como el hotel Navia. Se trata de un precioso hotel rural con todas las comodidades enclavado en mitad de la montaña, interesante para los meses de verano y no menos para los gélidos inviernos de chimenea y recogimiento. Está situado en un paraje de los que solo se ven en las películas.
Candeleda, «un pueblo con mucha alegría»
De esta manera ha sido cantado el pueblo de Candeleda en la música popular, y no es para menos, pues la riqueza de este territorio no tiene límites y encanta a todo el que lo visita. Ya dijo Camilo José Cela que “Candeleda es como el Arca de Noé de los tres reinos de la naturaleza”, ¡y qué razón tenía!
Desde la cumbre del Almanzor hasta el embalse de Rosarito, en el río Tiétar, se extiende su término municipal. Y ese extraordinario desnivel da cobijo a la más extensa relación de mamíferos y de aves que se puedan encontrar en la sierra de Gredos. También da lugar a acogedores rincones como el santuario de Chilla, al que te recomendamos viajar en alguna escapada de fin de semana.