Santo Domingo de Silos, un lugar para el recogimiento

Santo Domingo de Silos, un lugar para el recogimiento
Armando Cerra

Escrito y verificado por el historiador del arte Armando Cerra.

Última actualización: 09 septiembre, 2016

El monasterio de Santo Domingo de Silos, en la provincia castellana de Burgos, es uno de los monasterios más afamados de toda España. Un fama basada en su larguísima historia, el arte que atesora, sus tradiciones y, desde luego, también la espiritualidad que se respira en el lugar. De todo ello os vamos a hablar a continuación.

Breve historia del monasterio de Santo Domingo de Silos

La actual abadía benedictina de Silos se halla en el valle de Tabladillo, y se estima que en este mismo emplazamiento ya habría un recinto religioso en el siglo IX. Si bien, las partes más antiguas que se pueden visitar hoy en día son posteriores. Se levantaron en el siglo XI por impulso del rey Fernando I de Castilla y del propio monje Domingo, que llegó aquí en 1041 y que no abandonó el lugar hasta su muerte en 1073, siendo santificado tan solo tres años después.

Monasterio de Silos
Claustro – Jose Angel Astor Rocha

De aquella época románica son las partes más antiguas de Santo Domingo de Silos, pero hay otras más modernas. Y es que en el siglo XVI se fundaría un nuevo monasterio, por lo que se duplicaron los claustros. E incluso la iglesia es posterior.

El claustro románico de Silos

De todo ese conjunto monumental, sin duda alguna lo más reconocible es el claustro medieval. Un claustro que tiene dos alturas que se construyeron paulatinamente entre los siglos XI y XII. Y como es habitual en otros claustros monacales del Románico, aparece una especie de Biblia labrada en los capiteles y en distintos relieves.

Monasterio de Silos
Detalle del claustro – José Antonio Gil Martínez / Flcikr.com

No hay que olvidar que el claustro era el espacio por el que paseaban los monjes y se desplazaban hacia las diferentes dependencias, como la iglesia, sus celdas, la sala capitular o el scriptorium, por ello allí tenían esos relatos pétreos para que los contemplaran y les inspirarán.

El Museo de Silos

Sin duda el claustro medieval es lo más impactante durante la visita turística que se hace al monasterio, pero también es muy interesante entrar el museo que hay en el interior del cenobio. Allí se exponen vestigios antiquísimos de los orígenes del convento, así como piezas artísticas de primer nivel como una custodia procesional del siglo XVI o el cáliz de Santo Domingo de Silos del siglo XI, entre otras valiosas joyas, literalmente, como una cruz gemada o el báculo abacial esmaltado.

La farmacia de Silos

Botica del monasterio de Silos
Botica del monasterio – Víctor Gómez / Flickr.com

Y uno de los lugares más sorprendentes de la visita nos lo proporciona la botica de Silos. Un gran gabinete en el que los monjes recogieron infinidad de productos naturales y fórmulas magistrales para tener disponibles todos los remedios curativos posibles.

Una botica en la que también hay un rudimentario laboratorio y una biblioteca y que, además, contó con su propio jardín botánico.

El canto gregoriano

Iglesia del monasterio de Silos
Iglesia del monasterio – luscofusco /Flickr.com

Además del turismo, una de las fuentes de ingresos del monasterio es la música. Y es que los monjes de Santo Domingo de Silos son famosos por sus cantos gregorianos cargados de espiritualidad.

Obviamente se pueden comprar sus grabaciones, pero también es posible asistir a sus celebraciones religiosas para escucharlos en el lugar más apropiado, la iglesia de su monasterio.

“El recogimiento y la meditación son las primeras potencias del hombre.” 

-Conde deMirabeau-

La hospedería

El monasterio de Santo Domingo de Silos cuenta con sus visitas guiadas para los turistas amantes de la historia y el arte, así como los creyentes también pueden asistir a sus eucaristías.

Pero no acaban aquí las posibilidades. También está abierta su hospedería para pasar unos días de recogimiento (entre 3 y 8), adaptándose a los tranquilos y espirituales modos de vida de los actuales monjes de la abadía.